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La Biblia hoy - Reina Valera 1960

Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año

Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:

  • Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.

  • Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.

  • Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?

  • Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.

Fecha seleccionada
22/06/2024

Salmos 44-49

Capítulo 44

Liberaciones pasadas y pruebas presentes

 1Oh Dios, con nuestros oídos hemos oído, nuestros padres nos han contado, La obra que hiciste en sus días, en los tiempos antiguos. 2Tú con tu mano echaste las naciones, y los plantaste a ellos; Afligiste a los pueblos, y los arrojaste. 3Porque no se apoderaron de la tierra por su espada, Ni su brazo los libró; Sino tu diestra, y tu brazo, y la luz de tu rostro, Porque te complaciste en ellos. 4Tú, oh Dios, eres mi rey; Manda salvación a Jacob. 5Por medio de ti sacudiremos a nuestros enemigos; En tu nombre hollaremos a nuestros adversarios. 6Porque no confiaré en mi arco, Ni mi espada me salvará; 7Pues tú nos has guardado de nuestros enemigos, Y has avergonzado a los que nos aborrecían. 8En Dios nos gloriaremos todo el tiempo, Y para siempre alabaremos tu nombre. Selah 9Pero nos has desechado, y nos has hecho avergonzar; Y no sales con nuestros ejércitos. 10Nos hiciste retroceder delante del enemigo, Y nos saquean para sí los que nos aborrecen. 11Nos entregas como ovejas al matadero, Y nos has esparcido entre las naciones. 12Has vendido a tu pueblo de balde; No exigiste ningún precio. 13Nos pones por afrenta de nuestros vecinos, Por escarnio y por burla de los que nos rodean. 14Nos pusiste por proverbio entre las naciones; Todos al vernos menean la cabeza. 15Cada día mi vergüenza está delante de mí, Y la confusión de mi rostro me cubre, 16Por la voz del que me vitupera y deshonra, Por razón del enemigo y del vengativo. 17Todo esto nos ha venido, y no nos hemos olvidado de ti, Y no hemos faltado a tu pacto. 18No se ha vuelto atrás nuestro corazón, Ni se han apartado de tus caminos nuestros pasos, 19Para que nos quebrantases en el lugar de chacales, Y nos cubrieses con sombra de muerte. 20Si nos hubiésemos olvidado del nombre de nuestro Dios, O alzado nuestras manos a dios ajeno, 21¿No demandaría Dios esto? Porque él conoce los secretos del corazón. 22Pero por causa de ti nos matan cada día; Somos contados como ovejas para el matadero. 23Despierta; ¿por qué duermes, Señor? Despierta, no te alejes para siempre. 24¿Por qué escondes tu rostro, Y te olvidas de nuestra aflicción, y de la opresión nuestra? 25Porque nuestra alma está agobiada hasta el polvo, Y nuestro cuerpo está postrado hasta la tierra. 26Levántate para ayudarnos, Y redímenos por causa de tu misericordia.

Capítulo 45

Cantico de las bodas del rey

 1Rebosa mi corazón palabra buena; Dirijo al rey mi canto; Mi lengua es pluma de escribiente muy ligero. 2Eres el más hermoso de los hijos de los hombres; La gracia se derramó en tus labios; Por tanto, Dios te ha bendecido para siempre. 3Ciñe tu espada sobre el muslo, oh valiente, Con tu gloria y con tu majestad. 4En tu gloria sé prosperado; Cabalga sobre palabra de verdad, de humildad y de justicia, Y tu diestra te enseñará cosas terribles. 5Tus saetas agudas, Con que caerán pueblos debajo de ti, Penetrarán en el corazón de los enemigos del rey. 6Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; Cetro de justicia es el cetro de tu reino. 7Has amado la justicia y aborrecido la maldad; Por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros. 8Mirra, áloe y casia exhalan todos tus vestidos; Desde palacios de marfil te recrean. 9Hijas de reyes están entre tus ilustres; Está la reina a tu diestra con oro de Ofir. 10Oye, hija, y mira, e inclina tu oído; Olvida tu pueblo, y la casa de tu padre; 11Y deseará el rey tu hermosura; E inclínate a él, porque él es tu señor. 12Y las hijas de Tiro vendrán con presentes; Implorarán tu favor los ricos del pueblo. 13Toda gloriosa es la hija del rey en su morada; De brocado de oro es su vestido. 14Con vestidos bordados será llevada al rey; Vírgenes irán en pos de ella, Compañeras suyas serán traídas a ti. 15Serán traídas con alegría y gozo; Entrarán en el palacio del rey. 16En lugar de tus padres serán tus hijos, A quienes harás príncipes en toda la tierra. 17Haré perpetua la memoria de tu nombre en todas las generaciones, Por lo cual te alabarán los pueblos eternamente y para siempre.

Capítulo 46

Dios es nuestro amparo y fortaleza

 1Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. 2Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y se traspasen los montes al corazón del mar; 3Aunque bramen y se turben sus aguas, Y tiemblen los montes a causa de su braveza. Selah 4Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios, El santuario de las moradas del Altísimo. 5Dios está en medio de ella; no será conmovida. Dios la ayudará al clarear la mañana. 6Bramaron las naciones, titubearon los reinos; Dio él su voz, se derritió la tierra. 7Jehová de los ejércitos está con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah 8Venid, ved las obras de Jehová, Que ha puesto asolamientos en la tierra. 9Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra. Que quiebra el arco, corta la lanza, Y quema los carros en el fuego. 10Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra. 11Jehová de los ejércitos está con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah

Capítulo 47

Dios, el Rey de toda la tierra

 1Pueblos todos, batid las manos; Aclamad a Dios con voz de júbilo. 2Porque Jehová el Altísimo es temible; Rey grande sobre toda la tierra. 3El someterá a los pueblos debajo de nosotros, Y a las naciones debajo de nuestros pies. 4El nos elegirá nuestras heredades; La hermosura de Jacob, al cual amó. Selah 5Subió Dios con júbilo, Jehová con sonido de trompeta. 6Cantad a Dios, cantad; Cantad a nuestro Rey, cantad; 7Porque Dios es el Rey de toda la tierra; Cantad con inteligencia. 8Reinó Dios sobre las naciones; Se sentó Dios sobre su santo trono. 9Los príncipes de los pueblos se reunieron Como pueblo del Dios de Abraham; 10Porque de Dios son los escudos de la tierra; El es muy exaltado.

Capítulo 48

Hermosura y gloria en Sion

 1Grande es Jehová, y digno de ser en gran manera alabado En la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo. 2Hermosa provincia, el gozo de toda la tierra, Es el monte de Sion, a los lados del norte, La ciudad del gran Rey. 3En sus palacios Dios es conocido por refugio. 4Porque he aquí los reyes de la tierra se reunieron; Pasaron todos. 5Y viéndola ellos así, se maravillaron, Se turbaron, se apresuraron a huir. 6Les tomó allí temblor; Dolor como de mujer que da a luz. 7Con viento solano Quiebras tú las naves de Tarsis. 8Como lo oímos, así lo hemos visto En la ciudad de Jehová de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios; La afirmará Dios para siempre. Selah 9Nos acordamos de tu misericordia, oh Dios, En medio de tu templo. 10Conforme a tu nombre, oh Dios, Así es tu loor hasta los fines de la tierra; De justicia está llena tu diestra. 11Se alegrará el monte de Sion; Se gozarán las hijas de Judá Por tus juicios. 12Andad alrededor de Sion, y rodeadla; Contad sus torres. 13Considerad atentamente su antemuro, Mirad sus palacios; Para que lo contéis a la generación venidera. 14Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; El nos guiará aun más allá de la muerte.

Capítulo 49

La insensatez de confiar en las riquezas

 1Oíd esto, pueblos todos; Escuchad, habitantes todos del mundo, 2Así los plebeyos como los nobles, El rico y el pobre juntamente. 3Mi boca hablará sabiduría, Y el pensamiento de mi corazón inteligencia. 4Inclinaré al proverbio mi oído; Declararé con el arpa mi enigma. 5¿Por qué he de temer en los días de adversidad, Cuando la iniquidad de mis opresores me rodeare? 6Los que confían en sus bienes, Y de la muchedumbre de sus riquezas se jactan, 7Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, Ni dar a Dios su rescate 8(Porque la redención de su vida es de gran precio, Y no se logrará jamás), 9Para que viva en adelante para siempre, Y nunca vea corrupción. 10Pues verá que aun los sabios mueren; Que perecen del mismo modo que el insensato y el necio, Y dejan a otros sus riquezas. 11Su íntimo pensamiento es que sus casas serán eternas, Y sus habitaciones para generación y generación; Dan sus nombres a sus tierras. 12Mas el hombre no permanecerá en honra; Es semejante a las bestias que perecen. 13Este su camino es locura; Con todo, sus descendientes se complacen en el dicho de ellos. Selah 14Como a rebaños que son conducidos al Seol, La muerte los pastoreará, Y los rectos se enseñorearán de ellos por la mañana; Se consumirá su buen parecer, y el Seol será su morada. 15Pero Dios redimirá mi vida del poder del Seol, Porque él me tomará consigo. Selah 16No temas cuando se enriquece alguno, Cuando aumenta la gloria de su casa; 17Porque cuando muera no llevará nada, Ni descenderá tras él su gloria. 18Aunque mientras viva, llame dichosa a su alma, Y sea loado cuando prospere, 19Entrará en la generación de sus padres, Y nunca más verá la luz. 20El hombre que está en honra y no entiende, Semejante es a las bestias que perecen.

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