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La Biblia hoy - Reina Valera 1995

Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año

Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:

  • Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.

  • Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.

  • Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?

  • Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.

Fecha seleccionada
20/02/2025

Números 19-21

Capítulo 19

La purificación de los inmundos

 1Jehová habló a Moisés y a Aarón, y les dijo: 2Esta es la ordenanza de la ley que Jehová ha prescrito, diciendo: Di a los hijos de Israel que te traigan una vaca rojiza, perfecta, en la cual no haya falta, sobre la cual no se haya puesto yugo. 3La daréis a Eleazar, el sacerdote, quien la sacará fuera del campamento y la hará degollar en su presencia. 4Entonces Eleazar, el sacerdote, tomará de la sangre con su dedo y rociará siete veces con ella hacia la parte delantera del Tabernáculo de reunión. 5Después hará quemar la vaca ante sus ojos; hará quemar su cuero, su carne, su sangre y hasta su estiércol. 6Luego tomará el sacerdote madera de cedro, hisopo y tela roja, y lo echará en medio del fuego en que arde la vaca. 7El sacerdote lavará luego sus vestidos, lavará también su cuerpo con agua y después entrará en el campamento; y el sacerdote quedará impuro hasta la noche. 8Asimismo el que la quemó lavará sus vestidos en agua, también lavará en agua su cuerpo, y quedará impuro hasta la noche. 9Un hombre que esté puro recogerá las cenizas de la vaca y las pondrá fuera del campamento en lugar limpio, y las guardará la congregación de los hijos de Israel para el agua de purificación; es un sacrificio de expiación. 10El que recogió las cenizas de la vaca lavará sus vestidos, y quedará impuro hasta la noche. Este será estatuto perpetuo para los hijos de Israel y para el extranjero que habita entre ellos. 11El que toque un cadáver de cualquier persona, quedará impuro siete días. 12Al tercer día se purificará con aquella agua, y al séptimo día será limpio. Si al tercer día no se purifica, no será limpio al séptimo día. 13Todo aquel que toque un cadáver de cualquier persona, y no se purifique, contamina el tabernáculo de Jehová. Esa persona será eliminada de Israel, por cuanto el agua de la purificación no fue rociada sobre él: impuro quedará, y su impureza permanecerá sobre él. 14Esta es la ley para cuando alguien muera en la tienda: cualquiera que entre en la tienda, y todo el que esté en ella, quedará impuro durante siete días. 15Y toda vasija abierta, cuya tapa no esté bien ajustada, será inmunda. 16Cualquiera que en campo abierto toque a algún muerto a espada, o algún cadáver o hueso humano o sepulcro, siete días quedará impuro. 17Para el impuro tomarán de la ceniza de la vaca quemada de la expiación, y echarán sobre ella agua corriente en un recipiente. 18Luego un hombre que esté puro tomará hisopo, lo mojará en el agua y rociará sobre la tienda, sobre todos los muebles, sobre las personas que allí estén, y sobre aquel que haya tocado el hueso, el asesinado, el muerto o el sepulcro. 19El hombre que esté puro rociará sobre el impuro los días tercero y séptimo, y cuando lo haya purificado al séptimo día, lavará sus vestidos, se lavará a sí mismo con agua y quedará limpio por la noche. 20La persona impura que no se purifique, será eliminada de en medio de la congregación, por cuanto contaminó el tabernáculo de Jehová; no fue rociada sobre él el agua de la purificación: es impuro. 21Les será estatuto perpetuo. También el que rocíe el agua de la purificación lavará sus vestidos, y el que toque el agua de la purificación quedará impuro hasta la noche. 22Y todo lo que el impuro toque, será inmundo; y la persona que lo toque a él, quedará impura hasta la noche.

Capítulo 20

Agua de la roca

 1Llegaron los hijos de Israel, toda la congregación, al desierto de Zin, en el primer mes, y acampó el pueblo en Cades. Allí murió María, y allí fue sepultada. 2Porque no había agua para la congregación, se juntaron contra Moisés y Aarón. 3Y el pueblo se quejó contra Moisés, diciendo: ¡Ojalá hubiéramos muerto cuando perecieron nuestros hermanos delante de Jehová! 4¿Por qué hiciste venir la congregación de Jehová a este desierto, para que muramos aquí nosotros y nuestras bestias? 5¿Y por qué nos has hecho subir de Egipto, para traernos a este horrible lugar? No es un lugar de sementera, de higueras, de viñas ni de granados, ni aun de agua para beber. 6Moisés y Aarón, apartándose de la congregación, fueron a la puerta del Tabernáculo de reunión y se postraron sobre sus rostros. Entonces la gloria de Jehová se les apareció. 7Y Jehová dijo a Moisés: 8Toma la vara y reúne a la congregación, tú con tu hermano Aarón, y hablad a la peña a la vista de ellos. Ella dará su agua; así sacarás para ellos aguas de la peña, y darás de beber a la congregación y a sus bestias. 9Entonces Moisés tomó la vara de delante de Jehová, como él le mandó. 10Reunieron Moisés y Aarón a la congregación delante de la peña, y él les dijo: ¡Oíd ahora, rebeldes! ¿Haremos salir agua de esta peña para vosotros? 11Y alzando su mano, Moisés golpeó la peña con su vara dos veces. Brotó agua en abundancia, y bebió la congregación y sus bestias. 12Pero Jehová dijo a Moisés y a Aarón: Por cuanto no creísteis en mí, para santificarme delante de los hijos de Israel, por tanto, no entraréis con esta congregación en la tierra que les he dado. 13Estas son las aguas de la rencilla, por las cuales contendieron los hijos de Israel con Jehová, y él manifestó su santidad en medio de ellos.

Edom rehúsa dar paso a Israel

 14Envió Moisés embajadores al rey de Edom desde Cades, con este mensaje: Así dice Israel, tu hermano: Tú has sabido todas las dificultades por las que hemos pasado: 15cómo nuestros padres descendieron a Egipto, cómo estuvimos en Egipto largo tiempo y cómo los egipcios nos maltrataron a nosotros y a nuestros padres. 16Entonces clamamos a Jehová, que oyó nuestra voz, envió un ángel y nos sacó de Egipto. Ahora estamos en Cades, ciudad cercana a tus fronteras. 17Te rogamos que nos dejes pasar por tu tierra. No pasaremos por los campos de labranza ni por las viñas, ni beberemos agua de los pozos; por el camino real iremos, sin apartarnos a diestra ni a siniestra, hasta que hayamos atravesado tu territorio. 18Edom le respondió:
—No pasarás por mi país; de otra manera, saldré contra ti armado.
 19Los hijos de Israel le dijeron:
—Por el camino principal iremos, y si bebemos tus aguas yo y mis ganados, pagaremos su precio. Déjame solamente pasar a pie, nada más.
 20Pero él respondió:
—No pasarás. Y salió Edom contra él con mucho pueblo y mano fuerte.
 21No quiso, pues, Edom dejar pasar a Israel por su territorio. Entonces Israel se desvió de él.

Aarón muere en el Monte Hor

 22Los hijos de Israel, toda aquella congregación, partieron de Cades y llegaron al monte Hor. 23Jehová habló a Moisés y a Aarón en el monte Hor, en la frontera de la tierra de Edom, diciendo: 24Aarón va a ser reunido a su pueblo, pues no entrará en la tierra que yo di a los hijos de Israel, por cuanto fuisteis rebeldes a mi mandamiento en las aguas de la rencilla. 25Toma a Aarón y a Eleazar, su hijo, y hazlos subir al monte Hor; 26desnuda a Aarón de sus vestiduras y viste con ellas a Eleazar, su hijo, porque Aarón será reunido a su pueblo, y allí morirá. 27Moisés hizo como Jehová le mandó. Subieron al monte Hor a la vista de toda la congregación. 28Luego Moisés desnudó a Aarón de sus vestiduras y se las puso a Eleazar, su hijo. Aarón murió allí en la cumbre del monte, y Moisés y Eleazar descendieron del monte. 29Al saber toda la congregación que Aarón había muerto, le hicieron duelo por treinta días todas las familias de Israel.

Capítulo 21

El rey de Arad ataca a Israel

 1Cuando el cananeo, el rey de Arad, que habitaba en el Neguev, oyó que venía Israel por el camino de Atarim, peleó contra Israel y le tomó algunos prisioneros. 2Entonces Israel hizo este voto a Jehová: Si en efecto entregas este pueblo en mis manos, yo destruiré sus ciudades. 3Jehová escuchó la voz de Israel y le entregó al cananeo, y los destruyó a ellos y a sus ciudades. Por eso recibió aquel lugar el nombre de Horma.

La serpiente de bronce

 4Después partieron del monte Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom. Pero se desanimó el pueblo por el camino 5y comenzó a hablar contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y estamos cansados de este pan tan liviano. 6Entonces Jehová envió contra el pueblo unas serpientes venenosas que mordían al pueblo, y así murió mucha gente de Israel. 7Entonces el pueblo acudió a Moisés y le dijo: Hemos pecado por haber hablado contra Jehová y contra ti; ruega a Jehová para que aleje de nosotros estas serpientes. Moisés oró por el pueblo, 8y Jehová le respondió: Hazte una serpiente ardiente y ponla sobre una asta; cualquiera que sea mordido y la mire, vivirá. 9Hizo Moisés una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta. Y cuando alguna serpiente mordía a alguien, este miraba a la serpiente de bronce y vivía.

Los israelitas rodean la tierra de Moab

 10Después partieron los hijos de Israel y acamparon en Obot. 11Luego partieron de Obot y acamparon en Ije-abarim, en el desierto que está enfrente de Moab, hacia el nacimiento del sol. 12Partieron de allí y acamparon en el valle de Zered. 13De allí partieron y acamparon al otro lado del Arnón, que está en el desierto y que sale del territorio del amorreo, pues el Arnón sirve de límite entre Moab y el amorreo. 14Por eso se dice en el libro de las batallas de Jehová: Lo que hizo en el Mar Rojo y en los arroyos del Arnón; 15y a la corriente de los arroyos que va a parar en Ar y descansa en el límite de Moab. 16De allí pasaron a Beer: este es el pozo del cual Jehová dijo a Moisés: Reúne al pueblo, y les daré agua. 17Entonces, entonó Israel este cántico: ¡Sube, pozo! ¡A él cantad! 18Pozo que cavaron los señores, que cavaron los príncipes del pueblo, con sus cetros, con sus bastones. Del desierto fueron a Matana, 19de Matana a Nahaliel, de Nahaliel a Bamot, 20y de Bamot al valle que está en los campos de Moab, y a la cumbre del Pisga, que mira hacia el desierto.

Israel derrota a Sehón

 21Entonces envió Israel embajadores a Sehón, rey de los amorreos, con este mensaje: 22Pasaré por tu tierra; no nos iremos por los sembrados ni por las viñas, ni beberemos las aguas de los pozos. Por el camino real iremos, hasta que atravesemos tu territorio. 23Pero Sehón no dejó pasar a Israel por su territorio, sino que juntó Sehón todo su pueblo y salió contra Israel en el desierto, llegó a Jahaza y allí peleó contra Israel. 24Israel lo hirió a filo de espada y se apoderó de su tierra desde el Arnón hasta el Jaboc, hasta los límites de los hijos de Amón, porque la frontera de los hijos de Amón estaba fortificada. 25Tomó Israel todas estas ciudades, y habitó Israel en todas las ciudades del amorreo, en Hesbón y en todas sus aldeas. 26Porque Hesbón era la ciudad de Sehón, rey de los amorreos, el cual había estado en guerra antes con el rey de Moab, y le había quitado todo su territorio hasta el Arnón. 27Por eso dicen los proverbistas: ¡Venid a Hesbón! ¡Que sea reedificada! Que sea restaurada la ciudad de Sehón. 28Porque fuego ha salido de Hesbón, y llama de la ciudad de Sehón, que consumió a Ar de Moab, a los señores de las alturas del Arnón. 29¡Ay de ti, Moab! ¡Pereciste, pueblo de Quemos! Fueron puestos en fuga sus hijos, y sus hijas en cautividad, por Sehón, rey de los amorreos. 30Mas devastamos su reino; pereció Hesbón hasta Dibón, y destruimos hasta Nofa y Medeba.

Israel derrota a Og de Basán

 31Así habitó Israel en la tierra del amorreo. 32También envió Moisés a reconocer a Jazer; y tomaron sus aldeas y echaron al amorreo que estaba allí. 33Después volvieron y subieron camino de Basán. Salió contra ellos Og, rey de Basán, junto con toda su gente, para pelear en Edrei. 34Entonces Jehová dijo a Moisés: No le tengas miedo, porque en tus manos lo he entregado, a él con todo su pueblo y su tierra. Harás con él como hiciste con Sehón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón. 35Así lo hirieron a él, a sus hijos y a toda su gente, sin que quedara uno con vida, y se apoderaron de su tierra.

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