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La Biblia hoy - Reina Valera 1995

Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año

Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:

  • Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.

  • Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.

  • Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?

  • Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.

Fecha seleccionada
17/03/2025

Josué 20-22

Capítulo 20

Josué señala ciudades de refugio

 1Habló Jehová a Josué diciendo: 2Habla a los hijos de Israel, y diles: Señalaos las ciudades de refugio, de las cuales yo os hablé por medio de Moisés, 3para que se acoja allí el homicida que mate a alguien por accidente y no a propósito; y os servirán de refugio contra el vengador de la sangre. 4Y el que se acoja a alguna de aquellas ciudades, se presentará a la puerta de la ciudad y expondrá sus razones en oídos de los ancianos de aquella ciudad; y ellos lo recibirán consigo dentro de la ciudad y le darán lugar para que habite con ellos. 5Si el vengador de la sangre lo sigue, no entregarán en su mano al homicida, por cuanto hirió a su prójimo por accidente y antes no tuvo con él ninguna enemistad. 6Y quedará en aquella ciudad hasta que comparezca en juicio delante de la congregación, y hasta la muerte del que sea Sumo sacerdote en aquel tiempo; entonces el homicida podrá volver a su ciudad y a su casa, y a la ciudad de donde huyó. 7Entonces señalaron a Cedes en Galilea, en el monte de Neftalí, Siquem en los montes de Efraín, y Quiriat-arba (que es Hebrón) en los montes de Judá. 8Y al otro lado del Jordán, al oriente de Jericó, señalaron a Beser en el desierto, en la llanura de la tribu de Rubén, Ramot en Galaad de la tribu de Gad, y Golán en Basán de la tribu de Manasés. 9Estas fueron las ciudades señaladas para todos los hijos de Israel y para el extranjero que habitara entre ellos, para que se acogiese a ellas cualquiera que hiriera a alguno por accidente, a fin de que no muriese por mano del vengador de la sangre, hasta comparecer delante de la congregación.

Capítulo 21

Ciudades de los levitas

 1Los jefes de familia de los levitas se acercaron al sacerdote Eleazar, a Josué hijo de Nun y a los cabezas de familia de las tribus de los hijos de Israel, 2que estaban en Silo, en la tierra de Canaán, y les dijeron: Jehová mandó por medio de Moisés que se nos dieran ciudades donde habitar, con sus ejidos para nuestros ganados. 3Entonces los hijos de Israel dieron de su propia herencia a los levitas, conforme al mandato de Jehová, las siguientes ciudades con sus ejidos. 4La suerte cayó sobre las familias de los coatitas, y a los levitas descendientes de Aarón, el sacerdote, les tocaron en suerte trece ciudades de la tribu de Judá, de la tribu de Simeón y de la tribu de Benjamín. 5A los otros hijos de Coat les tocaron en suerte diez ciudades de las familias de la tribu de Efraín, de la tribu de Dan y de la media tribu de Manasés. 6A los hijos de Gersón les tocaron en suerte trece ciudades de las familias de la tribu de Isacar, de la tribu de Aser, de la tribu de Neftalí y de la media tribu de Manasés en Basán. 7A los hijos de Merari, según sus familias, les tocaron doce ciudades de la tribu de Rubén, de la tribu de Gad y de la tribu de Zabulón. 8Dieron, pues, los hijos de Israel a los levitas estas ciudades con sus ejidos, por suertes, como había mandado Jehová por conducto de Moisés. 9De la tribu de los hijos de Judá, y de la tribu de los hijos de Simeón, dieron estas ciudades que han sido nombradas, 10las cuales obtuvieron los hijos de Aarón de las familias de Coat, los hijos de Leví, porque a ellos correspondió la primera suerte. 11Les dieron Quiriat-arba, del padre de Anac, la cual es Hebrón, en los montes de Judá, con sus ejidos circundantes. 12Pero el campo de la ciudad con sus aldeas se lo dieron a Caleb hijo de Jefone como posesión suya. 13A los hijos del sacerdote Aarón les dieron Hebrón con sus ejidos como ciudad de refugio para los homicidas; además, Libna con sus ejidos, 14Jatir con sus ejidos, Estemoa con sus ejidos, 15Holón con sus ejidos, Debir con sus ejidos, 16Aín con sus ejidos, Juta con sus ejidos y Bet-semes con sus ejidos: nueve ciudades de estas dos tribus. 17Y de la tribu de Benjamín, Gabaón con sus ejidos, Geba con sus ejidos, 18Anatot con sus ejidos, Almón con sus ejidos: cuatro ciudades. 19El total de las ciudades de los sacerdotes descendientes de Aarón: trece, con sus ejidos. 20Pero a las familias de los hijos de Coat, a los levitas que quedaban de los hijos de Coat, les tocaron en suerte ciudades de la tribu de Efraín. 21Les dieron Siquem con sus ejidos, en los montes de Efraín, como ciudad de refugio para los homicidas; además, Gezer con su ejidos, 22Kibsaim con sus ejidos y Bet-horón con sus ejidos: cuatro ciudades. 23De la tribu de Dan, Elteque con sus ejidos, Gibetón con sus ejidos, 24Ajalón con sus ejidos y Gat-rimón con sus ejidos: cuatro ciudades. 25Y de la media tribu de Manasés, Taanac con sus ejidos y Gat-rimón con sus ejidos: dos ciudades. 26El total de las ciudades para el resto de las familias de los hijos de Coat: diez con sus ejidos. 27A los hijos de Gersón, de las familias de los levitas, les dieron, de la media tribu de Manasés, a Golán en Basán, con sus ejidos, como ciudad de refugio para los homicidas, y además, Beestera con sus ejidos: dos ciudades. 28De la tribu de Isacar, Cisón con sus ejidos, Daberat con sus ejidos, 29Jarmut con sus ejidos y En-ganim con sus ejidos: cuatro ciudades. 30De la tribu de Aser, Miseal con sus ejidos, Abdón con sus ejidos, 31Helcat con sus ejidos y Rehob con sus ejidos: cuatro ciudades. 32Y de la tribu de Neftalí, Cedes en Galilea con sus ejidos, como ciudad de refugio para los homicidas, y además, Hamot-dor con sus ejidos y Cartán con sus ejidos: tres ciudades. 33El total de las ciudades de los gersonitas, por familias: trece ciudades con sus ejidos. 34A las familias de los hijos de Merari, los levitas que quedaban, se les dio, de la tribu de Zabulón, Jocneam con sus ejidos, Carta con sus ejidos, 35Dimna con sus ejidos y Naalal con sus ejidos: cuatro ciudades. 36Y de la tribu de Rubén, Beser con sus ejidos, Jahaza con sus ejidos, 37Cademot con sus ejidos y Mefaat con sus ejidos: cuatro ciudades. 38De la tribu de Gad, Ramot de Galaad con sus ejidos, como ciudad de refugio para los homicidas; además, Mahanaim con sus ejidos, 39Hesbón con sus ejidos y Jazer con sus ejidos: cuatro ciudades. 40En total fueron doce las ciudades que les tocaron en suerte a los hijos de Merari, por familias, o sea, al resto de las familias de los levitas. 41El total de las ciudades de los levitas en medio del territorio de los hijos de Israel: cuarenta y ocho ciudades con sus ejidos. 42Estas ciudades estaban apartadas la una de la otra, cada cual con sus ejidos en torno a ella. Así fue con todas estas ciudades.

Israel ocupa la tierra

 43De esta manera dio Jehová a Israel toda la tierra que había jurado dar a sus padres. Tomaron posesión de ella, y la habitaron. 44Jehová les dio paz a su alrededor, conforme a todo lo que había jurado a sus padres, y ninguno de sus enemigos pudo hacerles frente, porque Jehová entregó en sus manos a todos sus enemigos. 45No faltó ni una palabra de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel. Todo se cumplió.

Capítulo 22

El altar junto al Jordán

 1Entonces Josué llamó a los rubenitas, a los gaditas y a la media tribu de Manasés, 2y les dijo: Vosotros habéis guardado todo lo que Moisés, siervo de Jehová, os mandó, y habéis obedecido a mi voz en todo lo que os he mandado. 3No habéis abandonado a vuestros hermanos en este largo tiempo, hasta el día de hoy, sino que os habéis cuidado de guardar los mandamientos de Jehová, vuestro Dios. 4Ahora, pues, que Jehová, vuestro Dios, ha dado reposo a vuestros hermanos como lo había prometido, volved, regresad a vuestras tiendas, a la tierra de las posesiones que Moisés, siervo de Jehová, os dio al otro lado del Jordán. 5Solamente que con diligencia cuidéis de cumplir el mandamiento y la ley que Moisés, siervo de Jehová, os ordenó: que améis a Jehová, vuestro Dios, y andéis en todos sus caminos; que guardéis sus mandamientos, lo sigáis y lo sirváis con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma. 6Josué los bendijo y los despidió, y ellos se fueron a sus tiendas. 7A la media tribu de Manasés le había dado Moisés una posesión en Basán; a la otra mitad le dio Josué una heredad entre sus hermanos a este lado del Jordán, al occidente. También a estos los envió Josué a sus tiendas, después de haberlos bendecido, 8y les dijo: Volved a vuestras tiendas con grandes riquezas, con mucho ganado, con plata, oro y bronce, y con muchos vestidos; compartid con vuestros hermanos el botín de vuestros enemigos. 9Así los hijos de Rubén, los hijos de Gad y la media tribu de Manasés se volvieron, separándose de los hijos de Israel en Silo, que está en la tierra de Canaán, para ir a la tierra de Galaad, a la tierra de sus posesiones, en la cual se habían establecido conforme al mandato que Jehová había dado por conducto de Moisés. 10Cuando llegaron a los límites del Jordán que está en la tierra de Canaán, los hijos de Rubén, los hijos de Gad y la media tribu de Manasés edificaron allí un altar junto al Jordán, un altar de apariencia grandiosa. 11Los hijos de Israel se enteraron de que los hijos de Rubén, los hijos de Gad y la media tribu de Manasés habían edificado un altar frente a la tierra de Canaán, en los límites del Jordán, del lado de los hijos de Israel. 12Cuando los hijos de Israel oyeron esto, se juntó toda la congregación de los hijos de Israel en Silo, para subir a pelear contra ellos. 13Pero antes enviaron los hijos de Israel a los hijos de Rubén, a los hijos de Gad y a la media tribu de Manasés, a la tierra de Galaad, a Finees, hijo del sacerdote Eleazar, 14y a diez príncipes con él: un príncipe por cada casa paterna de todas las tribus de Israel, cada uno de los cuales era jefe de la casa de sus padres entre los millares de Israel. 15Cuando llegaron donde estaban los hijos de Rubén, los hijos de Gad y la media tribu de Manasés, en la tierra de Galaad, les dijeron: 16—Toda la congregación de Jehová dice así: ¿Qué traición es esta que cometéis contra el Dios de Israel, al apartaros hoy de seguir a Jehová, edificándoos un altar y rebelándoos contra Jehová? 17¿No ha bastado con la maldad de Peor, de la que aún hoy no estamos limpios, por la cual vino la mortandad sobre la congregación de Jehová, 18para que vosotros os apartéis hoy de seguir a Jehová? Vosotros os rebeláis hoy contra Jehová, y mañana se encenderá su ira contra toda la congregación de Israel. 19Si os parece que la tierra que os pertenece es inmunda, pasaos a la tierra que pertenece a Jehová, en la cual está el tabernáculo de Jehová, y habitad entre nosotros, pero no os rebeléis contra Jehová, ni os rebeléis contra nosotros, edificándoos un altar además del altar de Jehová, nuestro Dios. 20¿No cometió Acán hijo de Zera una transgresión en el anatema, y la ira cayó sobre toda la congregación de Israel? Aquel hombre no fue el único que pereció por su pecado. 21Entonces los hijos de Rubén, los hijos de Gad y la media tribu de Manasés respondieron a los cabezas de los millares de Israel: 22—Jehová, Dios de los dioses, Jehová, Dios de los dioses, él sabe y hace saber a Israel: si fue por rebelión o por infidelidad contra Jehová, no nos salves hoy. 23Si nos hemos edificado altar para apartarnos de Jehová, o para presentar holocaustos u ofrendas, o para hacer sobre él ofrendas de paz, el mismo Jehová nos lo demande. 24Lo hicimos más bien por temor de que mañana vuestros hijos digan a nuestros hijos: ¿Qué tenéis vosotros que ver con Jehová, el Dios de Israel? 25Jehová ha puesto por lindero el Jordán entre nosotros y vosotros, hijos de Rubén e hijos de Gad. ¡No tenéis vosotros parte con Jehová! Y así vuestros hijos harían que nuestros hijos dejaran de temer a Jehová. 26Por esto nos dijimos: Edifiquemos ahora un altar, no para holocaustos ni para sacrificios, 27sino para que sea un testimonio entre nosotros y vosotros y entre los que vendrán después de nosotros, de que podemos hacer el servicio de Jehová delante de él con nuestros holocaustos, nuestros sacrificios y nuestras ofrendas de paz; para que no digan mañana vuestros hijos a los nuestros: Vosotros no tenéis parte con Jehová. 28Nosotros, pues, nos dijimos: Si acontece que en lo por venir nos dicen tal cosa a nosotros o a nuestros descendientes, entonces responderemos: Mirad la forma del altar de Jehová, el cual construyeron nuestros padres, no para holocaustos o sacrificios, sino como un testimonio entre nosotros y vosotros. 29Nunca acontezca que nos rebelemos contra Jehová o que nos apartemos hoy de seguir a Jehová edificando un altar para holocaustos, ofrendas o sacrificios, aparte del altar de Jehová, nuestro Dios, que está delante de su Tabernáculo. 30Cuando Finees, el sacerdote, los príncipes de la congregación y los jefes de los millares de Israel que con él estaban, oyeron las palabras pronunciadas por los hijos de Rubén, los hijos de Gad y los hijos de Manasés, les pareció bien todo ello. 31Y dijo Finees, hijo del sacerdote Eleazar, a los hijos de Rubén, a los hijos de Gad y a los hijos de Manasés:
—Hoy hemos entendido que Jehová está entre nosotros, pues no habéis intentado esta traición contra Jehová. Así habéis librado a los hijos de Israel de la mano de Jehová.
 32Luego Finees, hijo del sacerdote Eleazar, y los príncipes, dejando a los hijos de Rubén y a los hijos de Gad, regresaron de la tierra de Galaad a la tierra de Canaán, a los hijos de Israel, y les dieron la respuesta. 33El asunto pareció bien a los hijos de Israel y bendijeron a su Dios. No hablaron más de hacerles la guerra y destruir la tierra en que habitaban los hijos de Rubén y los hijos de Gad. 34Los hijos de Rubén y los hijos de Gad pusieron al altar el nombre de Ed, porque dijeron: Testimonio es entre nosotros de que Jehová es Dios.

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