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La Biblia hoy - Reina Valera 1995

Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año

Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:

  • Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.

  • Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.

  • Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?

  • Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.

Fecha seleccionada
01/03/2025

Deuteronomio 5-7

Capítulo 5

Los Diez Mandamientos

 1Llamó Moisés a todo Israel y les dijo: Oye, Israel, los estatutos y decretos que yo pronuncio hoy en vuestros oídos. Aprendedlos y guardadlos, para ponerlos por obra. 2Jehová, nuestro Dios, hizo un pacto con nosotros en Horeb. 3No con nuestros padres hizo Jehová este pacto, sino con nosotros, todos los que estamos aquí hoy vivos. 4Cara a cara habló Jehová con vosotros en el monte, de en medio del fuego. 5Yo estaba entonces entre Jehová y vosotros para comunicaros la palabra de Jehová, porque vosotros tuvisteis temor del fuego y no subisteis al monte. Él dijo: 6 Yo soy Jehová, tu Dios, que te saqué de tierra de Egipto, de casa de servidumbre. 7No tendrás dioses ajenos delante de mí. 8No harás para ti escultura ni imagen alguna de cosa que está arriba en los cielos, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. 9No te inclinarás a ellas ni las servirás, porque yo soy Jehová, tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y la cuarta generación de los que me aborrecen, 10y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos. 11No tomarás el nombre de Jehová, tu Dios, en vano, porque Jehová no considerará inocente al que tome su nombre en vano. 12Guardarás el sábado para santificarlo, como Jehová, tu Dios, te ha mandado. 13Seis días trabajarás y harás toda tu obra, 14pero el séptimo día es de reposo para Jehová, tu Dios. Ninguna obra harás tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni el extranjero que está dentro de tus puertas, para que tu siervo y tu sierva puedan descansar como tú. 15Acuérdate de que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Jehová, tu Dios, te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido, por lo cual Jehová, tu Dios, te ha mandado que guardes el sábado. 16Honra a tu padre y a tu madre, como Jehová, tu Dios, te ha mandado, para que sean prolongados tus días y para que te vaya bien sobre la tierra que Jehová, tu Dios, te da. 17No matarás. 18No cometerás adulterio. 19No hurtarás. 20No dirás falso testimonio contra tu prójimo. 21No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni desearás la casa de tu prójimo, ni su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

El terror del pueblo

 22Estas palabras las pronunció Jehová con potente voz ante toda vuestra congregación, en el monte, de en medio del fuego, la nube y la oscuridad, y no añadió más. Luego las escribió en dos tablas de piedra, que me entregó a mí. 23Cuando oísteis la voz de en medio de las tinieblas y visteis el monte que ardía en llamas, vinisteis a mí todos vosotros, príncipes de las tribus y ancianos, 24y dijisteis: Jehová, nuestro Dios, nos ha mostrado su gloria y su grandeza, y hemos oído su voz, que sale de en medio del fuego. Hoy hemos visto que Jehová habla al hombre, y este aún vive. 25Ahora, pues, ¿por qué vamos a morir? —porque este gran fuego nos consumirá—; si seguimos oyendo la voz de Jehová, nuestro Dios, moriremos. 26Pues, ¿qué es el hombre para que oiga la voz del Dios viviente hablando de en medio del fuego, como nosotros la oímos, y aún viva? 27Acércate tú, y oye todas las cosas que diga Jehová, nuestro Dios. Tú nos dirás todo lo que Jehová, nuestro Dios, te diga, y nosotros oiremos y obedeceremos. 28Jehová oyó vuestras palabras cuando me hablabais, y me dijo: He oído las palabras de este pueblo, lo que ellos te han dicho; bien está todo lo que han dicho. 29¡Ojalá siempre tuvieran tal corazón, que me temieran y guardaran todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuera bien para siempre! 30Ve y diles: Volveos a vuestras tiendas. 31Y tú quédate aquí conmigo; yo te diré todos los mandamientos, estatutos y decretos que les enseñarás, a fin de que los pongan ahora por obra en la tierra que yo les doy en posesión. 32Mirad, pues, que hagáis como Jehová, vuestro Dios, os ha mandado. No os apartéis a la derecha ni a la izquierda. 33Andad en todo el camino que Jehová, vuestro Dios, os ha mandado, para que viváis, os vaya bien y prolonguéis vuestros días en la tierra que habéis de poseer.

Capítulo 6

El gran mandamiento

 1Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová, vuestro Dios, mandó que os enseñara, para que los pongáis por obra en la tierra a la que vais a pasar para tomarla en posesión, 2a fin de que temas a Jehová, tu Dios, guardando todos los estatutos y mandamientos que yo te mando, tú, tu hijo y el hijo de tu hijo, todos los días de tu vida, para que se prolonguen tus días. 3Oye, pues, Israel, y cuida de ponerlos por obra, para que te vaya bien en la tierra que fluye leche y miel, y os multipliquéis, como te ha dicho Jehová, el Dios de tus padres. 4Oye, Israel: Jehová, nuestro Dios, Jehová uno es. 5Amarás a Jehová, tu Dios, de todo tu corazón, de toda tu alma y con todas tus fuerzas. 6Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón. 7Se las repetirás a tus hijos, y les hablarás de ellas estando en tu casa y andando por el camino, al acostarte y cuando te levantes. 8Las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; 9las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas.

Exhortaciones a la obediencia

 10Cuando Jehová, tu Dios, te haya introducido en la tierra que juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob que te daría, en ciudades grandes y buenas que tú no edificaste, 11con casas llenas de toda clase de bienes, las cuales tú no llenaste, con cisternas cavadas, que tú no cavaste, y viñas y olivares que no plantaste, luego que comas y te sacies, 12cuídate de no olvidarte de Jehová, que te sacó de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. 13A Jehová, tu Dios, temerás, a él solo servirás y por su nombre jurarás. 14No vayáis detrás de dioses ajenos, de los dioses de los pueblos que están en vuestros contornos, 15porque Jehová, tu Dios, que está en medio de ti, es un Dios celoso; su furor se inflamaría contra ti y te haría desaparecer de sobre la tierra. 16No tentaréis a Jehová, vuestro Dios, como lo tentasteis en Masah. 17Guardad cuidadosamente los mandamientos de Jehová, vuestro Dios, sus testimonios y los estatutos que te ha mandado. 18Haz lo recto y bueno ante los ojos de Jehová, para que te vaya bien y llegues a poseer la buena tierra que Jehová juró dar a tus padres, 19y para que él arroje a tus enemigos de delante de ti, como Jehová ha dicho. 20Mañana, cuando te pregunte tu hijo: ¿Qué significan los testimonios, estatutos y decretos que Jehová nuestro Dios os mandó?, 21dirás a tu hijo: Nosotros éramos siervos del faraón en Egipto, y Jehová nos sacó de Egipto con mano poderosa. 22Jehová hizo delante de nuestros ojos señales y milagros grandes y terribles en Egipto, contra el faraón y contra toda su casa. 23Y nos sacó de allá para traernos y darnos la tierra que prometió a nuestros padres. 24Jehová nos mandó que cumplamos todos estos estatutos, y que temamos a Jehová, nuestro Dios, para que nos vaya bien todos los días y para que nos conserve la vida, como hasta hoy. 25Y tendremos justicia cuando cuidemos de poner por obra todos estos mandamientos delante de Jehová, nuestro Dios, como él nos ha mandado.

Capítulo 7

Advertencias contra la idolatría de Canaán

 1Cuando Jehová, tu Dios, te haya introducido en la tierra a la que vas a entrar para tomarla, y haya expulsado de delante de ti a muchas naciones: al heteo, al gergeseo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo; siete naciones mayores y más poderosas que tú, 2y Jehová, tu Dios, te las haya entregado y las hayas derrotado, las destruirás del todo. No harás con ellas alianza ni tendrás de ellas misericordia. 3No emparentarás con ellas, no darás tu hija a su hijo ni tomarás a su hija para tu hijo. 4Porque apartará de mí a tu hijo, que serviría a dioses ajenos. Entonces el furor de Jehová se encenderá contra vosotros y os destruirá bien pronto. 5Pero así habéis de hacer con ellos: sus altares destruiréis, quebraréis sus estatuas, destruiréis sus imágenes de Asera y quemaréis sus esculturas en el fuego.

Un pueblo santo para Jehová

 6Porque tú eres pueblo santo para Jehová, tu Dios; Jehová, tu Dios, te ha escogido para que le seas un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra. 7No por ser vosotros el más numeroso de todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos, 8sino porque Jehová os amó y quiso guardar el juramento que hizo a vuestros padres; por eso os ha sacado Jehová con mano poderosa, y os ha rescatado de la servidumbre, de manos del faraón, rey de Egipto. 9Conoce, pues, que Jehová, tu Dios, es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta por mil generaciones, 10pero que da su merecido, en su propia persona, al que le aborrece, destruyéndolo; a quien le odia, no se demora en darle en su propia persona el pago. 11Guarda, por tanto, los mandamientos, estatutos y decretos que yo te mando hoy que cumplas.

Bendiciones de la obediencia

 12Por haber oído estos decretos, haberlos guardado y puesto por obra, Jehová, tu Dios, guardará contigo el pacto y la misericordia que juró a tus padres. 13Te amará, te bendecirá y te multiplicará, bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra, tu grano, tu mosto, tu aceite, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas, en la tierra que juró a tus padres que te daría. 14Bendito serás más que todos los pueblos; no habrá en ti hombre ni mujer estéril, ni en tus ganados. 15Apartará Jehová de ti toda enfermedad, y ninguna de las malas plagas de Egipto que tú conoces hará caer sobre ti, sino que las hará caer sobre todos los que te aborrezcan. 16Destruirás a todos los pueblos que Jehová, tu Dios, te entrega. No tendrás piedad de ellos ni servirás a sus dioses, porque te será tropiezo. 17Si dices en tu corazón: Estas naciones son mucho más numerosas que yo, ¿cómo las podré exterminar?, 18no les tengas temor. Acuérdate bien de lo que hizo Jehová, tu Dios, con el faraón y con todo Egipto, 19de las grandes pruebas que vieron tus ojos, de las señales y milagros, de la mano poderosa y el brazo extendido con que Jehová, tu Dios, te sacó. Así hará Jehová, tu Dios, con todos los pueblos en cuya presencia tú temes. 20También enviará Jehová, tu Dios, avispas contra ellos, hasta que perezcan los que queden y los que se hayan escondido de tu presencia. 21No desmayes delante de ellos, porque Jehová, tu Dios, está en medio de ti, Dios grande y temible. 22Jehová, tu Dios, irá expulsando a estas naciones de delante de ti poco a poco; no podrás acabar con ellas en seguida, para que las fieras del campo no se multipliquen contra ti. 23Pero Jehová, tu Dios, las entregará delante de ti, y les causará grandes destrozos hasta que sean destruidas. 24Él entregará sus reyes en tus manos, y tú borrarás sus nombres de debajo del cielo. Nadie te podrá resistir, hasta que los destruyas. 25Quemarás las esculturas de sus dioses en el fuego; no codiciarás la plata ni el oro que las recubren, ni los tomarás para ti, no sea que tropieces por ello, pues es una abominación para Jehová, tu Dios. 26No llevarás ninguna cosa abominable a tu casa, para que no seas anatema. Del todo la aborrecerás y la abominarás, porque es anatema.

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