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La Biblia hoy - Reina Valera 1960

Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año

Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:

  • Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.

  • Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.

  • Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?

  • Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.

Fecha seleccionada
04/06/2024

Job 7-9

Capítulo 7

Job argumenta contra Dios

 1¿No es acaso brega la vida del hombre sobre la tierra, Y sus días como los días del jornalero? 2Como el siervo suspira por la sombra, Y como el jornalero espera el reposo de su trabajo, 3Así he recibido meses de calamidad, Y noches de trabajo me dieron por cuenta. 4Cuando estoy acostado, digo: ¿Cuándo me levantaré? Mas la noche es larga, y estoy lleno de inquietudes hasta el alba. 5Mi carne está vestida de gusanos, y de costras de polvo; Mi piel hendida y abominable. 6Y mis días fueron más veloces que la lanzadera del tejedor, Y fenecieron sin esperanza. 7Acuérdate que mi vida es un soplo, Y que mis ojos no volverán a ver el bien. 8Los ojos de los que me ven, no me verán más; Fijarás en mí tus ojos, y dejaré de ser. 9Como la nube se desvanece y se va, Así el que desciende al Seol no subirá; 10No volverá más a su casa, Ni su lugar le conocerá más. 11Por tanto, no refrenaré mi boca; Hablaré en la angustia de mi espíritu, Y me quejaré con la amargura de mi alma. 12¿Soy yo el mar, o un monstruo marino, Para que me pongas guarda? 13Cuando digo: Me consolará mi lecho, Mi cama atenuará mis quejas; 14Entonces me asustas con sueños, Y me aterras con visiones. 15Y así mi alma tuvo por mejor la estrangulación, Y quiso la muerte más que mis huesos. 16Abomino de mi vida; no he de vivir para siempre; Déjame, pues, porque mis días son vanidad. 17¿Qué es el hombre, para que lo engrandezcas, Y para que pongas sobre él tu corazón, 18Y lo visites todas las mañanas, Y todos los momentos lo pruebes? 19¿Hasta cuándo no apartarás de mí tu mirada, Y no me soltarás siquiera hasta que trague mi saliva? 20Si he pecado, ¿qué puedo hacerte a ti, oh Guarda de los hombres? ¿Por qué me pones por blanco tuyo, Hasta convertirme en una carga para mí mismo? 21¿Y por qué no quitas mi rebelión, y perdonas mi iniquidad? Porque ahora dormiré en el polvo, Y si me buscares de mañana, ya no existiré.

Capítulo 8

Bildad proclama la justicia de Dios

 1Respondió Bildad suhita, y dijo: 2¿Hasta cuándo hablarás tales cosas, Y las palabras de tu boca serán como viento impetuoso? 3¿Acaso torcerá Dios el derecho, O pervertirá el Todopoderoso la justicia? 4Si tus hijos pecaron contra él, El los echó en el lugar de su pecado. 5Si tú de mañana buscares a Dios, Y rogares al Todopoderoso; 6Si fueres limpio y recto, Ciertamente luego se despertará por ti, Y hará próspera la morada de tu justicia. 7Y aunque tu principio haya sido pequeño, Tu postrer estado será muy grande. 8Porque pregunta ahora a las generaciones pasadas, Y disponte para inquirir a los padres de ellas; 9Pues nosotros somos de ayer, y nada sabemos, Siendo nuestros días sobre la tierra como sombra. 10¿No te enseñarán ellos, te hablarán, Y de su corazón sacarán palabras? 11¿Crece el junco sin lodo? ¿Crece el prado sin agua? 12Aun en su verdor, y sin haber sido cortado, Con todo, se seca primero que toda hierba. 13Tales son los caminos de todos los que olvidan a Dios; Y la esperanza del impío perecerá; 14Porque su esperanza será cortada, Y su confianza es tela de araña. 15Se apoyará él en su casa, mas no permanecerá ella en pie; Se asirá de ella, mas no resistirá. 16A manera de un árbol está verde delante del sol, Y sus renuevos salen sobre su huerto; 17Se van entretejiendo sus raíces junto a una fuente, Y enlazándose hasta un lugar pedregoso. 18Si le arrancaren de su lugar, Este le negará entonces, diciendo: Nunca te vi. 19Ciertamente este será el gozo de su camino; Y del polvo mismo nacerán otros. 20He aquí, Dios no aborrece al perfecto, Ni apoya la mano de los malignos. 21Aún llenará tu boca de risa, Y tus labios de júbilo. 22Los que te aborrecen serán vestidos de confusión; Y la habitación de los impíos perecerá.

Capítulo 9

Incapacidad de Job para responder a Dios

 1Respondió Job, y dijo: 2Ciertamente yo sé que es así; ¿Y cómo se justificará el hombre con Dios? 3Si quisiere contender con él, No le podrá responder a una cosa entre mil. 4El es sabio de corazón, y poderoso en fuerzas; ¿Quién se endureció contra él, y le fue bien? 5El arranca los montes con su furor, Y no saben quién los trastornó; 6El remueve la tierra de su lugar, Y hace temblar sus columnas; 7El manda al sol, y no sale; Y sella las estrellas; 8El solo extendió los cielos, Y anda sobre las olas del mar; 9El hizo la Osa, el Orión y las Pléyades, Y los lugares secretos del sur; 10El hace cosas grandes e incomprensibles, Y maravillosas, sin número. 11He aquí que él pasará delante de mí, y yo no lo veré; Pasará, y no lo entenderé. 12He aquí, arrebatará; ¿quién le hará restituir? ¿Quién le dirá: ¿Qué haces? 13Dios no volverá atrás su ira, Y debajo de él se abaten los que ayudan a los soberbios. 14¿Cuánto menos le responderé yo, Y hablaré con él palabras escogidas? 15Aunque fuese yo justo, no respondería; Antes habría de rogar a mi juez. 16Si yo le invocara, y él me respondiese, Aún no creeré que haya escuchado mi voz. 17Porque me ha quebrantado con tempestad, Y ha aumentado mis heridas sin causa. 18No me ha concedido que tome aliento, Sino que me ha llenado de amarguras. 19Si habláremos de su potencia, por cierto es fuerte; Si de juicio, ¿quién me emplazará? 20Si yo me justificare, me condenaría mi boca; Si me dijere perfecto, esto me haría inicuo. 21Si fuese íntegro, no haría caso de mí mismo; Despreciaría mi vida. 22Una cosa resta que yo diga: Al perfecto y al impío él los consume. 23Si azote mata de repente, Se ríe del sufrimiento de los inocentes. 24La tierra es entregada en manos de los impíos, Y él cubre el rostro de sus jueces. Si no es él, ¿quién es? ¿Dónde está? 25Mis días han sido más ligeros que un correo; Huyeron, y no vieron el bien. 26Pasaron cual naves veloces; Como el águila que se arroja sobre la presa. 27Si yo dijere: Olvidaré mi queja, Dejaré mi triste semblante, y me esforzaré, 28Me turban todos mis dolores; Sé que no me tendrás por inocente. 29Yo soy impío; ¿Para qué trabajaré en vano? 30Aunque me lave con aguas de nieve, Y limpie mis manos con la limpieza misma, 31Aún me hundirás en el hoyo, Y mis propios vestidos me abominarán. 32Porque no es hombre como yo, para que yo le responda, Y vengamos juntamente a juicio. 33No hay entre nosotros árbitro Que ponga su mano sobre nosotros dos. 34Quite de sobre mí su vara, Y su terror no me espante. 35Entonces hablaré, y no le temeré; Porque en este estado no estoy en mí.

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