La Biblia hoy - Nueva Versión Internacional
Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año
Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:
Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.
Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.
Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?
Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.
Capítulo 26
Isaac en Gerar
1En ese tiempo hubo mucha hambre en aquella región, además de la que hubo en tiempos de Abraham. Por eso Isaac se fue a Guerar, donde se encontraba Abimélec, rey de los filisteos. 2Allí el Señor se le apareció y le dijo: "No vayas a Egipto. Quédate en la región de la que te he hablado. 3Vive en ese lugar por un tiempo. Yo estaré contigo y te bendeciré, porque a ti y a tu descendencia les daré todas esas tierras. Así confirmaré el juramento que le hice a tu padre Abraham. 4Multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo, y les daré todas esas tierras. Por medio de tu descendencia todas las naciones de la tierra serán bendecidas, 5porque Abraham me obedeció y cumplió mis preceptos y mis mandamientos, mis normas y mis enseñanzas." 6Isaac se quedó en Guerar. 7Y cuando la gente del lugar le preguntaba a Isaac acerca de su esposa, él respondía que ella era su hermana. Tan bella era Rebeca que Isaac tenía miedo de decir que era su esposa, pues pensaba que por causa de ella podrían matarlo. 8Algún tiempo después, mientras Abimélec, el rey de los filisteos, miraba por una ventana, vio a Isaac acariciando a su esposa Rebeca. 9Entonces mandó llamar a Isaac y le dijo: ¡Conque ella es tu esposa! ¿Por qué dijiste que era tu hermana? Yo pensé que por causa de ella podrían matarme contestó Isaac. 10¿Por qué nos hiciste esto? replicó Abimélec. Alguno de nosotros podría haberse acostado con tu esposa, ¡y tú nos habrías hecho a todos culpables de ese pecado! 11Por eso Abimélec envió esta orden a todo el pueblo: Si alguien molesta a este hombre o a su esposa, será condenado a muerte. 12Isaac sembró en aquella región, y ese año cosechó al ciento por uno, porque el Señor lo había bendecido. 13Así Isaac fue acumulando riquezas, hasta que llegó a ser muy rico. 14Esto causó que los filisteos comenzaran a tenerle envidia, pues llegó a tener muchas ovejas, vacas y siervos. 15Ahora bien, los filisteos habían cegado todos los pozos de agua que los siervos del padre de Isaac habían cavado. 16Así que Abimélec le dijo a Isaac: Aléjate de nosotros, pues ya eres más poderoso que nosotros. 17Isaac se fue de allí, y acampó en el valle de Guerar, donde se quedó a vivir. 18Abrió nuevamente los pozos de agua que habían sido cavados en tiempos de su padre Abraham, y que los filisteos habían tapado después de su muerte, y les puso los mismos nombres que su padre les había dado. 19Cierta vez, cuando los siervos de Isaac estaban cavando en el valle, encontraron un manantial. 20Pero los pastores de Guerar discutieron acaloradamente con los pastores de Isaac, alegando que el agua era de ellos. Por eso Isaac llamó a ese pozo Pleito, porque habían peleado con él. 21Después sus siervos cavaron otro pozo, por el cual también se pelearon. Por eso Isaac lo llamó Enemistad. 22Entonces Isaac se fue de allí y cavó otro pozo, pero esta vez no hubo ninguna disputa. A este pozo lo llamó Espacios libres, y dijo: "El Señor nos ha dado espacio para que prosperemos en esta región." 23De allí Isaac se dirigió a Berseba. 24Esa noche se le apareció el Señor, y le dijo: "Yo soy el Dios de tu padre Abraham. No temas, que yo estoy contigo. Por amor a mi siervo Abraham, te bendeciré y multiplicaré tu descendencia." 25Allí Isaac construyó un altar e invocó el nombre del Señor. Acampó en ese lugar, y sus siervos cavaron un pozo. 26Cierto día, Abimélec fue a ver a Isaac desde Guerar. Llegó acompañado de su consejero Ajuzat, y de Ficol, el jefe de su ejército. 27Isaac les preguntó: Si tanto me odian, que hasta me echaron de su tierra, ¿para qué vienen a verme? 28Nos hemos dado cuenta de que el Señor está contigo respondieron. Hemos pensado que tú y nosotros debiéramos hacer un pacto, respaldado por un juramento. Ese pacto será el siguiente: 29Tú no nos harás ningún daño, ya que nosotros no te hemos perjudicado, sino que te hemos tratado bien y te hemos dejado ir en paz. ¡Ahora el bendecido del Señor eres tú! 30Isaac les preparó un banquete, y comieron y bebieron. 31A la mañana siguiente se levantaron muy temprano, e hicieron un compromiso mutuo. Luego Isaac los despidió, y ellos se fueron en calidad de amigos. 32Aquel mismo día, los siervos de Isaac fueron y le informaron acerca de un pozo que habían cavado, y le dijeron: ¡Hemos encontrado agua! 33Isaac llamó a ese pozo Juramento. Por eso la ciudad se llama Berseba hasta el día de hoy. 34Esaú tenía cuarenta años de edad cuando se casó con Judit hija de Beerí, el hitita. También se casó con Basemat, hija de un hitita llamado Elón. 35Estas dos mujeres les causaron mucha amargura a Isaac y a Rebeca.Capítulo 27
Jacob obtiene la bendición de Isaac
1Isaac había llegado a viejo y se había quedado ciego. Un día llamó a Esaú, su hijo mayor. ¡Hijo mío! le dijo. Aquí estoy le contestó Esaú. 2Como te darás cuenta, ya estoy muy viejo y en cualquier momento puedo morirme. 3Toma, pues, tus armas, tu arco y tus flechas, y ve al campo a cazarme algún animal. 4Prepárame luego un buen guiso, como a mí me gusta, y tráemelo para que me lo coma. Entonces te bendeciré antes de que muera. 5Como Rebeca había estado escuchando mientras Isaac le hablaba a su hijo Esaú, en cuanto éste se fue al campo a cazar un animal para su padre, 6ella le dijo a su hijo Jacob: Según acabo de escuchar, tu padre le ha pedido a tu hermano Esaú 7que cace un animal y se lo traiga para hacerle un guiso como a él le gusta. También le ha prometido que antes de morirse lo va a bendecir, poniendo al Señor como testigo. 8Ahora bien, hijo mío, escúchame bien, y haz lo que te mando. 9Ve al rebaño y tráeme de allí dos de los mejores cabritos, para que yo le prepare a tu padre un guiso como a él le gusta. 10Tú se lo llevarás para que se lo coma, y así él te dará su bendición antes de morirse. 11Pero Jacob le dijo a su madre: Hay un problema: mi hermano Esaú es muy velludo, y yo soy lampiño. 12Si mi padre me toca, se dará cuenta de que quiero engañarlo, y esto hará que me maldiga en vez de bendecirme. 13Hijo mío, ¡que esa maldición caiga sobre mí! le contestó su madre. Tan sólo haz lo que te pido, y ve a buscarme esos cabritos. 14Jacob fue a buscar los cabritos, se los llevó a su madre, y ella preparó el guiso tal como le gustaba a su padre. 15Luego sacó la mejor ropa de su hijo mayor Esaú, la cual tenía en casa, y con ella vistió a su hijo menor Jacob. 16Con la piel de los cabritos le cubrió los brazos y la parte lampiña del cuello, 17y le entregó a Jacob el guiso y el pan que había preparado. 18Jacob se presentó ante su padre y le dijo: ¡Padre! Dime, hijo mío, ¿quién eres tú? preguntó Isaac. 19Soy Esaú, tu primogénito le contestó Jacob. Ya hice todo lo que me pediste. Ven, por favor, y siéntate a comer de lo que he cazado; así podrás darme tu bendición. 20Pero Isaac le preguntó a su hijo: ¿Cómo fue que lo encontraste tan pronto, hijo mío? El Señor tu Dios me ayudó respondió Jacob. 21Isaac le dijo: Acércate, hijo mío, para que pueda tocarte y saber si de veras eres o no mi hijo Esaú. 22Jacob se acercó a su padre, quien al tocarlo dijo: La voz es la de Jacob, pero las manos son las de Esaú. 23Así que no lo reconoció, porque sus manos eran velludas como las de Esaú. Ya se disponía a bendecirlo 24cuando volvió a preguntarle: ¿En serio eres mi hijo Esaú? Claro que sí respondió Jacob. 25Entonces su padre le dijo: Tráeme lo que has cazado, para que lo coma, y te daré mi bendición. Jacob le sirvió, y su padre comió. También le llevó vino, y su padre lo bebió. 26Luego le dijo su padre: Acércate ahora, hijo mío, y dame un beso. 27Jacob se acercó y lo besó. Cuando Isaac olió su ropa, lo bendijo con estas palabras: "El olor de mi hijo es como el de un campo bendecido por el Señor. 28Que Dios te conceda el rocío del cielo; que de la riqueza de la tierra te dé trigo y vino en abundancia. 29Que te sirvan los pueblos; que ante ti se inclinen las naciones. Que seas señor de tus hermanos; que ante ti se inclinen los hijos de tu madre. Maldito sea el que te maldiga, y bendito el que te bendiga." 30No bien había terminado Isaac de bendecir a Jacob, y éste de salir de la presencia de su padre, cuando Esaú volvió de cazar. 31También él preparó un guiso, se lo llevó a su padre y le dijo: Levántate, padre mío, y come de lo que ha cazado tu hijo. Luego podrás darme tu bendición. 32Pero Isaac lo interrumpió: ¿Quién eres tú? Soy Esaú, tu hijo primogénito respondió. 33Isaac comenzó a temblar y, muy sobresaltado, dijo: ¿Quién fue el que ya me trajo lo que había cazado? Poco antes de que llegaras, yo me lo comí todo. Le di mi bendición, y bendecido quedará. 34Al escuchar Esaú las palabras de su padre, lanzó un grito aterrador y, lleno de amargura, le dijo: ¡Padre mío, te ruego que también a mí me bendigas! 35Pero Isaac le respondió: Tu hermano vino y me engañó, y se llevó la bendición que a ti te correspondía. 36¡Con toda razón le pusieron Jacob! replicó Esaú. Ya van dos veces que me engaña: primero me quita mis derechos de primogénito, y ahora se lleva mi bendición. ¿No te queda ninguna bendición para mí? 37Isaac le respondió: Ya lo he puesto por señor tuyo: todos sus hermanos serán siervos suyos; lo he sustentado con trigo y con vino. ¿Qué puedo hacer ahora por ti, hijo mío? 38Pero Esaú insistió: ¿Acaso tienes una sola bendición, padre mío? ¡Bendíceme también a mí! Y se echó a llorar. 39Entonces su padre le dijo: "Vivirás lejos de las riquezas de la tierra, lejos del rocío que cae del cielo. 40Gracias a tu espada, vivirás y servirás a tu hermano. Pero cuando te impacientes, te librarás de su opresión."Jacob huye de Esaú
41A partir de ese momento, Esaú guardó un profundo rencor hacia su hermano por causa de la bendición que le había dado su padre, y pensaba: "Ya falta poco para que hagamos duelo por mi padre; después de eso, mataré a mi hermano Jacob." 42Cuando Rebeca se enteró de lo que estaba pensando Esaú, mandó llamar a Jacob, y le dijo: Mira, tu hermano Esaú está planeando matarte para vengarse de ti. 43Por eso, hijo mío, obedéceme: Prepárate y huye en seguida a Jarán, a la casa de mi hermano Labán, 44y quédate con él por un tiempo, hasta que se calme el enojo de tu hermano. 45Cuando ya se haya tranquilizado, y olvide lo que le has hecho, yo enviaré a buscarte. ¿Por qué voy a perder a mis dos hijos en un solo día? 46Luego Rebeca le dijo a Isaac: Estas mujeres hititas me tienen harta. Me han quitado las ganas de vivir. Si Jacob se llega a casar con una de las hititas que viven en este país, ¡más me valdría morir!La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional® NVI® Copyright © 1999 by www.biblica.com, Inc.®. All rights reserved worldwide.