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La Biblia hoy - Reina Valera 1995

Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año

Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:

  • Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.

  • Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.

  • Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?

  • Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.

Fecha seleccionada
06/01/2025

Génesis 18-20

Capítulo 18

Promesa del nacimiento de Isaac

 1Jehová se le apareció a Abraham en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda, a la hora de más calor. 2Alzó los ojos y vio a tres varones que estaban junto a él. Al verlos salió corriendo de la puerta de su tienda a recibirlos, se postró en tierra 3y dijo: —Señor, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de largo junto a tu siervo. 4Haré traer ahora un poco de agua para que lavéis vuestros pies, y luego os recostaréis debajo de un árbol. 5Traeré también un bocado de pan para que repongáis vuestras fuerzas antes de seguir, pues por eso habéis pasado cerca de vuestro siervo. Ellos dijeron: —Haz como has dicho. 6Entonces Abraham fue de prisa a la tienda donde estaba Sara, y le dijo: —Toma enseguida tres medidas de flor de harina, amásala y haz panes cocidos debajo del rescoldo. 7Corrió luego Abraham a donde estaban las vacas, tomó un becerro tierno y bueno, lo dio al criado y este se dio prisa a prepararlo. 8Después tomó mantequilla y leche, y el becerro que había preparado, y lo puso delante de ellos. Él se quedó con ellos debajo del árbol, y comieron. 9Después le preguntaron: —¿Dónde está Sara, tu mujer? Él respondió: —Aquí, en la tienda. 10Entonces dijo: —De cierto volveré a ti el próximo año, y para entonces Sara, tu mujer, tendrá un hijo. Sara escuchaba a la puerta de la tienda, que estaba detrás de él. 11Abraham y Sara eran viejos, de edad avanzada, y a Sara ya le había cesado el período de las mujeres. 12Y se rió Sara para sus adentros, pensando: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo? 13Entonces Jehová dijo a Abraham: —¿Por qué se ha reído Sara diciendo: Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja? 14¿Acaso hay alguna cosa difícil para Dios? Al tiempo señalado volveré a ti, y para entonces Sara tendrá un hijo. 15Entonces Sara tuvo miedo y negó, diciendo: —No me reí. Y él dijo: —No es así, sino que te has reído.

Abraham intercede por Sodoma

 16Los varones se levantaron de allí y miraron hacia Sodoma, y Abraham iba con ellos, acompañándolos. 17Jehová dijo: ¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer, 18habiendo de ser Abraham una nación grande y fuerte y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra?, 19pues yo sé que mandará a sus hijos, y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él. 20Entonces Jehová le dijo: —Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra aumenta más y más y su pecado se ha agravado en extremo, 21descenderé ahora y veré si han consumado su obra según el clamor que ha llegado hasta mí; y si no, lo sabré. 22Se apartaron de allí los varones y fueron hacia Sodoma; pero Abraham permaneció delante de Jehová. 23Se acercó Abraham y le dijo: —¿Destruirás también al justo con el impío? 24Quizá haya cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿destruirás y no perdonarás a aquel lugar por amor a los cincuenta justos que estén dentro de él? 25Lejos de ti el hacerlo así, que hagas morir al justo con el impío y que el justo sea tratado como el impío. ¡Nunca tal hagas! El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo? 26Entonces respondió Jehová: —Si encuentro en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo este lugar por amor a ellos. 27Abraham replicó y dijo: —Te ruego, mi Señor, que me escuches, aunque soy polvo y ceniza. 28Quizá falten de cincuenta justos cinco: ¿destruirás por aquellos cinco toda la ciudad? Jehová respondió: —No la destruiré, si encuentro allí cuarenta y cinco. 29Volvió a hablarle Abraham: —Quizá se encuentren allí cuarenta. —No lo haré, por amor a los cuarenta —dijo Jehová. 30Abraham volvió a suplicar: —No se enoje ahora mi Señor si le digo: quizá se encuentren allí treinta. —No lo haré si encuentro allí treinta —respondió Jehová. 31Abraham insistió: —Soy muy atrevido al hablar así a mi Señor, pero quizá se encuentren allí veinte. —No la destruiré —respondió—, por amor a los veinte. 32Volvió Abraham a decir: —No se enoje ahora mi Señor; solo hablaré esta vez: quizá se encuentren allí diez. —No la destruiré —respondió Jehová—, por amor a los diez. 33Luego que acabó de hablar a Abraham, Jehová se fue y Abraham volvió a su lugar.

Capítulo 19

Destrucción de Sodoma y Gomorra

 1Llegaron, pues, los dos ángeles a Sodoma a la caída de la tarde; y Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma. Al verlos, Lot se levantó a recibirlos, se inclinó hacia el suelo 2y les dijo: —Ahora, mis señores, os ruego que vengáis a casa de vuestro siervo para alojaros y lavar vuestros pies. Por la mañana os levantaréis y seguiréis vuestro camino. Ellos respondieron: —No, esta noche nos quedaremos en la calle. 3Pero Lot porfió tanto con ellos que fueron con él y entraron en su casa. Allí les hizo banquete, coció panes sin levadura y comieron. 4Pero, antes que se acostaran, rodearon la casa los hombres de la ciudad, los varones de Sodoma, todo el pueblo, desde el más joven hasta el más viejo. 5Y llamaron a Lot, gritando: —¿Dónde están los hombres que vinieron a ti esta noche? Sácalos, para que los conozcamos. 6Entonces Lot salió a ellos a la puerta, cerró la puerta tras sí 7y dijo: —Os ruego, hermanos míos, que no hagáis tal maldad. 8Mirad, yo tengo dos hijas que no han conocido varón; os las traeré y podréis hacer con ellas lo que bien os parezca; solamente que a estos varones no les hagáis nada, ya que han venido al amparo de mi tejado. 9Ellos respondieron: —¡Quítate de ahí! Y añadieron: —Vino este extraño para habitar entre nosotros, ¿y habrá de erigirse en juez? Ahora te trataremos peor que a ellos. Enseguida comenzaron a forcejear con Lot, y se acercaron para romper la puerta. 10Pero los huéspedes alargaron la mano, metieron a Lot en la casa con ellos y cerraron la puerta. 11Y a los hombres que estaban a la puerta de la casa los hirieron con ceguera, desde el menor hasta el mayor, de manera que se fatigaban buscando la puerta. 12Después dijeron los huéspedes a Lot: —¿Tienes aquí alguno más? Saca de este lugar a tus yernos, hijos e hijas, y todo lo que tienes en la ciudad, 13porque vamos a destruir este lugar, por cuanto el clamor contra la gente de esta ciudad ha subido de punto delante de Jehová. Por tanto, Jehová nos ha enviado a destruirla. 14Entonces salió Lot y habló a sus yernos, los que habían de tomar sus hijas, y les dijo: —¡Levantaos, salid de este lugar, porque Jehová va a destruir esta ciudad! Pero sus yernos pensaron que bromeaba. 15Y al rayar el alba los ángeles daban prisa a Lot, diciendo: —Levántate, toma a tu mujer y a tus dos hijas que se hallan aquí, para que no perezcas en el castigo de la ciudad. 16Como él se demoraba, los varones los asieron de la mano, a él, a su mujer y a sus dos hijas, según la misericordia de Jehová para con él; lo sacaron y lo pusieron fuera de la ciudad. 17Cuando ya estaban fuera, le dijeron: —Escapa por tu vida; no mires atrás ni te detengas en ningún lugar de esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas. 18Pero Lot les dijo: —No, yo os ruego, señores míos. 19Vuestro siervo ha hallado gracia en vuestros ojos y habéis tenido mucha misericordia conmigo al salvarme la vida, pero no podré escapar al monte, no sea que me alcance el mal y muera. 20Cerca de aquí hay una pequeña ciudad, a la cual puedo huir. Dejadme ir allá (¿no es en verdad pequeña?) y salvaré mi vida. 21Uno de ellos le respondió: —También he escuchado tu súplica sobre esto, y no destruiré la ciudad de que has hablado. 22Date prisa y escápate allá, porque nada podré hacer hasta que hayas llegado. Por eso fue llamado Zoar el nombre de la ciudad. 23El sol salía sobre la tierra cuando Lot llegó a Zoar. 24Entonces Jehová hizo llover desde los cielos azufre y fuego sobre Sodoma y sobre Gomorra; 25y destruyó las ciudades y toda aquella llanura, con todos los habitantes de aquellas ciudades y el fruto de la tierra. 26Entonces la mujer de Lot miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de sal. 27Subió Abraham por la mañana al lugar donde había estado delante de Jehová. 28Miró hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la tierra de aquella llanura, y vio que el humo subía de la tierra como el humo de un horno. 29Así, cuando Dios destruyó las ciudades de la llanura, se acordó de Abraham, y sacó a Lot de en medio de la destrucción con que asoló las ciudades donde Lot estaba. 30Pero Lot subió de Zoar y habitó en el monte, junto a sus dos hijas, porque tuvo miedo de quedarse en Zoar. Él y sus dos hijas habitaron en una cueva. 31Entonces la mayor dijo a la menor: —Nuestro padre es viejo y no queda hombre en la tierra que se una a nosotras, conforme a la costumbre de toda la tierra. 32Ven, demos a beber vino a nuestro padre; durmamos con él, y conservaremos de nuestro padre descendencia. 33Dieron a beber vino a su padre aquella noche, y entró la mayor y durmió con su padre; pero él no sintió cuándo se acostó ella ni cuándo se levantó. 34Al día siguiente dijo la mayor a la menor: —Yo dormí la noche pasada con mi padre; démosle a beber vino también esta noche, y entra tú y duerme con él, para que conservemos de nuestro padre descendencia. 35Dieron, pues, a beber vino a su padre también aquella noche, y se levantó la menor y durmió con él; pero él no echó de ver cuándo se acostó ella ni cuándo se levantó. 36Las dos hijas de Lot concibieron de su padre. 37La mayor dio a luz un hijo, y le puso por nombre Moab, el cual es padre de los actuales moabitas. 38La menor también dio a luz un hijo, y llamó su nombre Ben-ammi, el cual es padre de los actuales amonitas.

Capítulo 20

Abraham y Abimelec

 1Del lugar donde estaba partió Abraham a la tierra del Neguev, acampó entre Cades y Shur, y habitó como forastero en Gerar. 2Allí Abraham decía de Sara, su mujer: Es mi hermana. Entonces Abimelec, rey de Gerar, envió por Sara y la tomó. 3Pero Dios vino a Abimelec en sueños, de noche, y le dijo: Vas a morir a causa de la mujer que has tomado, la cual es casada y tiene marido. 4Pero como Abimelec no se había llegado a ella, le respondió: Señor, ¿matarás también al inocente? 5¿No me dijo él: Mi hermana es, y ella también dijo: Es mi hermano? Con sencillez de mi corazón y con limpieza de mis manos he hecho esto. 6Le dijo Dios en sueños: Yo también sé que con integridad de tu corazón has hecho esto. Y también yo te detuve de pecar contra mí; por eso no permití que la tocaras. 7Ahora, pues, devuelve la mujer a su marido, porque es profeta y orará por ti para que vivas. Pero si no la devuelves, debes saber que de cierto morirás tú, y todos los tuyos. 8A la mañana siguiente se levantó Abimelec y llamó a todos sus siervos. Contó todas estas cosas a oídos de ellos, y los hombres sintieron mucho temor. 9Después llamó Abimelec a Abraham y le dijo: —¿Qué nos has hecho? ¿En qué pequé yo contra ti, que has atraído sobre mí y sobre mi reino tan gran pecado? Lo que no debiste hacer, has hecho conmigo. 10Dijo también Abimelec a Abraham: —¿Qué pensabas al hacer esto? 11Abraham respondió: —Dije para mí: Ciertamente no hay temor de Dios en este lugar, y me matarán por causa de mi mujer. 12Pero ella a la verdad es también mi hermana, hija de mi padre aunque no hija de mi madre, y la tomé por mujer. 13Cuando Dios me hizo salir errante de la casa de mi padre, yo le dije: Te pido este favor: En todos los lugares adonde lleguemos, dirás de mí: Es mi hermano. 14Entonces Abimelec tomó ovejas y vacas, siervos y siervas, se los dio a Abraham y le devolvió a Sara, su mujer. 15Y dijo Abimelec: —Mi tierra está delante de ti; habita donde bien te parezca. 16Y a Sara dijo: —He dado mil monedas de plata a tu hermano; mira que él es para ti como un velo ante los ojos de todos los que están contigo, y así quedarás justificada. 17Entonces Abraham oró a Dios, y Dios sanó a Abimelec, a su mujer y a sus siervas, las cuales tuvieron hijos, 18porque Jehová, a causa de Sara, mujer de Abraham, había cerrado completamente toda matriz de la casa de Abimelec.

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