La Biblia hoy - Reina Valera 1995
Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año
Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:
Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.
Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.
Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?
Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.
Capítulo 22
Balac manda llamar a Balaam
1Partieron los hijos de Israel y acamparon en los campos de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó. 2Vio Balac hijo de Zipor todo lo que Israel había hecho al amorreo, 3y sintió Moab un gran temor por aquel pueblo, pues era muy numeroso. Se angustió Moab a causa de los hijos de Israel, 4y dijo a los ancianos de Madián: Ahora esta gente va a devorar todos nuestros contornos, como devora el buey la grama del campo. Balac hijo de Zipor, que entonces era rey de Moab, 5envió mensajeros a Balaam hijo de Beor, en Petor, que está junto al río en la tierra de los hijos de su pueblo, para que lo llamaran, diciendo: Un pueblo que ha salido de Egipto cubre toda la tierra y se ha establecido frente a mí. 6Ven pues, ahora, te ruego, y maldíceme a este pueblo, porque es más fuerte que yo; quizá yo pueda herirlo y echarlo de la tierra, pues yo sé que el que tú bendigas bendito quedará, y el que tú maldigas maldito quedará. 7Partieron los ancianos de Moab y los ancianos de Madián con las dádivas de adivinación en sus manos. Llegaron a Balaam y le comunicaron las palabras de Balac. 8Balaam les respondió:—Reposad aquí esta noche, y yo os responderé según Jehová me hable.
Así los príncipes de Moab se quedaron con Balaam. 9Entonces se le apareció Dios a Balaam y le preguntó:
—¿Quiénes son estos que están contigo? 10Balaam respondió a Dios:
—Balac hijo de Zipor, rey de Moab, ha enviado a decirme: 11Este pueblo que ha salido de Egipto cubre toda la tierra. Ven pues, ahora, y maldícemelo; quizá podré pelear contra él y echarlo. 12Entonces dijo Dios a Balaam:
—No vayas con ellos ni maldigas al pueblo, porque bendito es. 13Balaam se levantó por la mañana y dijo a los príncipes de Balac:
—Volveos a vuestra tierra, porque Jehová no me quiere dejar ir con vosotros. 14Los príncipes de Moab se levantaron, regresaron a donde estaba Balac y le dijeron:
—Balaam no quiso venir con nosotros. 15Otra vez volvió Balac a enviar príncipes, en mayor número y más honorables que los otros, 16los cuales fueron a ver a Balaam y le dijeron:
—Así dice Balac hijo de Zipor: Te ruego que no dejes de venir a mí, 17pues sin duda te honraré mucho y haré todo lo que me digas. Ven, pues, ahora, y maldíceme a este pueblo. 18Balaam respondió a los siervos de Balac:
—Aunque Balac me diera su casa llena de plata y oro, no puedo traspasar la palabra de Jehová, mi Dios, para hacer cosa chica ni grande. 19Os ruego, por tanto, ahora, que reposéis aquí esta noche, para que yo sepa qué me vuelve a decir Jehová. 20Y se le apareció Dios a Balaam de noche, y le dijo: Si vinieron para llamarte estos hombres, levántate y vete con ellos; pero harás lo que yo te diga.
El ángel y el asna de Balaam
21Balaam se levantó por la mañana, ensilló su asna y se fue con los príncipes de Moab. 22Pero la ira de Dios se encendió porque él iba, y el ángel de Jehová se puso en el camino como un adversario suyo. Iba, pues, él montado sobre su asna, y con él dos criados suyos. 23Cuando el asna vio al ángel de Jehová, que estaba en el camino con la espada desnuda en la mano, se apartó del camino y se fue por el campo. Entonces azotó Balaam al asna para hacerla volver al camino. 24Pero el ángel de Jehová se puso en una senda de viñas que tenía pared a un lado y pared al otro. 25Al ver el asna al ángel de Jehová, se pegó a la pared, y apretó contra la pared el pie de Balaam. Él volvió a azotarla. 26El ángel de Jehová pasó más allá, y se puso en un sendero angosto donde no había camino para apartarse ni a la derecha ni a la izquierda. 27Cuando el asna vio al ángel de Jehová, se echó al suelo debajo de Balaam. Balaam se enojó y azotó al asna con un palo. 28Entonces Jehová abrió la boca al asna, la cual dijo a Balaam:—¿Qué te he hecho, que me has azotado estas tres veces? 29—Porque te has burlado de mí —respondió Balaam al asna—. ¡Si tuviera una espada en mi mano, ahora mismo te mataría! 30El asna dijo a Balaam:
—¿No soy yo tu asna? Sobre mí has cabalgado desde que tú me tienes hasta este día ¿Acaso acostumbro a portarme así contigo?
—No —respondió él. 31Entonces Jehová abrió los ojos de Balaam, que vio al ángel de Jehová en medio del camino, con la espada desnuda en la mano. Balaam hizo una reverencia y se postró sobre su rostro. 32El ángel de Jehová le dijo:
—¿Por qué has azotado a tu asna estas tres veces? Yo soy el que ha salido a resistirte, porque tu camino es perverso delante de mí. 33El asna me ha visto y se ha apartado de mí estas tres veces. Y si de mí no se hubiera apartado, ya te hubiera matado a ti, y a ella la habría dejado viva. 34Entonces Balaam dijo al ángel de Jehová:
—He pecado, porque no sabía que tú te ponías delante de mí en el camino; pero ahora, si te parece mal, yo regresaré. 35Pero el ángel de Jehová respondió a Balaam:
—Ve con esos hombres; pero la palabra que yo te diga, esa hablarás. Así Balaam se fue con los príncipes de Balac. 36Cuando Balac oyó que Balaam venía, salió a recibirlo a la ciudad de Moab, que está junto al límite de Arnón, en los confines de su territorio. 37Y Balac dijo a Balaam:
—¿No envié yo a llamarte? ¿Por qué no has venido ante mí? ¿No puedo yo honrarte? 38Balaam respondió a Balac:
—Mira, ya he venido ante ti; pero ¿podré ahora decir alguna cosa? La palabra que Dios ponga en mi boca, esa hablaré. 39Luego fue Balaam con Balac, y llegaron a Quiriat-huzot. 40Balac hizo matar bueyes y ovejas, y lo envió a Balaam y a los príncipes que estaban con él.
Balaam bendice a Israel
41Al día siguiente, Balac tomó a Balaam y lo hizo subir a Bamot-baal, y desde allí vio una parte del pueblo.Capítulo 23
1Balaam dijo a Balac:—Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí siete becerros y siete carneros. 2Balac hizo como le dijo Balaam, y ofrecieron Balac y Balaam un becerro y un carnero en cada altar. 3Luego Balaam dijo a Balac:
—Ponte junto a tu holocausto, y yo iré; quizá Jehová salga a mi encuentro, y cualquier cosa que me muestre, te la haré saber. Y se fue a un monte descubierto. 4Entonces vino Dios al encuentro de Balaam, y este le dijo:
—Siete altares he ordenado, y en cada altar he ofrecido un becerro y un carnero. 5Jehová puso una palabra en la boca de Balaam y le dijo:
—Vuelve donde está Balac y comunícale lo que yo te he dicho. 6Volvió a él y lo halló junto a su holocausto, acompañado de todos los príncipes de Moab. 7Entonces Balaam pronunció esta profecía:
De Aram me trajo Balac,
rey de Moab, desde los montes del oriente.
¡Ven, maldíceme a Jacob;
ven, execra a Israel! 8¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo?
¿Por qué he de execrar al que Jehová no ha execrado? 9Porque desde la cumbre de las peñas puedo verlo,
desde los collados puedo mirarlo;
es un pueblo que habita confiado
y no se cuenta entre las naciones. 10¿Quién contará el polvo de Jacob
o el número de la cuarta parte de Israel?
Que muera yo la muerte de los rectos
y mi fin sea como el suyo. 11Entonces Balac dijo a Balaam:
—¿Qué me has hecho? Te he traído para que maldigas a mis enemigos, y tú has proferido bendiciones. 12Él respondió y dijo:
—¿No debo cuidarme de decir lo que Jehová ponga en mi boca? 13Entonces dijo Balac:
—Te ruego que vengas conmigo a otro lugar desde el cual los veas, si no a todos, por lo menos a una parte de ellos, y desde allí me los maldecirás. 14Y lo llevó al campo de Zofim, a la cumbre de Pisga. Allí edificó siete altares, y ofreció un becerro y un carnero en cada altar. 15Entonces Balaam dijo a Balac: Ponte aquí, junto a tu holocausto, y yo iré a encontrar a Dios allí. 16Jehová salió al encuentro de Balaam, puso una palabra en su boca, y le dijo: Vuelve donde está Balac, y dile así. 17Volvió a él y lo halló junto a su holocausto, acompañado de los príncipes de Moab. Balac le preguntó: ¿Qué ha dicho Jehová? 18Entonces Balaam pronunció esta profecía:
Balac, levántate y oye;
escucha mis palabras, hijo de Zipor: 19Dios no es hombre, para que mienta,
ni hijo de hombre para que se arrepienta.
¿Acaso dice y no hace?
¿Acaso promete y no cumple? 20He recibido orden de bendecir;
él dio una bendición, y no podré revocarla. 21No ha notado iniquidad en Jacob
ni ha visto perversidad en Israel.
Jehová, su Dios, está con él,
y ellos lo aclaman como rey. 22Dios, que los ha sacado de Egipto,
tiene fuerzas como de búfalo. 23Porque contra Jacob no vale agüero,
ni adivinación contra Israel.
Como ahora, será dicho de Jacob y de Israel:
¡Lo que ha hecho Dios! 24Este pueblo, como león se levanta,
como león se yergue.
No se echará hasta que devore la presa
y beba la sangre de los muertos. 25Entonces Balac dijo a Balaam:
—Ya que no lo maldices, tampoco lo bendigas. 26Balaam respondió y dijo a Balac:
—¿No te he dicho que todo lo que Jehová me diga, eso tengo que hacer? 27Luego dijo Balac a Balaam:
—Te ruego que vengas, te llevaré a otro lugar. Quizás le parezca bien a Dios que desde allí me lo maldigas. 28Y Balac llevó a Balaam a la cumbre de Peor, que mira hacia el desierto. 29Entonces Balaam dijo a Balac:
—Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí siete becerros y siete carneros. 30Balac hizo como Balaam le dijo, y ofreció un becerro y un carnero en cada altar.
Capítulo 24
1Cuando vio Balaam que le parecía bien a Jehová que él bendijera a Israel, no fue, como la primera y la segunda vez, en busca de agüero, sino que puso su rostro hacia el desierto. 2Al alzar sus ojos, vio a Israel acampado por tribus, y el espíritu de Dios vino sobre él. 3Entonces pronunció esta profecía:Dice Balaam hijo de Beor,
dice el varón de ojos abiertos, 4dice el que oyó los dichos de Dios,
el que vio la visión del Omnipotente;
caído, pero abiertos los ojos: 5¡Cuán hermosas son tus tiendas, Jacob,
y tus habitaciones, Israel! 6Como arroyos están extendidas,
como huertos junto al río,
como áloes plantados por Jehová,
como cedros junto a las aguas. 7De sus manos destilan aguas,
y su descendencia tiene agua en abundancia.
Su rey es más grande que Agag,
y su reino es engrandecido. 8Dios, que lo sacó de Egipto,
tiene fuerzas como de búfalo.
Devora a las naciones enemigas,
desmenuza sus huesos
y las traspasa con sus flechas. 9Se agazapa y se echa como un león,
como una leona. ¿Quién lo despertará?
¡Benditos sean los que te bendigan
y malditos los que te maldigan!
Profecía de Balaam
10Entonces se encendió la ira de Balac contra Balaam, y batiendo las manos le dijo:—Para maldecir a mis enemigos te he llamado, pero tú los has bendecido ya tres veces. 11Ahora huye a tu lugar; yo dije que te honraría, pero Jehová te ha privado de honra. 12Balaam le respondió:
—¿No lo declaré yo también a los mensajeros que me enviaste, diciendo: 13Aunque Balac me diera su casa llena de plata y oro, yo no podré traspasar el dicho de Jehová para hacer cosa buena ni mala de mi arbitrio, pero lo que hable Jehová, eso diré yo? 14Yo me voy ahora a mi pueblo; por tanto, ven, te indicaré lo que este pueblo ha de hacer a tu pueblo en los últimos días. 15Entonces pronunció esta profecía:
Dice Balaam hijo de Beor,
dice el varón de ojos abiertos; 16dice el que oyó los dichos de Jehová,
el que sabe la ciencia del Altísimo,
el que vio la visión del Omnipotente;
caído, pero abiertos los ojos: 17Lo veo, mas no ahora;
lo contemplo, mas no de cerca:
Saldrá estrella de Jacob,
se levantará cetro de Israel,
y herirá las sienes de Moab
y destruirá a todos los hijos de Set. 18Será tomada Edom,
será también tomada Seir por sus enemigos,
Israel realizará grandes prodigios. 19De Jacob saldrá el vencedor
y destruirá lo que quede de la ciudad. 20Al ver a Amalec, pronunció esta profecía:
Amalec es la cabeza de las naciones,
mas al fin perecerá para siempre. 21Al ver al ceneo, pronunció esta profecía:
Fuerte es tu habitación;
en la peña está tu nido. 22Pero el ceneo será destruido,
cuando Asiria te lleve cautivo. 23Después pronunció esta profecía:
¡Ay!, ¿quién vivirá cuando haga Dios estas cosas? 24Vendrán naves de la costa de Quitim,
afligirán a Asiria y afligirán también a Heber,
mas él también perecerá para siempre. 25Entonces se levantó Balaam y se fue de regreso a su lugar, y también Balac se fue por su camino.
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