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La Biblia hoy - Reina Valera 1995

Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año

Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:

  • Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.

  • Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.

  • Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?

  • Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.

Fecha seleccionada
22/01/2025

Exodo 10-12

Capítulo 10

La plaga de langostas

 1Jehová dijo a Moisés: —Entra a la presencia del faraón, porque yo he endurecido su corazón y el corazón de sus siervos, para mostrar entre ellos estas mis señales, 2para que cuentes a tus hijos y a tus nietos las cosas que yo hice en Egipto y las señales que hice entre ellos, y así sepáis que yo soy Jehová. 3Entonces fueron Moisés y Aarón ante el faraón, y le dijeron: —Jehová, el Dios de los hebreos, ha dicho así: ¿Hasta cuándo no querrás humillarte delante de mí? Deja ir a mi pueblo, para que me sirva. 4Y si aún rehúsas dejarlo ir, mañana yo traeré sobre tu territorio la langosta, 5la cual cubrirá la faz de la tierra, de modo que no pueda verse la tierra. Ella comerá lo que escapó, lo que os quedó del granizo; comerá asimismo todo árbol que crece en el campo. 6Llenará tus casas, las casas de todos tus siervos y las casas de todos los egipcios, cual nunca vieron tus padres ni tus abuelos, desde que ellos aparecieron sobre la tierra hasta hoy. Y dándose vuelta, salió de la presencia del faraón. 7Entonces los siervos del faraón le dijeron: —¿Hasta cuándo será este hombre una amenaza para nosotros? Deja ir a estos hombres, para que sirvan a Jehová, su Dios. ¿Acaso no sabes todavía que Egipto está ya destruido? 8Llamaron, pues, de nuevo a Moisés y Aarón ante el faraón, el cual les dijo: —Andad, servid a Jehová, vuestro Dios. ¿Quiénes son los que han de ir? 9Moisés respondió: —Hemos de ir con nuestros niños y con nuestros viejos, con nuestros hijos y con nuestras hijas; con nuestras ovejas y con nuestras vacas hemos de ir, porque es nuestra fiesta solemne para Jehová. 10Él les dijo: —¡Así sea Jehová con vosotros! ¿Cómo os voy a dejar ir a vosotros y a vuestros niños? ¡Mirad cómo el mal está delante de vuestro rostro! 11No será así; id ahora vosotros los hombres y servid a Jehová, pues esto es lo que vosotros pedisteis. Y los echaron de la presencia del faraón. 12Entonces Jehová dijo a Moisés: —Extiende tu mano sobre la tierra de Egipto, para traer la langosta, a fin de que suba sobre el país de Egipto y consuma todo lo que el granizo dejó. 13Extendió Moisés su vara sobre la tierra de Egipto, y Jehová trajo un viento oriental sobre el país todo aquel día y toda aquella noche; y al venir la mañana, el viento oriental trajo la langosta. 14La langosta subió sobre toda la tierra de Egipto y se asentó en todo el país de Egipto en tan gran cantidad como no la hubo antes ni la habrá después; 15cubrió la faz de todo el país y oscureció la tierra; consumió toda la hierba de la tierra y todo el fruto de los árboles que había dejado el granizo; no quedó cosa verde en los árboles ni en la hierba del campo en toda la tierra de Egipto. 16Entonces el faraón se apresuró a llamar a Moisés y a Aarón, y dijo: —He pecado contra Jehová, vuestro Dios, y contra vosotros. 17Pero os ruego ahora que perdonéis mi pecado solamente esta vez, y que oréis a Jehová, vuestro Dios, para que aparte de mí al menos esta plaga mortal. 18Salió Moisés de delante del faraón, y oró a Jehová. 19Entonces Jehová trajo un fortísimo viento occidental que se llevó la langosta y la arrojó en el Mar Rojo; ni una langosta quedó en todo el país de Egipto. 20Pero Jehová endureció el corazón del faraón, y este no dejó ir a los hijos de Israel.

La plaga de tinieblas

 21Jehová dijo a Moisés: —Extiende tu mano hacia el cielo, para que haya tinieblas sobre la tierra de Egipto, tanto que cualquiera las palpe. 22Extendió Moisés su mano hacia el cielo, y por tres días hubo densas tinieblas sobre toda la tierra de Egipto. 23Ninguno vio a su prójimo, ni nadie se levantó de su lugar en tres días; pero todos los hijos de Israel tenían luz en sus habitaciones. 24Entonces el faraón hizo llamar a Moisés, y dijo: —Id, servid a Jehová; que solamente queden vuestras ovejas y vuestras vacas. Vayan también vuestros niños con vosotros. 25Moisés respondió: —Tú nos darás los animales para los sacrificios y holocaustos que ofreceremos a Jehová, nuestro Dios. 26Y nuestro ganado irá también con nosotros. No quedará ni una pezuña, porque de él hemos de tomar para servir a Jehová, nuestro Dios, y no sabemos con qué hemos de servir a Jehová hasta que lleguemos allá. 27Pero Jehová endureció el corazón del faraón, y este no quiso dejarlos ir. 28Y le dijo el faraón: —Retírate de mi presencia. Cuídate de no ver más mi rostro, pues el día en que veas mi rostro, morirás. 29Y Moisés respondió: —¡Bien has dicho! No veré más tu rostro.

Capítulo 11

Anunciada la muerte de los primogénitos

 1Jehová dijo a Moisés: —Una plaga más traeré sobre el faraón y sobre Egipto, después de la cual él os dejará ir de aquí. De seguro que os echará de aquí definitivamente. 2Habla ahora al pueblo, que cada uno pida a su vecino y cada una a su vecina, alhajas de plata y de oro. 3Jehová hizo que el pueblo se ganara el favor de los egipcios. También Moisés era considerado un gran hombre en la tierra de Egipto, a los ojos de los siervos del faraón y a los ojos del pueblo. 4Dijo, pues, Moisés: —Jehová ha dicho así: Hacia la medianoche yo atravesaré el país de Egipto, 5y morirá todo primogénito en tierra de Egipto, desde el primogénito del faraón que se sienta en su trono, hasta el primogénito de la sierva que está tras el molino, y todo primogénito de las bestias. 6Y habrá gran clamor por toda la tierra de Egipto, cual nunca hubo ni jamás habrá. 7Pero contra todos los hijos de Israel, desde el hombre hasta la bestia, ni un perro moverá su lengua, para que sepáis que Jehová hace diferencia entre los egipcios y los israelitas. 8Entonces vendrán a mí todos estos tus siervos, e inclinados delante de mí dirán: Vete, tú y todo el pueblo que está bajo tus órdenes. Y después de esto yo saldré. Y salió muy enojado de la presencia del faraón. 9Luego Jehová dijo a Moisés: —El faraón no os oirá, para que mis maravillas se multipliquen en la tierra de Egipto. 10Moisés y Aarón hicieron todos estos prodigios delante del faraón, pues Jehová había endurecido el corazón del faraón, y este no dejó salir a los hijos de Israel fuera de su país.

Capítulo 12

La Pascua

 1Habló Jehová a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto, y les dijo: 2Este mes será para vosotros el principal entre los meses; os será el primero de los meses del año. 3Hablad a toda la congregación de Israel, y decid: El día diez de este mes tomará cada uno un cordero según las familias de los padres, un cordero por familia. 4Pero si la familia es demasiado pequeña, que no baste para comer el cordero, entonces él y el vecino más cercano a su casa tomarán uno según el número de las personas; conforme al comer de cada hombre os repartiréis el cordero. 5El animal será sin defecto, macho de un año; lo tomaréis de las ovejas o de las cabras. 6Lo guardaréis hasta el día catorce de este mes, y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre las dos tardes. 7Tomarán de la sangre y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer. 8Esa noche comerán la carne asada al fuego y panes sin levadura; con hierbas amargas lo comerán. 9Ninguna cosa comeréis de él cruda ni cocida en agua, sino asada al fuego; comeréis también su cabeza, sus patas y sus entrañas. 10Ninguna cosa dejaréis de él hasta la mañana; y lo que quede hasta la mañana, lo quemaréis en el fuego. 11Lo habéis de comer así: ceñidos con un cinto, con vuestros pies calzados y con el bastón en la mano; y lo comeréis apresuradamente. Es la Pascua de Jehová. 12Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias, y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo, Jehová. 13La sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; veré la sangre y pasaré de largo ante vosotros, y no habrá entre vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto. 14Este día os será memorable, y lo celebraréis como fiesta solemne para Jehová durante vuestras generaciones; por estatuto perpetuo lo celebraréis. 15Siete días comeréis panes sin levadura. El primer día haréis desaparecer toda levadura de vuestras casas, porque cualquiera que coma algo leudado desde el primer día hasta el séptimo, será eliminado de Israel. 16El primer día habrá santa convocación, y asimismo en el séptimo día tendréis una santa convocación. Ninguna obra se hará en ellos, excepto solamente que preparéis lo que cada cual haya de comer. 17Guardaréis la fiesta de los Panes sin levadura, porque en ese mismo día saqué vuestras huestes de la tierra de Egipto; por tanto, guardaréis este mandamiento a lo largo de vuestras generaciones como una costumbre perpetua. 18En el mes primero comeréis los panes sin levadura, desde el día catorce del mes por la tarde hasta el veintiuno del mes por la tarde. 19Durante siete días no se hallará levadura en vuestras casas, porque cualquiera que coma algo leudado, tanto extranjero como natural del país, será eliminado de la congregación de Israel. 20Ninguna cosa leudada comeréis; en todas vuestras habitaciones comeréis panes sin levadura. 21Moisés convocó a todos los ancianos de Israel y les dijo: Salid y buscad corderos para vuestras familias, y sacrificad la pascua. 22Tomad un manojo de hisopo, mojadlo en la sangre que estará en un lebrillo, y untad el dintel y los dos postes con la sangre que estará en el lebrillo. Que ninguno de vosotros salga de las puertas de su casa hasta la mañana, 23pues Jehová pasará hiriendo a los egipcios, y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará Jehová de largo por aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas para herir. 24Guardaréis esto por estatuto para vosotros y para vuestros hijos para siempre. 25Cuando entréis en la tierra que Jehová os dará, como prometió, también guardaréis este rito. 26Y cuando os pregunten vuestros hijos: ¿Qué significa este rito?, 27vosotros responderéis: Es la víctima de la Pascua de Jehová, el cual pasó por encima de las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios y libró nuestras casas. Entonces el pueblo se inclinó y adoró. 28Luego los hijos de Israel fueron e hicieron puntualmente tal como Jehová había mandado a Moisés y a Aarón.

Muerte de los primogénitos

 29Aconteció que a la medianoche Jehová hirió a todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito del faraón que se sentaba sobre su trono hasta el primogénito del cautivo que estaba en la cárcel, y todo primogénito de los animales. 30Se levantó aquella noche el faraón, todos sus siervos y todos los egipcios, y hubo un gran clamor en Egipto, porque no había casa donde no hubiera un muerto. 31E hizo llamar a Moisés y a Aarón de noche, y les dijo: —Salid de en medio de mi pueblo vosotros y los hijos de Israel, e id a servir a Jehová, como habéis dicho. 32Tomad también vuestras ovejas y vuestras vacas, como habéis dicho, e idos; y bendecidme también a mí. 33Los egipcios apremiaban al pueblo, dándose prisa a echarlos de la tierra, porque decían: Todos moriremos. 34Y llevó el pueblo su masa antes que fermentara, la envolvieron en sábanas y la cargaron sobre sus hombros. 35E hicieron los hijos de Israel conforme a la orden de Moisés, y pidieron a los egipcios alhajas de plata y de oro, y vestidos. 36Jehová hizo que el pueblo se ganara el favor de los egipcios, y estos les dieron cuanto pedían. Así despojaron a los egipcios.

Los israelitas salen de Egipto

 37Partieron los hijos de Israel de Ramesés hacia Sucot. Eran unos seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños. 38También subió con ellos una gran multitud de toda clase de gentes, ovejas y muchísimo ganado. 39Cocieron tortas sin levadura de la masa que habían sacado de Egipto, pues no había leudado, porque al echarlos fuera los egipcios no habían tenido tiempo ni para prepararse comida. 40El tiempo que los hijos de Israel habitaron en Egipto fue de cuatrocientos treinta años. 41El mismo día en que se cumplían los cuatrocientos treinta años, todas las huestes de Jehová salieron de la tierra de Egipto. 42Es noche de guardar para Jehová, por haberlos sacado en ella de la tierra de Egipto. Esta noche deben guardarla para Jehová todos los hijos de Israel a lo largo de sus generaciones. 43Jehová dijo a Moisés y a Aarón: Esta es la ley para la Pascua: ningún extraño comerá de ella. 44Pero todo siervo humano comprado por dinero comerá de ella, después que lo hayas circuncidado. 45El extranjero y el jornalero no comerán de ella. 46Se comerá en una casa, y no llevarás de aquella carne fuera de ella ni le quebraréis ningún hueso. 47Toda la congregación de Israel lo hará. 48Si algún extranjero habita contigo y quiere celebrar la Pascua para Jehová, que le sea circuncidado todo varón, y entonces la celebrará, pues será como uno de vuestra nación; pero ningún incircunciso comerá de ella. 49La misma ley regirá para el natural y para el extranjero que habite entre vosotros. 50Así lo hicieron todos los hijos de Israel. Tal como mandó Jehová a Moisés y a Aarón, así lo hicieron. 51Y en aquel mismo día sacó Jehová a los hijos de Israel de la tierra de Egipto por grupos.

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