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La Biblia hoy - Reina Valera 1960

Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año

Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:

  • Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.

  • Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.

  • Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?

  • Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.

Fecha seleccionada
24/06/2024

Salmos 56-62

Capítulo 56

Oración de confianza

 1Ten misericordia de mí, oh Dios, porque me devoraría el hombre; Me oprime combatiéndome cada día. 2Todo el día mis enemigos me pisotean; Porque muchos son los que pelean contra mí con soberbia. 3En el día que temo, Yo en ti confío. 4En Dios alabaré su palabra; En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre? 5Todos los días ellos pervierten mi causa; Contra mí son todos sus pensamientos para mal. 6Se reúnen, se esconden, Miran atentamente mis pasos, Como quienes acechan a mi alma. 7Pésalos según su iniquidad, oh Dios, Y derriba en tu furor a los pueblos. 8Mis huidas tú has contado; Pon mis lágrimas en tu redoma; ¿No están ellas en tu libro? 9Serán luego vueltos atrás mis enemigos, el día en que yo clamare; Esto sé, que Dios está por mí. 10En Dios alabaré su palabra; En Jehová su palabra alabaré. 11En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre? 12Sobre mí, oh Dios, están tus votos; Te tributaré alabanzas. 13Porque has librado mi alma de la muerte, Y mis pies de caída, Para que ande delante de Dios En la luz de los que viven.

Capítulo 57

Plegaria pidiendo ser librado de los perseguidores

 1Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí; Porque en ti ha confiado mi alma, Y en la sombra de tus alas me ampararé Hasta que pasen los quebrantos. 2Clamaré al Dios Altísimo, Al Dios que me favorece. 3El enviará desde los cielos, y me salvará De la infamia del que me acosa; Selah Dios enviará su misericordia y su verdad. 4Mi vida está entre leones; Estoy echado entre hijos de hombres que vomitan llamas; Sus dientes son lanzas y saetas, Y su lengua espada aguda. 5Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios; Sobre toda la tierra sea tu gloria. 6Red han armado a mis pasos; Se ha abatido mi alma; Hoyo han cavado delante de mí; En medio de él han caído ellos mismos. Selah 7Pronto está mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto; Cantaré, y trovaré salmos. 8Despierta, alma mía; despierta, salterio y arpa; Me levantaré de mañana. 9Te alabaré entre los pueblos, oh Señor; Cantaré de ti entre las naciones. 10Porque grande es hasta los cielos tu misericordia, Y hasta las nubes tu verdad. 11Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios; Sobre toda la tierra sea tu gloria.

Capítulo 58

Plegaria pidiendo el castigo de los malos

 1Oh congregación, ¿pronunciáis en verdad justicia? ¿Juzgáis rectamente, hijos de los hombres? 2Antes en el corazón maquináis iniquidades; Hacéis pesar la violencia de vuestras manos en la tierra. 3Se apartaron los impíos desde la matriz; Se descarriaron hablando mentira desde que nacieron. 4Veneno tienen como veneno de serpiente; Son como el áspid sordo que cierra su oído, 5Que no oye la voz de los que encantan, Por más hábil que el encantador sea. 6Oh Dios, quiebra sus dientes en sus bocas; Quiebra, oh Jehová, las muelas de los leoncillos. 7Sean disipados como aguas que corren; Cuando disparen sus saetas, sean hechas pedazos. 8Pasen ellos como el caracol que se deslíe; Como el que nace muerto, no vean el sol. 9Antes que vuestras ollas sientan la llama de los espinos, Así vivos, así airados, los arrebatará él con tempestad. 10Se alegrará el justo cuando viere la venganza; Sus pies lavará en la sangre del impío. 11Entonces dirá el hombre: Ciertamente hay galardón para el justo; Ciertamente hay Dios que juzga en la tierra.

Capítulo 59

Oración pidiendo ser librado de los enemigos

 1Líbrame de mis enemigos, oh Dios mío; Ponme a salvo de los que se levantan contra mí. 2Líbrame de los que cometen iniquidad, Y sálvame de hombres sanguinarios. 3Porque he aquí están acechando mi vida; Se han juntado contra mí poderosos. No por falta mía, ni pecado mío, oh Jehová; 4Sin delito mío corren y se aperciben. Despierta para venir a mi encuentro, y mira. 5Y tú, Jehová Dios de los ejércitos, Dios de Israel, Despierta para castigar a todas las naciones; No tengas misericordia de todos los que se rebelan con iniquidad. Selah 6Volverán a la tarde, ladrarán como perros, Y rodearán la ciudad. 7He aquí proferirán con su boca; Espadas hay en sus labios, Porque dicen: ¿Quién oye? 8Mas tú, Jehová, te reirás de ellos; Te burlarás de todas las naciones. 9A causa del poder del enemigo esperaré en ti, Porque Dios es mi defensa. 10El Dios de mi misericordia irá delante de mí; Dios hará que vea en mis enemigos mi deseo. 11No los mates, para que mi pueblo no olvide; Dispérsalos con tu poder, y abátelos, Oh Jehová, escudo nuestro. 12Por el pecado de su boca, por la palabra de sus labios, Sean ellos presos en su soberbia, Y por la maldición y mentira que profieren. 13Acábalos con furor, acábalos, para que no sean; Y sépase que Dios gobierna en Jacob Hasta los fines de la tierra. Selah 14Vuelvan, pues, a la tarde, y ladren como perros, Y rodeen la ciudad. 15Anden ellos errantes para hallar qué comer; Y si no se sacian, pasen la noche quejándose. 16Pero yo cantaré de tu poder, Y alabaré de mañana tu misericordia; Porque has sido mi amparo Y refugio en el día de mi angustia. 17Fortaleza mía, a ti cantaré; Porque eres, oh Dios, mi refugio, el Dios de mi misericordia.

Capítulo 60

Plegaria pidiendo ayuda contra el enemigo

 1Oh Dios, tú nos has desechado, nos quebrantaste; Te has airado; ¡vuélvete a nosotros! 2Hiciste temblar la tierra, la has hendido; Sana sus roturas, porque titubea. 3Has hecho ver a tu pueblo cosas duras; Nos hiciste beber vino de aturdimiento. 4Has dado a los que te temen bandera Que alcen por causa de la verdad. Selah 5Para que se libren tus amados, Salva con tu diestra, y óyeme. 6Dios ha dicho en su santuario: Yo me alegraré; Repartiré a Siquem, y mediré el valle de Sucot. 7Mío es Galaad, y mío es Manasés; Y Efraín es la fortaleza de mi cabeza; Judá es mi legislador. 8Moab, vasija para lavarme; Sobre Edom echaré mi calzado; Me regocijaré sobre Filistea. 9¿Quién me llevará a la ciudad fortificada? ¿Quién me llevará hasta Edom? 10¿No serás tú, oh Dios, que nos habías desechado, Y no salías, oh Dios, con nuestros ejércitos? 11Danos socorro contra el enemigo, Porque vana es la ayuda de los hombres. 12En Dios haremos proezas, Y él hollará a nuestros enemigos.

Capítulo 61

Confianza en la protección de Dios

 1Oye, oh Dios, mi clamor; A mi oración atiende. 2Desde el cabo de la tierra clamaré a ti, cuando mi corazón desmayare. Llévame a la roca que es más alta que yo, 3Porque tú has sido mi refugio, Y torre fuerte delante del enemigo. 4Yo habitaré en tu tabernáculo para siempre; Estaré seguro bajo la cubierta de tus alas. Selah 5Porque tú, oh Dios, has oído mis votos; Me has dado la heredad de los que temen tu nombre. 6Días sobre días añadirás al rey; Sus años serán como generación y generación. 7Estará para siempre delante de Dios; Prepara misericordia y verdad para que lo conserven. 8Así cantaré tu nombre para siempre, Pagando mis votos cada día.

Capítulo 62

Dios, el único refugio

 1En Dios solamente está acallada mi alma; De él viene mi salvación. 2El solamente es mi roca y mi salvación; Es mi refugio, no resbalaré mucho. 3¿Hasta cuándo maquinaréis contra un hombre, Tratando todos vosotros de aplastarle Como pared desplomada y como cerca derribada? 4Solamente consultan para arrojarle de su grandeza. Aman la mentira; Con su boca bendicen, pero maldicen en su corazón. Selah 5Alma mía, en Dios solamente reposa, Porque de él es mi esperanza. 6El solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré. 7En Dios está mi salvación y mi gloria; En Dios está mi roca fuerte, y mi refugio. 8Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; Derramad delante de él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio. Selah 9Por cierto, vanidad son los hijos de los hombres, mentira los hijos de varón; Pesándolos a todos igualmente en la balanza, Serán menos que nada. 10No confiéis en la violencia, Ni en la rapiña; no os envanezcáis; Si se aumentan las riquezas, no pongáis el corazón en ellas. 11Una vez habló Dios; Dos veces he oído esto: Que de Dios es el poder, 12Y tuya, oh Señor, es la misericordia;

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