La Biblia hoy - Reina Valera 1995
Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año
Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:
Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.
Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.
Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?
Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.
Capítulo 24
1Cuando alguien toma una mujer y se casa con ella, si no le agrada por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio, se la entregará en la mano y la despedirá de su casa. 2Una vez que esté fuera de su casa, podrá ir y casarse con otro hombre. 3Pero si este último la rechaza y le escribe una carta de divorcio, se la entrega en la mano y la despide de su casa, o si muere el último hombre que la tomó por mujer, 4no podrá su primer marido, que la despidió, volverla a tomar para que sea su mujer, después que fue envilecida, pues sería algo abominable delante de Jehová, y tú no debes pervertir la tierra que Jehová, tu Dios, te da como heredad. 5Cuando alguien esté recién casado, no saldrá a la guerra, ni en ninguna cosa se le ocupará; libre quedará en su casa durante un año para alegrar a la mujer que tomó. 6No tomarás en prenda la muela del molino, ni la de abajo ni la de arriba, pues sería tomar en prenda la vida del hombre. 7Cuando sea hallado alguien que haya secuestrado a uno de sus hermanos entre los hijos de Israel, para esclavizarlo o venderlo, ese ladrón morirá. Así extirparás el mal de en medio de ti. 8En cuanto a la plaga de la lepra, ten cuidado de observar diligentemente y hacer todo según lo que os enseñen los sacerdotes levitas; según yo les he mandado, así cuidaréis de hacer. 9Acuérdate de lo que hizo Jehová, tu Dios, a María en el camino, después que salisteis de Egipto. 10Cuando entregues a tu prójimo alguna cosa prestada, no entrarás en su casa para tomarle la prenda. 11Te quedarás fuera, y el hombre a quien prestaste te sacará la prenda. 12Y si el hombre es pobre, no te acostarás reteniendo aún su prenda. 13Sin falta le devolverás la prenda cuando el sol se ponga, para que pueda dormir con su ropa y te bendiga; para ti será como una obra de justicia delante de Jehová, tu Dios. 14No explotarás al jornalero pobre y necesitado, ya sea de tus hermanos o de los extranjeros que habitan en tu tierra dentro de tus ciudades. 15En su día le darás su jornal, y no se pondrá el sol sin dárselo; pues es pobre, y con él sustenta su vida. Así no clamará contra ti a Jehová, y no serás responsable de pecado. 16Los padres no morirán por los hijos ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado. 17No torcerás el derecho del extranjero ni del huérfano, ni tomarás en prenda la ropa de la viuda, 18sino que te acordarás de que fuiste siervo en Egipto y que de allí te rescató Jehová, tu Dios. Por tanto, yo te mando que hagas esto. 19Cuando siegues tu mies en tu campo y olvides alguna gavilla en el campo, no volverás para recogerla; será para el extranjero, el huérfano y la viuda, a fin de que te bendiga Jehová, tu Dios, en toda la obra de tus manos. 20Cuando sacudas tus olivos, no recorrerás las ramas que hayas dejado detrás de ti; serán para el extranjero, el huérfano y la viuda. 21Cuando vendimies tu viña, no rebuscarás tras de ti; será para el extranjero, el huérfano y la viuda. 22Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto. Por tanto, yo te mando que hagas esto.Capítulo 25
1Cuando haya pleito entre algunos, y acudan al tribunal para que los jueces los juzguen, estos absolverán al justo y condenarán al culpable. 2Si el delincuente merece ser azotado, entonces el juez lo hará echarse en tierra y lo hará azotar en su presencia; según su delito será el número de azotes. 3Se le podrán dar cuarenta azotes, no más; no sea que, castigándolo con muchos más azotes que estos, se sienta tu hermano envilecido delante de tus ojos. 4No pondrás bozal al buey cuando trille. 5Si dos hermanos habitan juntos y uno de ellos muere sin tener hijos, la mujer del muerto no se casará fuera de la familia, con un hombre extraño; su cuñado se llegará a ella, y restableciendo con ella el parentesco, la tomará como su mujer. 6El primogénito que ella dé a luz llevará el nombre de su hermano muerto, para que el nombre de este no sea borrado de Israel. 7Pero si el hombre no quiere tomarla por mujer, irá entonces su cuñada a la puerta donde están los ancianos, y dirá: Mi cuñado no quiere perpetuar el nombre de su hermano en Israel, no quiere emparentar conmigo. 8Entonces los ancianos de aquella ciudad lo harán venir, y hablarán con él. Y si él se levanta y dice: No quiero tomarla, 9se acercará entonces su cuñada a él delante de los ancianos, le quitará el calzado del pie, le escupirá en el rostro y dirá estas palabras: Así se hace con el hombre que no quiere edificar la casa de su hermano. 10Y se le dará este nombre en Israel: La casa del descalzado. 11Si dos hombres riñen uno con otro, y acercándose la mujer del uno para librar a su marido de manos del que lo hiere, extiende su mano y lo agarra por las partes genitales, 12le cortarás entonces la mano; no la perdonarás. 13No tendrás en tu bolsa una pesa grande y otra pesa chica, 14ni tendrás en tu casa un efa grande y otro efa pequeño. 15Una pesa exacta y justa tendrás; un efa cabal y justo tendrás, para que tus días sean prolongados sobre la tierra que Jehová, tu Dios, te da. 16Porque abominable es para Jehová, tu Dios, cualquiera que hace esto, y cualquiera que hace injusticia.Orden de exterminar a Amalec
17Acuérdate de lo que hizo Amalec contigo en el camino, cuando salías de Egipto; 18de cómo te salió al encuentro en el camino y, sin ningún temor de Dios, te desbarató la retaguardia de todos los débiles que iban detrás de ti, cuando tú estabas cansado y sin fuerzas. 19Por tanto, cuando Jehová, tu Dios, te dé descanso de todos los enemigos que te rodean, en la tierra que Jehová, tu Dios, te da como heredad para que la poseas, borrarás la memoria de Amalec de debajo del cielo; no lo olvides.Capítulo 26
Primicias y diezmos
1Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová, tu Dios, te da por heredad, y tomes posesión de ella y la habites, 2entonces tomarás las primicias de todos los frutos que saques de la tierra que Jehová, tu Dios, te da, las pondrás en una canasta e irás al lugar que Jehová, tu Dios, escoja para hacer habitar allí su nombre. 3Te presentarás al sacerdote que haya en aquellos días, y le dirás: Declaro hoy ante Jehová, tu Dios, que he entrado en la tierra que juró Jehová a nuestros padres que nos daría. 4El sacerdote tomará la canasta de tu mano y la pondrá delante del altar de Jehová, tu Dios. 5Entonces dirás estas palabras delante de Jehová, tu Dios: Un arameo a punto de perecer fue mi padre, el cual descendió a Egipto y habitó allí con pocos hombres. Allí creció y llegó a ser una nación grande, fuerte y numerosa. 6Los egipcios nos maltrataron, nos afligieron y nos impusieron una dura servidumbre. 7Entonces clamamos a Jehová, el Dios de nuestros padres, y Jehová oyó nuestra voz y vio nuestra aflicción, nuestro trabajo y nuestra opresión. 8Jehová nos sacó de Egipto con mano fuerte, con brazo extendido, con grande espanto, con señales y milagros; 9nos trajo a este lugar y nos dio esta tierra, tierra que fluye leche y miel. 10Y ahora, Jehová, he traído las primicias del fruto de la tierra que me diste. Tú dejarás las primicias delante de Jehová, tu Dios, y adorarás delante de Jehová, tu Dios. 11Luego te alegrarás de todo el bien que Jehová, tu Dios, te haya dado a ti y a tu casa, tanto tú como el levita y el extranjero que está en medio de ti. 12El tercer año, el año del diezmo, cuando acabes de separar todo el diezmo de tus frutos, darás también al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda, para que coman en tus aldeas hasta saciarse. 13Y dirás delante de Jehová, tu Dios: He sacado lo consagrado de mi casa, y también lo he dado al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda, conforme a todo lo que me has mandado; no he transgredido tus mandamientos ni me he olvidado de ellos. 14No he comido de ello en mi luto, ni he gastado de ello estando yo impuro, ni de ello he ofrecido a los muertos. He obedecido a la voz de Jehová, mi Dios, y he hecho conforme a todo lo que me has mandado. 15Mira desde tu morada santa, desde el cielo, y bendice a tu pueblo Israel, y a la tierra que nos has dado, como juraste a nuestros padres, tierra que fluye leche y miel. 16Jehová, tu Dios, te manda hoy que cumplas estos estatutos y decretos; cuida, pues, de ponerlos por obra con todo tu corazón y con toda tu alma. 17Has declarado solemnemente hoy que Jehová es tu Dios, que andarás en sus caminos, que guardarás sus estatutos, sus mandamientos y sus decretos, y que escucharás su voz. 18Y Jehová ha declarado hoy que tú eres pueblo suyo, de su exclusiva posesión, como te lo ha prometido, para que guardes todos sus mandamientos; 19a fin de exaltarte sobre todas las naciones que hizo, para loor, fama y gloria, y para que seas un pueblo consagrado a Jehová, tu Dios, como él ha dicho.Copyright © 1995 by United Bible Societies (http://www.unitedbiblesocieties.org)