La Biblia hoy - Reina Valera 1995
Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año
Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:
Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.
Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.
Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?
Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.
Capítulo 34
1Jehová habló a Moisés y le dijo: 2Manda a los hijos de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra de Canaán, esta será la tierra que os ha de caer en herencia, y estos serán sus límites: 3Tendréis el lado del sur desde el desierto de Zin hasta la frontera de Edom, y su límite estará en el extremo del Mar Salado, hacia el oriente. 4Este límite os irá rodeando desde el sur hasta la subida de Acrabim, y pasará hasta Zin; se extenderá del sur a Cades-barnea, continuará a Hasar-adar y pasará hasta Asmón. 5Rodeará este límite desde Asmón hasta el torrente de Egipto, y terminará en el mar. 6El límite occidental será el Mar Grande; este límite será el límite occidental. 7El límite del norte será este: desde el Mar Grande trazaréis una línea hasta el monte Hor. 8Del monte Hor trazaréis una línea hasta la entrada de Hamat, y seguirá aquel límite hasta Zedad. 9Seguirá luego hasta Zifrón y terminará en Hazar-enán. Este será el límite del norte. 10Como límite al oriente trazaréis una línea desde Hazar-enán hasta Sefam. 11Este límite bajará desde Sefam a Ribla, al oriente de Aín. Seguirá descendiendo el límite y llegará a la costa del mar de Cineret, al oriente. 12Después descenderá este límite al Jordán y terminará en el Mar Salado: Esta será vuestra tierra con los límites que la rodean. 13Moisés dijo a los hijos de Israel: Esta es la tierra que se os repartirá en heredades por sorteo, que mandó Jehová que diera a las nueve tribus y a la media tribu, 14pues la tribu de los hijos de Rubén y la tribu de los hijos de Gad, con sus familias, y la media tribu de Manasés, han tomado ya su heredad. 15Dos tribus y media tomaron su heredad a este lado del Jordán, al oriente de Jericó, hacia el nacimiento del sol. 16Habló Jehová a Moisés y le dijo: 17Estos son los nombres de los hombres que os repartirán la tierra: El sacerdote Eleazar y Josué hijo de Nun. 18Tomaréis también de cada tribu un príncipe para dar la posesión de la tierra. 19Estos son sus nombres: De la tribu de Judá, Caleb hijo de Jefone. 20De la tribu de los hijos de Simeón, Semuel hijo de Amiud. 21De la tribu de Benjamín, Elidad hijo de Quislón. 22De la tribu de los hijos de Dan, el príncipe Buqui hijo de Jogli. 23De los hijos de José: de la tribu de los hijos de Manasés, el príncipe Haniel hijo de Efod, 24y de la tribu de los hijos de Efraín, el príncipe Kemuel hijo de Siftán. 25De la tribu de los hijos de Zabulón, el príncipe Elizafán hijo de Parnac. 26De la tribu de los hijos de Isacar, el príncipe Paltiel hijo de Azán. 27De la tribu de los hijos de Aser, el príncipe Ahiud hijo de Selomi. 28Y de la tribu de los hijos de Neftalí, el príncipe Pedael hijo de Amiud. 29A estos mandó Jehová que hicieran la repartición de las heredades a los hijos de Israel en la tierra de Canaán.Capítulo 35
Herencia de los levitas
1Habló Jehová a Moisés en los campos de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó, y le dijo: 2Manda a los hijos de Israel que den a los levitas, de la heredad que les pertenece, ciudades en que habiten; también daréis a los levitas los ejidos que están alrededor de esas ciudades. 3Ellos tendrán ciudades donde habitar, y sus ejidos serán para sus animales, su ganado y todas sus bestias. 4Los ejidos de las ciudades que daréis a los levitas se extenderán mil codos a su alrededor, desde el muro de la ciudad hacia afuera. 5Luego mediréis, fuera de la ciudad, dos mil codos hacia el lado del oriente, dos mil codos hacia el lado del sur, dos mil codos hacia el lado del occidente y dos mil codos hacia el lado del norte, y la ciudad quedará en el medio. Estos serán los ejidos de las ciudades. 6De las ciudades que daréis a los levitas, seis de ellas serán de refugio, las cuales daréis para que el homicida se refugie allá. Además de estas, daréis cuarenta y dos ciudades. 7Todas las ciudades que daréis a los levitas serán cuarenta y ocho ciudades con sus ejidos. 8Y en cuanto a las ciudades que deis de la heredad de los hijos de Israel, del que tiene mucho tomaréis mucho y del que tiene poco tomaréis poco. Cada uno dará de sus ciudades a los levitas según la posesión que heredará.Ciudades de refugio
9Habló Jehová a Moisés y le dijo: 10Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hayáis pasado al otro lado del Jordán hacia la tierra de Canaán, 11señalaréis ciudades, ciudades que os sirvan de refugio, donde huya el homicida que hiera a alguien de muerte, sin intención. 12Esas ciudades serán para refugiarse del vengador, y así no morirá el homicida antes de haber comparecido a juicio delante de la congregación. 13De las ciudades, pues, que daréis, tendréis seis ciudades de refugio. 14Tres ciudades daréis a este lado del Jordán, y tres ciudades daréis en la tierra de Canaán, las cuales serán ciudades de refugio. 15Estas seis ciudades serán de refugio para los hijos de Israel, para el extranjero y el que habite entre ellos, para que huya allá cualquiera que hiera de muerte a otro sin intención. 16Si con instrumento de hierro lo hiere y muere, homicida es: el homicida morirá. 17Si lo hiere con una piedra que puede causar la muerte, y muere, homicida es: el homicida morirá. 18Si lo hiere con un palo que puede causar la muerte, y muere, homicida es: el homicida morirá. 19El vengador de la sangre dará muerte al homicida; cuando lo encuentre, lo matará. 20Si por odio lo empujó, o lanzó sobre él alguna cosa intencionalmente, y muere; 21o por enemistad lo hirió con sus manos, y murió, el que lo ha herido morirá: es un homicida. El vengador de la sangre matará al homicida cuando lo encuentre. 22Pero si lo empujó casualmente y sin enemistad, o lanzó sobre él cualquier instrumento sin mala intención, 23o bien, sin verlo, hizo caer sobre él alguna piedra capaz de matarlo, y muere, pero él no era su enemigo ni procuraba su mal, 24entonces la congregación juzgará entre el que causó la muerte y el vengador de la sangre conforme a estas leyes, 25y la congregación librará al homicida de manos del vengador de la sangre. La congregación lo hará volver a la ciudad de refugio en la que se había refugiado, y allí se quedará hasta que muera el Sumo sacerdote, el cual fue ungido con el aceite santo. 26Pero si el homicida sale fuera de los límites de la ciudad de refugio en la que se asiló, 27y el vengador de la sangre lo encuentra fuera del límite de la ciudad de su refugio, y el vengador de la sangre mata al homicida, no se le culpará por ello, 28pues en su ciudad de refugio debería aquel habitar hasta la muerte del Sumo sacerdote. Después que haya muerto el Sumo sacerdote, el homicida volverá a la tierra de su posesión.Ley sobre los testigos y sobre el rescate
29Estas cosas serán una norma de derecho para vosotros y vuestros descendientes en todos los lugares donde habitéis. 30Cualquiera que dé muerte a alguien, según la declaración de los testigos morirá el homicida; pero un solo testigo no bastará para condenar a una persona a muerte. 31No aceptaréis rescate por la vida del homicida, porque está condenado a muerte: indefectiblemente morirá. 32Tampoco aceptaréis rescate por el que huyó a la ciudad de refugio, para que vuelva a vivir en su tierra antes que muera el Sumo sacerdote. 33No contaminaréis la tierra donde viváis, porque esta sangre mancillará la tierra, y la tierra no puede ser purificada de la sangre derramada en ella si no es por la sangre del que la derramó. 34No contaminéis la tierra donde habitáis, en medio de la cual yo habito, pues yo, Jehová, habito en medio de los hijos de Israel.Capítulo 36
Ley del casamiento de las herederas
1Los príncipes de los padres de la familia de Galaad hijo de Maquir hijo de Manasés, de las familias de los hijos de José, se presentaron delante de Moisés y de los príncipes, los jefes de las casas paternas de los hijos de Israel, 2y dijeron:—Jehová mandó a mi señor que por sorteo diera la tierra a los hijos de Israel en posesión. También ha mandado Jehová a mi señor que dé la posesión de Zelofehad, nuestro hermano, a sus hijas. 3Pero si ellas se casan con algunos de los hijos de las otras tribus de los hijos de Israel, su parte de la herencia será quitada de la herencia de nuestros padres y será añadida a la herencia de la tribu a la cual se unan. Así disminuirá la porción de nuestra heredad. 4Cuando llegue el jubileo de los hijos de Israel, la heredad de ellas será añadida a la heredad de la tribu de sus maridos, y la heredad de ellas será restada de la heredad de la tribu de nuestros padres. 5Entonces Moisés, según el mandato de Jehová, ordenó a los hijos de Israel:
—La tribu de los hijos de José habla rectamente. 6Esto es lo que ha mandado Jehová acerca de las hijas de Zelofehad: Cásense como a ellas les plazca, pero en la familia de la tribu de su padre se casarán, 7para que la heredad de los hijos de Israel no sea traspasada de tribu en tribu, porque cada uno de los hijos de Israel estará ligado a la heredad de la tribu de sus padres. 8Y cualquier hija que tenga heredad en las tribus de los hijos de Israel, con alguien de la familia de la tribu de su padre se casará, para que los hijos de Israel posean cada uno la heredad de sus padres, 9y no ande la heredad rodando de una tribu a otra, sino que cada una de las tribus de los hijos de Israel estará ligada a su heredad. 10Como Jehová mandó a Moisés, así hicieron las hijas de Zelofehad. 11Maala, Tirsa, Hogla, Milca y Noa, hijas de Zelofehad, se casaron con hijos de sus tíos paternos. 12Se casaron en la familia de los hijos de Manasés hijo de José, y así quedó su heredad en la tribu de la familia de su padre. 13Estos son los mandamientos y los estatutos que dio Jehová, por medio de Moisés, a los hijos de Israel en los campos de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó.
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