La Biblia hoy - Reina Valera 1995
Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año
Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:
Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.
Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.
Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?
Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.
Capítulo 1
Aflicción de los israelitas en Egipto
1Estos son los nombres de los hijos de Israel que entraron en Egipto con Jacob, cada uno con su familia: 2Rubén, Simeón, Leví, Judá, 3Isacar, Zabulón, Benjamín, 4Dan, Neftalí, Gad y Aser. 5Todas las personas de la descendencia de Jacob fueron setenta. José ya estaba en Egipto. 6Murieron José, todos sus hermanos y toda aquella generación. 7Pero los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron, llegaron a ser numerosos y fuertes en extremo, y se llenó de ellos la tierra. 8Entretanto, se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a José, y dijo a su pueblo: 9Mirad, el pueblo de los hijos de Israel es más numeroso y fuerte que nosotros. 10Ahora, pues, seamos sabios para con él, para que no se multiplique y acontezca que, en caso de guerra, él también se una a nuestros enemigos para pelear contra nosotros, y se vaya de esta tierra. 11Entonces pusieron sobre ellos comisarios de tributos para que los oprimieran con sus cargas. Así edificaron para el faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y Ramesés. 12Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel. 13Los egipcios hicieron servir a los hijos de Israel con dureza, 14y amargaron su vida con dura servidumbre en la fabricación de barro y ladrillo, en toda labor del campo y en todo su servicio, al cual los obligaban con rigor. 15También habló el rey de Egipto a las parteras de las hebreas, una de las cuales se llamaba Sifra y la otra Fúa, y les dijo: 16—Cuando asistáis a las hebreas en sus partos, observad el sexo: si es hijo, matadlo; si es hija, dejadla vivir. 17Pero las parteras temieron a Dios y no hicieron como les mandó el rey de Egipto, sino que preservaron la vida a los niños. 18Entonces el rey de Egipto hizo llamar a las parteras, y les dijo: —¿Por qué habéis hecho esto? ¿Por que habéis preservado la vida a los niños? 19Las parteras respondieron al faraón: —Porque las mujeres hebreas no son como las egipcias; son robustas y dan a luz antes que llegue la partera. 20Dios favoreció a las parteras; el pueblo se multiplicó y se fortaleció mucho. 21Y por haber las parteras temido a Dios, él prosperó sus familias. 22Entonces el faraón dio a todo su pueblo esta orden: Echad al río a todo hijo que nazca, y preservad la vida a toda hija.Capítulo 2
Nacimiento de Moisés
1Un hombre de la familia de Leví fue y tomó por mujer a una hija de Leví, 2la que concibió y dio a luz un hijo. Al ver que era hermoso, lo tuvo escondido durante tres meses. 3Pero no pudiendo ocultarlo más tiempo, tomó una canasta, la calafateó con asfalto y brea, colocó en ella al niño y la puso entre los juncos a la orilla del río. 4Y una hermana suya se puso a lo lejos para ver lo que le acontecería. 5La hija del faraón descendió a lavarse al río y, mientras sus doncellas se paseaban por la ribera del río, vio ella la canasta entre los juncos y envió una criada suya para que la tomara. 6Cuando la abrió, vio al niño, que estaba llorando. Llena de compasión por él, exclamó: —Este es un niño de los hebreos. 7Entonces la hermana del niño dijo a la hija del faraón: —¿Quieres que te llame a una nodriza de las hebreas para que te críe a este niño? 8—Ve —respondió la hija del faraón. La joven fue y llamó a la madre del niño, 9a la cual dijo la hija del faraón: —Llévate a este niño y críamelo; yo te lo pagaré. La mujer tomó al niño y lo crió. 10Y cuando el niño creció, se lo entregó a la hija del faraón, la cual lo crió como hijo suyo y le puso por nombre Moisés, diciendo: Porque de las aguas lo saqué.Moisés huye de Egipto
11En aquellos días sucedió que, crecido ya Moisés, salió a visitar a sus hermanos. Los vio en sus duras tareas, y observó a un egipcio que golpeaba a uno de sus hermanos hebreos. 12Entonces miró a todas partes, y viendo que no había nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena. 13Al día siguiente salió, vio a dos hebreos que reñían, y preguntó al que maltrataba al otro: —¿Por qué golpeas a tu prójimo? 14Él respondió: —¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros? ¿Piensas matarme como mataste al egipcio? Entonces Moisés tuvo miedo, y pensó: Ciertamente esto ha sido descubierto. 15Cuando el faraón oyó acerca de este hecho, procuró matar a Moisés; pero Moisés huyó de la presencia del faraón y habitó en la tierra de Madián. Allí se sentó junto a un pozo. 16El sacerdote de Madián tenía siete hijas, que fueron a sacar agua para llenar las pilas y dar de beber a las ovejas de su padre. 17Pero llegaron los pastores y las echaron de allí; entonces Moisés se levantó, las defendió y dio de beber a sus ovejas. 18Cuando ellas volvieron junto a su padre Reuel, este les preguntó: —¿Por qué habéis venido hoy tan pronto? 19—Un varón egipcio nos libró de manos de los pastores; también nos sacó el agua y dio de beber a las ovejas —respondieron ellas. 20Preguntó entonces Reuel a sus hijas: —¿Dónde está? ¿Por qué habéis dejado marchar a ese hombre? Llamadlo para que coma. 21Moisés aceptó vivir en casa de aquel hombre; y este dio a su hija Séfora por mujer a Moisés. 22Ella le dio a luz un hijo, y él le puso por nombre Gersón, pues dijo: Forastero soy en tierra ajena. 23Aconteció que después de muchos días murió el rey de Egipto. Los hijos de Israel, que gemían a causa de la servidumbre, clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos desde lo profundo de su servidumbre. 24Dios oyó el gemido de ellos y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob. 25Y miró Dios a los hijos de Israel, y conoció su condición.Capítulo 3
Llamamiento de Moisés
1Apacentando Moisés las ovejas de su suegro Jetro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto y llegó hasta Horeb, monte de Dios. 2Allí se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego, en medio de una zarza. Al fijarse, vio que la zarza ardía en fuego, pero la zarza no se consumía. 3Entonces Moisés se dijo: Iré ahora para contemplar esta gran visión, por qué causa la zarza no se quema. 4Cuando Jehová vio que él iba a mirar, lo llamó de en medio de la zarza: —¡Moisés, Moisés! —Aquí estoy —respondió él. 5Dios le dijo: —No te acerques; quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. 6Y añadió: —Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios. 7Dijo luego Jehová: —Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus opresores, pues he conocido sus angustias. 8Por eso he descendido para librarlos de manos de los egipcios y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a una tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo. 9El clamor, pues, de los hijos de Israel ha llegado ante mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. 10Ven, por tanto, ahora, y te enviaré al faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los hijos de Israel. 11Entonces Moisés respondió a Dios: —¿Quién soy yo para que vaya al faraón y saque de Egipto a los hijos de Israel? 12Dios le respondió: —Yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte. 13Dijo Moisés a Dios: —Si voy a los hijos de Israel y les digo: Jehová, el Dios de vuestros padres, me ha enviado a vosotros, me preguntarán: ¿Cuál es su nombre? Entonces ¿qué les responderé? 14Respondió Dios a Moisés: —Yo soy el que soy. Y añadió: —Así dirás a los hijos de Israel: Yo soy me envió a vosotros. 15Además, Dios dijo a Moisés: —Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos. 16Ve, reúne a los ancianos de Israel y diles: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, se me apareció y me dijo: En verdad os he visitado y he visto lo que se os hace en Egipto. 17Y he dicho: Yo os sacaré de la aflicción de Egipto a la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo, a una tierra que fluye leche y miel. 18Ellos oirán tu voz; tú irás con los ancianos de Israel al rey de Egipto y le dirás: Jehová, el Dios de los hebreos, se nos ha manifestado; por tanto, nosotros iremos ahora tres días de camino por el desierto a ofrecer sacrificios a Jehová, nuestro Dios. 19Yo sé que el rey de Egipto no os dejará ir sino por la fuerza. 20Pero yo extenderé mi mano y heriré a Egipto con todas las maravillas que obraré en el país, y entonces os dejará ir. 21Yo haré que este pueblo halle gracia a los ojos de los egipcios, para que cuando salgáis no vayáis con las manos vacías, 22sino que cada mujer pedirá a su vecina, y a la que se hospeda en su casa, alhajas de plata, alhajas de oro y vestidos, los cuales pondréis sobre vuestros hijos y vuestras hijas. Así despojaréis a los egipcios.Copyright © 1995 by United Bible Societies (http://www.unitedbiblesocieties.org)