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La Biblia hoy - Nueva Versión Internacional

Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año

Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:

  • Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.

  • Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.

  • Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?

  • Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.

Fecha seleccionada
20/02/2025

Números 19-21

Capítulo 19

La purificación de los inmundos

 1El Señor les dijo a Moisés y a Aarón: 2"El siguiente estatuto forma parte de la ley que yo, el Señor, he promulgado: Los israelitas traerán una vaca de piel rojiza, sin defecto, y que nunca haya llevado yugo. 3La entregarán al sacerdote Eleazar, quien ordenará que la saquen fuera del campamento y que en su presencia la degüellen. 4Después el sacerdote Eleazar mojará el dedo en la sangre y rociará siete veces en dirección a la Tienda de reunión. 5Hará también que la vaca sea incinerada en su presencia. Se quemará la piel, la carne y la sangre, junto con el excremento. 6Luego el sacerdote tomará ramas de cedro y de hisopo, y un paño escarlata, y lo echará al fuego donde se incinere la vaca. 7Finalmente, el sacerdote lavará sus vestidos y se bañará. Después de eso podrá volver al campamento, pero quedará impuro hasta el anochecer. 8El que incinere la vaca lavará también sus vestidos y se bañará, y quedará impuro hasta el anochecer. 9"Un hombre ritualmente puro recogerá las cenizas de la vaca, y las llevará a un lugar puro fuera del campamento. Allí se depositarán las cenizas para que la comunidad israelita las use como sacrificio expiatorio, junto con el agua de purificación. 10El que recoja las cenizas de la vaca lavará también sus vestidos, y quedará impuro hasta el anochecer. Éste será un estatuto perpetuo para los israelitas y para los extranjeros que vivan entre ellos. 11"Quien toque el cadáver de alguna persona, quedará impuro siete días. 12Para purificarse, los días tercero y séptimo usará el agua de la purificación, y así quedará puro. Pero si no se purifica durante esos días, quedará impuro. 13"Quien toque el cadáver de alguna persona, y no se purifique, contamina el santuario del Señor. Tal persona será eliminada de Israel, pues habrá quedado impura por no haber recibido las aguas de purificación. 14"Ésta es la ley que se aplicará cuando alguien muera en alguna de las tiendas: Todo el que entre en la tienda, y todo el que se encuentre en ella, quedará impuro siete días. 15Toda vasija que no haya estado bien tapada también quedará impura. 16"Quien al pasar por un campo toque el cadáver de alguien que haya sido asesinado o que haya muerto de muerte natural, o toque huesos humanos o un sepulcro, quedará impuro siete días. 17"Para purificar a la persona que quedó impura, en una vasija se pondrá un poco de la ceniza del sacrificio expiatorio, y se le echará agua fresca. 18Después de eso, alguien ritualmente puro tomará hisopo, lo mojará en el agua, y rociará la tienda y todos sus utensilios, y a todos los que estén allí. También se rociará al que haya tocado los huesos humanos, el sepulcro o el cadáver de alguien que haya sido asesinado o que haya muerto de muerte natural. 19El hombre ritualmente puro rociará a la persona impura los días tercero y séptimo. Al séptimo día, purificará a la persona impura, la cual lavará sus vestidos y se bañará. Así quedará purificada al anochecer. 20Pero si la persona impura no se purifica, será eliminada de la comunidad por haber contaminado el santuario del Señor. Tal persona habrá quedado impura por no haber recibido las aguas de purificación. 21Éste es un estatuto perpetuo para Israel. "El que rocía con las aguas de purificación también lavará sus vestidos, y quien toque el agua de purificación quedará impuro hasta el anochecer. 22Todo lo que el impuro toque quedará impuro, y quien lo toque a él, también quedará impuro."

Capítulo 20

Agua de la roca

 1Toda la comunidad israelita llegó al desierto de Zin el mes primero, y acampó en Cades. Fue allí donde Miriam murió y fue sepultada. 2Como hubo una gran escasez de agua, los israelitas se amotinaron contra Moisés y Aarón, 3y le reclamaron a Moisés: "¡Ojalá el Señor nos hubiera dejado morir junto con nuestros hermanos! 4¿No somos acaso la asamblea del Señor? ¿Para qué nos trajiste a este desierto, a morir con nuestro ganado? 5¿Para qué nos sacaste de Egipto y nos metiste en este horrible lugar? Aquí no hay semillas, ni higueras, ni viñas, ni granados, ¡y ni siquiera hay agua!" 6Moisés y Aarón se apartaron de la asamblea y fueron a la entrada de la Tienda de reunión, donde se postraron rostro en tierra. Entonces la gloria del Señor se manifestó ante ellos, 7y el Señor le dijo a Moisés: 8"Toma la vara y reúne a la asamblea. En presencia de ésta, tú y tu hermano le ordenarán a la roca que dé agua. Así harán que de ella brote agua, y darán de beber a la asamblea y a su ganado." 9Tal como el Señor se lo había ordenado, Moisés tomó la vara que estaba ante el Señor. 10Luego Moisés y Aarón reunieron a la asamblea frente a la roca, y Moisés dijo: "¡Escuchen, rebeldes! ¿Acaso tenemos que sacarles agua de esta roca?" 11Dicho esto, levantó la mano y dos veces golpeó la roca con la vara, ¡y brotó agua en abundancia, de la cual bebieron la asamblea y su ganado! 12El Señor les dijo a Moisés y a Aarón: "Por no haber confiado en mí, ni haber reconocido mi santidad en presencia de los israelitas, no serán ustedes los que lleven a esta comunidad a la tierra que les he dado." 13A estas aguas se les conoce como la fuente de Meribá, porque fue allí donde los israelitas le hicieron reclamaciones al Señor, y donde él manifestó su santidad.

Edom rehúsa dar paso a Israel

 14Desde Cades, Moisés envío emisarios al rey de Edom, con este mensaje: "Así dice tu hermano Israel: Tú conoces bien todos los sufrimientos que hemos padecido. 15Sabes que nuestros antepasados fueron a Egipto, donde durante muchos años vivimos, y que los egipcios nos maltrataron a nosotros y a nuestros padres. 16También sabes que clamamos al Señor, y que él escuchó nuestra súplica y nos envió a un ángel que nos sacó de Egipto. " Ya estamos en Cades, población que está en las inmediaciones de tu territorio. 17Sólo te pedimos que nos dejes cruzar por tus dominios. Te prometo que no entraremos en ningún campo ni viña, ni beberemos agua de ningún pozo. Nos limitaremos a pasar por el camino real, sin apartarnos de él para nada, hasta que salgamos de tu territorio. " 18Pero el rey de Edom le mandó a decir: "Ni siquiera intenten cruzar por mis dominios; de lo contrario, saldré con mi ejército y los atacaré." 19Los israelitas insistieron: "Sólo pasaremos por el camino principal, y si nosotros o nuestro ganado llegamos a beber agua de tus pozos, te lo pagaremos. Lo único que pedimos es que nos permitas pasar por él." 20El rey fue tajante en su respuesta: "¡Por aquí no pasarán!" Y salió contra ellos con un poderoso ejército, 21resuelto a no dejarlos cruzar por su territorio. Así que los israelitas se vieron obligados a ir por otro camino.

Aarón muere en el Monte Hor

 22Toda la comunidad israelita partió de Cades y llegó al monte Hor, 23cerca de la frontera de Edom. Allí el Señor les dijo a Moisés y a Aarón: 24"Pronto Aarón partirá de este mundo, de modo que no entrará en la tierra que les he dado a los israelitas porque ustedes dos no obedecieron la orden que les di en la fuente de Meribá. 25Así que lleva a Aarón y a su hijo al monte Hor. 26Allí le quitarás a Aarón sus vestiduras sacerdotales, y se las pondrás a su hijo Eleazar, pues allí Aarón se reunirá con sus antepasados." 27Moisés llevó a cabo lo que el Señor le ordenó. A la vista de todo el pueblo, los tres subieron al monte Hor. 28Moisés le quitó a Aarón las vestiduras sacerdotales, y se las puso a Eleazar. Allí, en la cumbre del monte, murió Aarón. Luego Moisés y Eleazar descendieron del monte. 29Y cuando el pueblo se enteró de que Aarón había muerto, lo lloró treinta días.

Capítulo 21

El rey de Arad ataca a Israel

 1Cuando el cananeo que reinaba en la ciudad de Arad y vivía en el Néguev se enteró de que los israelitas venían por el camino de Atarín, los atacó y capturó a algunos de ellos. 2Entonces el pueblo de Israel hizo este voto al Señor: "Si tú nos aseguras la victoria sobre este enemigo, destruiremos por completo sus ciudades." 3El Señor atendió a la súplica de los israelitas y les concedió la victoria sobre los cananeos, a los que destruyeron por completo, junto con sus ciudades. Por eso a aquel lugar se le llamó Jormá.[1]

La serpiente de bronce

 4Los israelitas salieron del monte Hor por la ruta del Mar Rojo, bordeando el territorio de Edom. En el camino se impacientaron 5y comenzaron a hablar contra Dios y contra Moisés: ¿Para qué nos trajeron ustedes de Egipto a morir en este desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua! ¡Ya estamos hartos de esta pésima comida! 6Por eso el Señor mandó contra ellos serpientes venenosas, para que los mordieran, y muchos israelitas murieron. 7El pueblo se acercó entonces a Moisés, y le dijo: Hemos pecado al hablar contra el Señor y contra ti. Ruégale al Señor que nos quite esas serpientes. Moisés intercedió por el pueblo, 8y el Señor le dijo: Hazte una serpiente, y ponla en un asta. Todos los que sean mordidos y la miren, vivirán. 9Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso en un asta. Los que eran mordidos, miraban a la serpiente de bronce y vivían.

Los israelitas rodean la tierra de Moab

 10Los israelitas se pusieron en marcha y acamparon en Obot. 11De allí partieron y acamparon en Iyé Abarín, que está en el desierto, al oriente de Moab. 12De allí partieron y acamparon en el valle de Zéred. 13De allí partieron y acamparon al otro lado del río Arnón, que está en el desierto que se extiende desde el territorio de los amorreos. El río Arnón sirve de frontera entre el territorio de los moabitas y el de los amorreos. 14Por eso puede leerse en el libro de las guerras del Señor: "... hacia el Mar Rojo, los valles y el Arnón. 15La ladera de los valles que se extienden hasta la región de Ar y la frontera de Moab." 16De allí continuaron hasta Ber, el pozo donde el Señor le dijo a Moisés: "Reúne al pueblo, y les daré agua." 17En esa ocasión Israel entonó este cántico: "¡Que brote el agua! ¡Que cante el pozo! 18¡Pozo que el gobernante cavó con su cetro y que el noble abrió con su vara!" Desde el desierto se dirigieron a Matana; 19de Matana a Najaliel, de Najaliel a Bamot, 20y de Bamot al valle que está en la región de Moab, hasta la cumbre del monte Pisgá, desde donde puede verse el desierto de Jesimón.

Israel derrota a Sehón

 21Israel envió emisarios a Sijón, rey de los amorreos, con este mensaje: 22"Te pido que nos dejes pasar por tus dominios. Te prometo que no entraremos en ningún campo ni viña, ni beberemos agua de ningún pozo. Nos limitaremos a pasar por el camino real, hasta que salgamos de tu territorio." 23Pero Sijón no dejó que los israelitas pasaran por sus dominios. Más bien, reunió a sus tropas y salió a hacerles frente en el desierto. Cuando llegó a Yahaza, los atacó. 24Pero los israelitas lo derrotaron y se apoderaron de su territorio, desde el río Arnón hasta el río Jaboc, es decir, hasta la frontera de los amonitas, la cual estaba fortificada. 25Israel se apoderó de todas las ciudades amorreas y se estableció en ellas, incluso en Hesbón y en todas sus aldeas. 26Hesbón era la ciudad capital de Sijón, rey de los amorreos, quien había luchado en contra del anterior rey de Moab, conquistando todo su territorio, hasta el río Arnón. 27Por eso dicen los poetas: "Vengan a Hesbón, la ciudad de Sijón. ¡Reconstrúyanla! ¡Restáurenla! 28Porque de Hesbón ha salido fuego; de la ciudad de Sijón salieron llamas. ¡Y consumieron las ciudades de Moab y las alturas que dominan el Arnón! 29¡Ay de ti, Moab! ¡Estás destruido, pueblo de Quemós! y a tus hijas en prisioneras de Sijón, rey de los amorreos. 30"Los hemos destruido por completo, desde Hesbón hasta Dibón. Los devastamos hasta Nofa, ¡los destruimos hasta Medeba!"

Israel derrota a Og de Basán

 31Así fue como Israel se estableció en la tierra de los amorreos. 32Moisés también envió a explorar Jazer, y los israelitas se apoderaron de sus aldeas, expulsando a los amorreos que vivían allí. 33Al volver, tomaron el camino de Basán. Fue allí donde Og, el rey de Basán, salió con su ejército para hacerles frente en Edrey. 34Pero el Señor le dijo a Moisés: "No le tengas miedo, porque voy a entregar en tus manos a Og, a su ejército, y a su territorio. Harás con él lo mismo que hiciste con Sijón, el rey de los amorreos que vivía en Hesbón." 35Así fue como los israelitas mataron a Og, a sus hijos y a todo su ejército, hasta no dejar sobreviviente, y se apoderaron de su territorio.

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