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La Biblia hoy - Nueva Versión Internacional

Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año

Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:

  • Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.

  • Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.

  • Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?

  • Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.

Fecha seleccionada
27/02/2025

Deuteronomio 1-2

Capítulo 1

Moisés recuerda a Israel las promesas de Jehová en Horeb

 1Éstas son las palabras que Moisés dirigió a todo Israel en el desierto al este del Jordán, es decir, en el Arabá, frente a Suf, entre la ciudad de Parán y las ciudades de Tofel, Labán, Jazerot y Dizahab. 2Por la ruta del monte Seír hay once días de camino entre Horeb y Cades Barnea. 3El día primero del mes undécimo del año cuarenta, Moisés les declaró a los israelitas todo lo que el Señor les había ordenado por medio de él. 4Poco antes, Moisés había derrotado a Sijón, rey de los amorreos, que reinaba en Hesbón, y a Og, rey de Basán, que reinaba en Astarot y en Edrey. 5Moisés comenzó a explicar esta ley cuando todavía estaban los israelitas en el país de Moab, al este del Jordán. Les dijo: 6"Cuando estábamos en Horeb, el Señor nuestro Dios nos ordenó: Üstedes han permanecido ya demasiado tiempo en este monte. 7Pónganse en marcha y diríjanse a la región montañosa de los amorreos y a todas las zonas vecinas: el Arabá, las montañas, las llanuras occidentales, el Néguev y la costa, hasta la tierra de los cananeos, el Líbano y el gran río, el Éufrates. 8Yo les he entregado esta tierra; ¡adelante, tomen posesión de ella! El Señor juró que se la daría a los antepasados de ustedes, es decir, a Abraham, Isaac y Jacob, y a sus descendientes.

Nombramiento de jueces

 9"En aquel tiempo les dije: Yo solo no puedo con todos ustedes. 10El Señor su Dios los ha hecho tan numerosos que hoy son ustedes tantos como las estrellas del cielo. 11¡Que el Señor, el Dios de sus antepasados, los multiplique mil veces más, y los bendiga tal como lo prometió! 12¿Cómo puedo seguir ocupándome de todos los problemas, las cargas y los pleitos de ustedes? 13Escojan de cada una de sus tribus a hombres sabios, inteligentes y experimentados, para que sean sus jefes. 14Üstedes me respondieron: Tu plan de acción nos parece excelente. 15Así que tomé a los líderes de sus tribus, hombres sabios y experimentados, y les di autoridad sobre ustedes. Los puse como jefes de grupos de mil, de cien, de cincuenta y de diez, y como funcionarios de las tribus. 16Además, en aquel tiempo les di a sus jueces la siguiente orden: Atiendan todos los litigios entre sus hermanos, y juzguen con imparcialidad, tanto a los israelitas como a los extranjeros. 17No sean parciales en el juicio; consideren de igual manera la causa de los débiles y la de los poderosos. No se dejen intimidar por nadie, porque el juicio es de Dios. Los casos que no sean capaces de resolver, tráiganmelos, que yo los atenderé. 18"Fue en aquel tiempo cuando yo les ordené todo lo que ustedes debían hacer.

Misión de los doce espías

 19"Obedecimos al Señor nuestro Dios y salimos de Horeb rumbo a la región montañosa de los amorreos. Cruzamos todo aquel inmenso y terrible desierto que ustedes han visto, y así llegamos a Cades Barnea. 20Entonces les dije: Han llegado a la región montañosa de los amorreos, la cual el Señor nuestro Dios nos da. 21Miren, el Señor su Dios les ha entregado la tierra. Vayan y tomen posesión de ella como les dijo el Señor, el Dios de sus antepasados. No tengan miedo ni se desanimen. 22"Pero todos ustedes vinieron a decirme: Enviemos antes algunos de los nuestros para que exploren la tierra y nos traigan un informe de la ruta que debemos seguir y de las ciudades en las que podremos entrar. 23"Su propuesta me pareció buena, así que escogí a doce de ustedes, uno por cada tribu. 24Los doce salieron en dirección a la región montañosa, y llegaron al valle de Escol y lo exploraron. 25Tomaron consigo algunos de los frutos de la tierra, nos los trajeron y nos informaron lo buena que es la tierra que nos da el Señor nuestro Dios. 26"Sin embargo, ustedes se negaron a subir y se rebelaron contra la orden del Señor su Dios. 27Se pusieron a murmurar en sus carpas y dijeron: El Señor nos aborrece; nos hizo salir de Egipto para entregarnos a los amorreos y destruirnos. 28¿A dónde iremos? Nuestros hermanos nos han llenado de miedo, pues nos informan que la gente de allá es más fuerte y más alta que nosotros, y que las ciudades son grandes y tienen muros que llegan hasta el cielo. ¡Para colmo, nos dicen que allí vieron anaquitas! 29"Entonces les respondí: No se asusten ni les tengan miedo. 30El Señor su Dios marcha al frente y peleará por ustedes, como vieron que lo hizo en Egipto 31y en el desierto. Por todo el camino que han recorrido, hasta llegar a este lugar, ustedes han visto cómo el Señor su Dios los ha guiado, como lo hace un padre con su hijo. 32"A pesar de eso, ninguno de ustedes confió en el Señor su Dios, 33que se adelantaba a ustedes para buscarles dónde acampar. De noche lo hacía con fuego, para que vieran el camino a seguir, y de día los acompañaba con una nube.

Dios castiga a Israel

 34"Cuando el Señor oyó lo que ustedes dijeron, se enojó e hizo este juramento: 35Ni un solo hombre de esta generación perversa verá la buena tierra que juré darles a sus antepasados. 36Sólo la verá Caleb hijo de Jefone. A él y a sus descendientes les daré la tierra que han tocado sus pies, porque fue fiel al Señor. 37"Por causa de ustedes el Señor se enojó también conmigo, y me dijo: Tampoco tú entrarás en esa tierra. 38Quien sí entrará es tu asistente, Josué hijo de Nun. Infúndele ánimo, pues él hará que Israel posea la tierra. 39En cuanto a sus hijos pequeños, que todavía no saben distinguir entre el bien y el mal, y de quienes ustedes pensaron que servirían de botín, ellos sí entrarán en la tierra y la poseerán, porque yo se la he dado. 40Y ahora, ¡regresen al desierto! Sigan la ruta del Mar Rojo.

La derrota en Horma

 41Üstedes me respondieron: Hemos pecado contra el Señor. Pero iremos y pelearemos, como el Señor nuestro Dios nos lo ha ordenado. Así que cada uno de ustedes se equipó para la guerra, pensando que era fácil subir a la región montañosa. 42"Pero el Señor me dijo: Diles que no suban ni peleen, porque yo no estaré con ellos. Si insisten, los derrotarán sus enemigos. 43"Yo les di la información, pero ustedes no obedecieron. Se rebelaron contra la orden del Señor y temerariamente subieron a la región montañosa. 44Los amorreos que vivían en aquellas montañas les salieron al encuentro y los persiguieron como abejas, y los vencieron por completo desde Seír hasta Jormá. 45Entonces ustedes regresaron y lloraron ante el Señor, pero él no prestó atención a su lamento ni les hizo caso. 46Por eso ustedes tuvieron que permanecer en Cades tanto tiempo.

Capítulo 2

Los años en el desierto

 1"En seguida nos dirigimos hacia el desierto por la ruta del Mar Rojo, como el Señor me lo había ordenado. Nos llevó mucho tiempo rodear la región montañosa de Seír. 2Entonces el Señor me dijo: 3Dejen ya de andar rondando por estas montañas, y diríjanse al norte. 4Dale estas órdenes al pueblo: ?Pronto pasarán ustedes por el territorio de sus hermanos, los descendientes de Esaú, que viven en Seír. Aunque ellos les tienen miedo a ustedes, tengan mucho cuidado; 5no peleen con ellos, porque no les daré a ustedes ninguna porción de su territorio, ni siquiera el lugar donde ustedes planten el pie. A Esaú le he dado por herencia la región montañosa de Seír. 6Páguenles todo el alimento y el agua que ustedes consuman. 7"Bien saben que el Señor su Dios los ha bendecido en todo lo que han emprendido, y los ha cuidado por todo este inmenso desierto. Durante estos cuarenta años, el Señor su Dios ha estado con ustedes y no les ha faltado nada. 8"Así que bordeamos el territorio de nuestros hermanos, los descendientes de Esaú, que viven en Seír. Seguimos la ruta del Arabá, que viene desde Elat y Ezión Guéber. Luego dimos vuelta y viajamos por la ruta del desierto de Moab. 9"El Señor también me dijo: No ataquen a los moabitas, ni los provoquen a la guerra, porque no les daré a ustedes ninguna porción de su territorio. A los descendientes de Lot les he dado por herencia la región de Ar. " 10Tiempo atrás vivió allí un pueblo fuerte y numeroso, el de los emitas, que eran tan altos como los anaquitas. 11Tanto a ellos como a los anaquitas se les consideraba gigantes, pero los moabitas los llamaban emitas. 12Antiguamente los horeos vivieron en Seír, pero los descendientes de Esaú los desalojaron, los destruyeron y se establecieron en su lugar, tal como lo hará Israel en la tierra que el Señor le va a dar en posesión. 13"El Señor ordenó: ¡En marcha! ¡Crucen el arroyo Zéred! Y así lo hicimos. 14Habían pasado treinta y ocho años desde que salimos de Cades Barnea hasta que cruzamos el arroyo Zéred. Para entonces ya había desaparecido del campamento toda la generación de guerreros, tal como el Señor lo había jurado. 15El Señor atacó el campamento hasta que los eliminó por completo. 16"Cuando ya no quedaba entre el pueblo ninguno de aquellos guerreros, 17el Señor me dijo: 18Hoy van a cruzar la frontera de Moab por la ciudad de Ar. 19Cuando lleguen a la frontera de los amonitas, no los ataquen ni los provoquen a la guerra, porque no les daré a ustedes ninguna porción de su territorio. Esa tierra se la he dado por herencia a los descendientes de Lot. 20Hace mucho tiempo, a esta región se le consideró tierra de gigantes, porque antiguamente ellos vivían allí. Los amonitas los llamaban zamzumitas. 21Eran fuertes y numerosos, y tan altos como los anaquitas, pero el Señor los destruyó por medio de los amonitas, quienes luego de desalojarlos se establecieron en su lugar. 22Lo mismo hizo el Señor en favor de los descendientes de Esaú, que vivían en Seír, cuando por medio de ellos destruyó a los horeos. A éstos los desalojó para que los descendientes de Esaú se establecieran en su lugar, y hasta el día de hoy residen allí. 23Y en cuanto a los aveos que vivían en las aldeas cercanas a Gaza, los caftoritas procedentes de Creta los destruyeron y se establecieron en su lugar. Derrota de Sijón, rey de Hesbón 24"Después nos dijo el Señor: Emprendan de nuevo el viaje y crucen el arroyo Arnón. Yo les entrego a Sijón el amorreo, rey de Hesbón, y su tierra. Láncense a la conquista. Declárenle la guerra. 25Hoy mismo comenzaré a infundir entre todas las naciones que hay debajo del cielo terror y espanto hacia ustedes. Cuando ellas escuchen hablar de ustedes, temblarán y se llenarán de pánico.

Israel derrota a Sehón

 26"Desde el desierto de Cademot envié mensajeros a Sijón, rey de Hesbón, con esta oferta de paz: 27Déjanos pasar por tu país; nos mantendremos en el camino principal, sin desviarnos ni a la derecha ni a la izquierda. 28Te pagaremos todo el alimento y toda el agua que consumamos. Sólo permítenos pasar, 29tal como nos lo permitieron los descendientes de Esaú, que viven en Seír, y los moabitas, que viven en Ar. Necesitamos cruzar el Jordán para entrar en la tierra que nos da el Señor nuestro Dios. 30"Pero Sijón, rey de Hesbón, se negó a dejarnos pasar por allí, porque el Señor nuestro Dios había ofuscado su espíritu y endurecido su corazón, para hacerlo súbdito nuestro, como lo es hasta hoy. 31Entonces el Señor me dijo: Ahora mismo voy a entregarles a Sijón y su país. Láncense a conquistarlo, y tomen posesión de su territorio. 32"Cuando Sijón, acompañado de todo su ejército, salió a combatirnos en Yahaza, 33el Señor nuestro Dios nos lo entregó y lo derrotamos, junto con sus hijos y todo su ejército. 34En aquella ocasión conquistamos todas sus ciudades y las destruimos por completo; matamos a varones, mujeres y niños. ¡Nadie quedó con vida! 35Sólo nos llevamos el ganado y el botín de las ciudades que conquistamos. 36Desde Aroer, que está a la orilla del arroyo Arnón, hasta Galaad, no hubo ciudad que nos ofreciera resistencia; el Señor nuestro Dios nos entregó las ciudades una a una. 37Sin embargo, conforme a la orden del Señor nuestro Dios, no nos acercamos al territorio amonita, es decir, a toda la franja que se extiende a lo largo del arroyo Jaboc, ni a las ciudades de la región montañosa.

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