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Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:
Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.
Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.
Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?
Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.
Capítulo 18
Arresto de Jesús
1Habiendo dicho Jesús estas cosas, salió con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto en el cual entró con sus discípulos. 2Y también Judas, el que lo entregaba, conocía aquel lugar, porque muchas veces Jesús se había reunido allí con sus discípulos. 3Judas, pues, tomando una compañía de soldados y guardias de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue allí con linternas, antorchas y armas. 4Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó y les preguntó: --¿A quién buscáis? 5Le respondieron: --A Jesús nazareno. Jesús les dijo: --Yo soy. Estaba también con ellos Judas, el que lo entregaba. 6Cuando les dijo: "Yo soy", retrocedieron y cayeron a tierra. 7Volvió, pues, a preguntarles: --¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: --A Jesús nazareno. 8Respondió Jesús: --Os he dicho que yo soy. Si me buscáis a mí, dejad ir a estos. 9Esto dijo para que se cumpliera aquello que había dicho: "De los que me diste, no perdí ninguno". 10Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, hirió al siervo del Sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba Malco. 11Jesús entonces dijo a Pedro: --Mete tu espada en la vaina. La copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?Jesús ante el sumo sacerdote
12Entonces la compañía de soldados, el comandante y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron 13y lo llevaron primeramente ante Anás, porque era suegro de Caifás, que era Sumo sacerdote aquel año. 14Caifás fue quien explicó a los judíos que convenía que un solo hombre muriera por el pueblo.Pedro en el patio de Anás
15Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Este discípulo era conocido del Sumo sacerdote, y entró con Jesús al patio del Sumo sacerdote; 16pero Pedro estaba fuera, a la puerta. Salió, pues, el discípulo que era conocido del Sumo sacerdote, y habló a la portera e hizo entrar a Pedro. 17Entonces la criada portera dijo a Pedro: --¿No eres tú también de los discípulos de este hombre? Dijo él: --¡No lo soy! 18Estaban en pie los siervos y los guardias que habían encendido un fuego, porque hacía frío y se calentaban. También con ellos estaba Pedro en pie, calentándose.Anás interroga a Jesús
19El Sumo sacerdote preguntó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. 20Jesús le respondió: --Yo públicamente he hablado al mundo. Siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en oculto. 21¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta, a los que han oído, de qué les he hablado; ellos saben lo que yo he dicho. 22Cuando Jesús dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada, diciendo: --¿Así respondes al Sumo sacerdote? 23Jesús le respondió: --Si he hablado mal, testifica en qué está el mal; pero si bien, ¿por qué me golpeas? 24Anás entonces lo envió atado a Caifás, el Sumo sacerdote.Pedro niega a Jesús
25Estaba, pues, Pedro en pie, calentándose, y le preguntaron: --¿No eres tú de sus discípulos? Él negó y dijo: --¡No lo soy! 26Uno de los siervos del Sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le dijo: --¿No te vi yo en el huerto con él? 27Negó Pedro otra vez, y en seguida cantó el gallo.Jesús ante Pilato
28Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era de mañana, y ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse y así poder comer la Pascua. 29Entonces salió Pilato a donde ellos estaban, y les dijo: --¿Qué acusación traéis contra este hombre? 30Respondieron y le dijeron: --Si este no fuera malhechor, no te lo habríamos entregado. 31Entonces les dijo Pilato: --Tomadlo vosotros y juzgadlo según vuestra ley. Los judíos le dijeron: --A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie. 32Dijeron esto para que se cumpliera la palabra que Jesús había dicho, dando a entender de qué muerte iba a morir. 33Entonces Pilato volvió a entrar en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo: --¿Eres tú el Rey de los judíos? 34Jesús le respondió: --¿Dices tú esto por ti mismo o te lo han dicho otros de mí? 35Pilato le respondió: --¿Soy yo acaso judío? Tu nación y los principales sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho? 36Respondió Jesús: --Mi Reino no es de este mundo; si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí. 37Le dijo entonces Pilato: --Luego, ¿eres tú rey? Respondió Jesús: --Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz. 38Le dijo Pilato: --¿Qué es la verdad? Y dicho esto, salió otra vez a donde estaban los judíos, y les dijo: --Yo no hallo en él ningún delito. 39Pero vosotros tenéis la costumbre de que os suelte a un preso en la Pascua. ¿Queréis, pues, que os suelte al Rey de los judíos? 40Entonces todos dieron voces de nuevo, diciendo: --¡A éste no! ¡A Barrabás! --y Barrabás era ladrón--.Capítulo 19
1Así que tomó entonces Pilato a Jesús y lo azotó. 2Los soldados entretejieron una corona de espinas y la pusieron sobre su cabeza, y lo vistieron con un manto de púrpura, 3y le decían: --¡Salve, Rey de los judíos! --y le daban bofetadas. 4Entonces Pilato salió otra vez, y les dijo: --Mirad, os lo traigo fuera para que entendáis que ningún delito hallo en él. 5Y salió Jesús llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Pilato les dijo: --¡Este es el hombre! 6Cuando lo vieron los principales sacerdotes y los guardias, dieron voces diciendo: --¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo! Pilato les dijo: --Tomadlo vosotros y crucificadlo, porque yo no hallo delito en él. 7Los judíos le respondieron: --Nosotros tenemos una ley y, según nuestra ley, debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios. 8Cuando Pilato oyó decir esto, tuvo más miedo. 9Entró otra vez en el pretorio, y dijo a Jesús: --¿De dónde eres tú? Pero Jesús no le respondió. 10Entonces le dijo Pilato: --¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte y autoridad para soltarte? 11Respondió Jesús: --Ninguna autoridad tendrías contra mí si no te fuera dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene. 12Desde entonces procuraba Pilato soltarlo, pero los judíos daban voces diciendo: --Si a este sueltas, no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César se opone. 13Entonces Pilato, oyendo esto, llevó fuera a Jesús, y se sentó en el tribunal, en el lugar llamado El Enlosado, en hebreo, Gábata. 14Era la preparación de la Pascua y como la hora sexta. Entonces dijo a los judíos: --¡Aquí tenéis a vuestro Rey! 15Pero ellos gritaron: --¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícalo! Pilato les dijo: --¿A vuestro Rey he de crucificar? Respondieron los principales sacerdotes: --¡No tenemos más rey que César! 16Así que entonces lo entregó a ellos para que fuera crucificado. Tomaron, pues, a Jesús y se lo llevaron.Crucifixión y muerte de Jesús
17Él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, en hebreo, Gólgota. 18Allí lo crucificaron con otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio. 19Escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: "Jesús Nazareno, Rey de los judíos". 20Muchos de los judíos leyeron este título, porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad, y el título estaba escrito en hebreo, en griego y en latín. 21Dijeron a Pilato los principales sacerdotes de los judíos: --No escribas: "Rey de los judíos", sino: "Este dijo: Soy rey de los judíos". 22Respondió Pilato: --Lo que he escrito, he escrito. 23Cuando los soldados crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo. 24Entonces dijeron entre sí: --No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será. Esto sucedió para que se cumpliera la Escritura, que dice: "Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes". Y así lo hicieron los soldados. 25Estaban junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena. 26Cuando vio Jesús a su madre y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: --Mujer, he ahí tu hijo. 27Después dijo al discípulo: --He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa. 28Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliera: --¡Tengo sed! 29Había allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en vinagre una esponja y, poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca. 30Cuando Jesús tomó el vinagre, dijo: --¡Consumado es! E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.El costado de Jesús traspasado
31Entonces los judíos, por cuanto era la preparación de la Pascua, a fin de que los cuerpos no quedaran en la cruz el sábado (pues aquel sábado era de gran solemnidad), rogaron a Pilato que se les quebraran las piernas y fueran quitados de allí. 32Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas al primero y asimismo al otro que había sido crucificado con él. 33Pero cuando llegaron a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas. 34Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua. 35Y el que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis, 36pues estas cosas sucedieron para que se cumpliera la Escritura: "No será quebrado hueso suyo". 37Y también otra Escritura dice: "Mirarán al que traspasaron".Jesús es sepultado
38Después de todo esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero secretamente por miedo de los judíos, rogó a Pilato que le permitiera llevarse el cuerpo de Jesús; y Pilato se lo concedió. Entonces fue y se llevó el cuerpo de Jesús. 39Vino también Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras. 40Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas, según la costumbre judía de sepultar. 41En el lugar donde fue crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aún no se había puesto a nadie. 42Allí, pues, por causa de la preparación de la Pascua de los judíos, y porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús.
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