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La Biblia hoy - Reina Valera 1960

Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año

Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:

  • Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.

  • Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.

  • Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?

  • Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.

Fecha seleccionada
12/06/2024

Job 35-37

Capítulo 35

 1Prosiguió Eliú en su razonamiento, y dijo: 2¿Piensas que es cosa recta lo que has dicho: Más justo soy yo que Dios? 3Porque dijiste: ¿Qué ventaja sacaré de ello? ¿O qué provecho tendré de no haber pecado? 4Yo te responderé razones, Y a tus compañeros contigo. 5Mira a los cielos, y ve, Y considera que las nubes son más altas que tú. 6Si pecares, ¿qué habrás logrado contra él? Y si tus rebeliones se multiplicaren, ¿qué le harás tú? 7Si fueres justo, ¿qué le darás a él? ¿O qué recibirá de tu mano? 8Al hombre como tú dañará tu impiedad, Y al hijo de hombre aprovechará tu justicia. 9A causa de la multitud de las violencias claman, Y se lamentan por el poderío de los grandes. 10Y ninguno dice: ¿Dónde está Dios mi Hacedor, Que da cánticos en la noche, 11Que nos enseña más que a las bestias de la tierra, Y nos hace sabios más que a las aves del cielo? 12Allí clamarán, y él no oirá, Por la soberbia de los malos. 13Ciertamente Dios no oirá la vanidad, Ni la mirará el Omnipotente. 14¿Cuánto menos cuando dices que no haces caso de él? La causa está delante de él; por tanto, aguárdale. 15Mas ahora, porque en su ira no castiga, Ni inquiere con rigor, 16Por eso Job abre su boca vanamente, Y multiplica palabras sin sabiduría.

Capítulo 36

Eliú exalta la grandeza de Dios

 1Añadió Eliú y dijo: 2Espérame un poco, y te enseñaré; Porque todavía tengo razones en defensa de Dios. 3Tomaré mi saber desde lejos, Y atribuiré justicia a mi Hacedor. 4Porque de cierto no son mentira mis palabras; Contigo está el que es íntegro en sus conceptos. 5He aquí que Dios es grande, pero no desestima a nadie; Es poderoso en fuerza de sabiduría. 6No otorgará vida al impío, Pero a los afligidos dará su derecho. 7No apartará de los justos sus ojos; Antes bien con los reyes los pondrá en trono para siempre, Y serán exaltados. 8Y si estuvieren prendidos en grillos, Y aprisionados en las cuerdas de aflicción, 9El les dará a conocer la obra de ellos, Y que prevalecieron sus rebeliones. 10Despierta además el oído de ellos para la corrección, Y les dice que se conviertan de la iniquidad. 11Si oyeren, y le sirvieren, Acabarán sus días en bienestar, Y sus años en dicha. 12Pero si no oyeren, serán pasados a espada, Y perecerán sin sabiduría. 13Mas los hipócritas de corazón atesoran para sí la ira, Y no clamarán cuando él los atare. 14Fallecerá el alma de ellos en su juventud, Y su vida entre los sodomitas. 15Al pobre librará de su pobreza, Y en la aflicción despertará su oído. 16Asimismo te apartará de la boca de la angustia A lugar espacioso, libre de todo apuro, Y te preparará mesa llena de grosura. 17Mas tú has llenado el juicio del impío, En vez de sustentar el juicio y la justicia. 18Por lo cual teme, no sea que en su ira te quite con golpe, El cual no puedas apartar de ti con gran rescate. 19¿Hará él estima de tus riquezas, del oro, O de todas las fuerzas del poder? 20No anheles la noche, En que los pueblos desaparecen de su lugar. 21Guárdate, no te vuelvas a la iniquidad; Pues ésta escogiste más bien que la aflicción. 22He aquí que Dios es excelso en su poder; ¿Qué enseñador semejante a él? 23¿Quién le ha prescrito su camino? ¿Y quién le dirá: Has hecho mal? 24Acuérdate de engrandecer su obra, La cual contemplan los hombres. 25Los hombres todos la ven; La mira el hombre de lejos. 26He aquí, Dios es grande, y nosotros no le conocemos, Ni se puede seguir la huella de sus años. 27El atrae las gotas de las aguas, Al transformarse el vapor en lluvia, 28La cual destilan las nubes, Goteando en abundancia sobre los hombres. 29¿Quién podrá comprender la extensión de las nubes, Y el sonido estrepitoso de su morada? 30He aquí que sobre él extiende su luz, Y cobija con ella las profundidades del mar. 31Bien que por esos medios castiga a los pueblos, A la multitud él da sustento. 32Con las nubes encubre la luz, Y le manda no brillar, interponiendo aquéllas. 33El trueno declara su indignación, Y la tempestad proclama su ira contra la iniquidad.

Capítulo 37

 1Por eso también se estremece mi corazón, Y salta de su lugar. 2Oíd atentamente el estrépito de su voz, Y el sonido que sale de su boca. 3Debajo de todos los cielos lo dirige, Y su luz hasta los fines de la tierra. 4Después de ella brama el sonido, Truena él con voz majestuosa; Y aunque sea oída su voz, no los detiene. 5Truena Dios maravillosamente con su voz; El hace grandes cosas, que nosotros no entendemos. 6Porque a la nieve dice: Desciende a la tierra; También a la llovizna, y a los aguaceros torrenciales. 7Así hace retirarse a todo hombre, Para que los hombres todos reconozcan su obra. 8Las bestias entran en su escondrijo, Y se están en sus moradas. 9Del sur viene el torbellino, Y el frío de los vientos del norte. 10Por el soplo de Dios se da el hielo, Y las anchas aguas se congelan. 11Regando también llega a disipar la densa nube, Y con su luz esparce la niebla. 12Asimismo por sus designios se revuelven las nubes en derredor, Para hacer sobre la faz del mundo, En la tierra, lo que él les mande. 13Unas veces por azote, otras por causa de su tierra, Otras por misericordia las hará venir. 14Escucha esto, Job; Detente, y considera las maravillas de Dios. 15¿Sabes tú cómo Dios las pone en concierto, Y hace resplandecer la luz de su nube? 16¿Has conocido tú las diferencias de las nubes, Las maravillas del Perfecto en sabiduría? 17¿Por qué están calientes tus vestidos Cuando él sosiega la tierra con el viento del sur? 18¿Extendiste tú con él los cielos, Firmes como un espejo fundido? 19Muéstranos qué le hemos de decir; Porque nosotros no podemos ordenar las ideas a causa de las tinieblas. 20¿Será preciso contarle cuando yo hablare? Por más que el hombre razone, quedará como abismado. 21Mas ahora ya no se puede mirar la luz esplendente en los cielos, Luego que pasa el viento y los limpia, 22Viniendo de la parte del norte la dorada claridad. En Dios hay una majestad terrible. 23El es Todopoderoso, al cual no alcanzamos, grande en poder; Y en juicio y en multitud de justicia no afligirá. 24Lo temerán por tanto los hombres; El no estima a ninguno que cree en su propio corazón ser sabio.

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