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La Biblia hoy - Nueva Versión Internacional

Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año

Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:

  • Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.

  • Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.

  • Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?

  • Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.

Fecha seleccionada
17/02/2025

Números 11-13

Capítulo 11

Jehová envía codornices

 1Un día, el pueblo se quejó de sus penalidades que estaba sufriendo. Al oírlos el Señor, ardió en ira y su fuego consumió los alrededores del campamento. 2Entonces el pueblo clamó a Moisés, y éste oró al Señor por ellos y el fuego se apagó. 3Por eso aquel lugar llegó a ser conocido como Taberá, pues el fuego del Señor ardió entre ellos. 4Al populacho que iba con ellos le vino un apetito voraz. Y también los israelitas volvieron a llorar, y dijeron: "¡Quién nos diera carne! 5¡Cómo echamos de menos el pescado que comíamos gratis en Egipto! ¡También comíamos pepinos y melones, y puerros, cebollas y ajos! 6Pero ahora, tenemos reseca la garganta; ¡y no vemos nada que no sea este maná!" 7A propósito, el maná se parecía a la semilla del cilantro y brillaba como la resina. 8El pueblo salía a recogerlo, y lo molía entre dos piedras, o bien lo machacaba en morteros, y lo cocía en una olla o hacía pan con él. Sabía a pan amasado con aceite. 9Por la noche, cuando el rocío caía sobre el campamento, también caía el maná. 10Moisés escuchó que las familias del pueblo lloraban, cada una a la entrada de su tienda, con lo cual hacían que la ira del Señor se encendiera en extremo. Entonces, muy disgustado, 11Moisés oró al Señor: Si yo soy tu siervo, ¿por qué me perjudicas? ¿Por qué me niegas tu favor y me obligas a cargar con todo este pueblo? 12¿Acaso yo lo concebí, o lo di a luz, para que me exijas que lo lleve en mi regazo, como si fuera su nodriza, y lo lleve hasta la tierra que les prometiste a sus antepasados? 13Todo este pueblo viene llorando a pedirme carne. ¿De dónde voy a sacarla? 14Yo solo no puedo con todo este pueblo. ¡Es una carga demasiado pesada para mí! 15Si éste es el trato que vas a darme, ¡me harás un favor si me quitas la vida! ¡Así me veré libre de mi desgracia! 16El Señor le respondió a Moisés: Tráeme a setenta ancianos de Israel, y asegúrate de que sean ancianos y gobernantes del pueblo. Llévalos a la Tienda de reunión, y haz que esperen allí contigo. 17Yo descenderé para hablar contigo, y compartiré con ellos el Espíritu que está sobre ti, para que te ayuden a llevar la carga que te significa este pueblo. Así no tendrás que llevarla tú solo. 18"Al pueblo sólo le dirás lo siguiente: Santifíquense para mañana, pues van a comer carne. Ustedes lloraron ante el Señor, y le dijeron: ?¡Quién nos diera carne! ¡En Egipto la pasábamos mejor! Pues bien, el Señor les dará carne, y tendrán que comérsela. 19No la comerán un solo día, ni dos, ni cinco, ni diez, ni veinte, 20sino todo un mes, hasta que les salga por las narices y les provoque náuseas. Y esto, por haber despreciado al Señor, que está en medio de ustedes, y por haberle llorado, diciendo: ?¿Por qué tuvimos que salir de Egipto? 21Moisés replicó: Me encuentro en medio de un ejército de seiscientos mil hombres, ¿y tú hablas de darles carne todo un mes? 22Aunque se les degollaran rebaños y manadas completas, ¿les alcanzaría? Y aunque se les pescaran todos los peces del mar, ¿eso les bastaría? 23El Señor le respondió a Moisés: ¿Acaso el poder del Señor es limitado? ¡Pues ahora verás si te cumplo o no mi palabra! 24Moisés fue y le comunicó al pueblo lo que el Señor le había dicho. Después juntó a setenta ancianos del pueblo, y se quedó esperando con ellos alrededor de la Tienda de reunión. 25El Señor descendió en la nube y habló con Moisés, y compartió con los setenta ancianos el Espíritu que estaba sobre él. Cuando el Espíritu descansó sobre ellos, se pusieron a profetizar. Pero esto no volvió a repetirse. 26Dos de los ancianos se habían quedado en el campamento. Uno se llamaba Eldad y el otro Medad. Aunque habían sido elegidos, no acudieron a la Tienda de reunión. Sin embargo, el Espíritu descansó sobre ellos y se pusieron a profetizar dentro del campamento. 27Entonces un muchacho corrió a contárselo a Moisés: ¡Eldad y Medad están profetizando dentro del campamento! 28Josué hijo de Nun, uno de los siervos escogidos de Moisés, exclamó: ¡Moisés, señor mío, deténlos! 29Pero Moisés le respondió: ¿Estás celoso por mí? ¡Cómo quisiera que todo el pueblo del Señor profetizara, y que el Señor pusiera su Espíritu en todos ellos! 30Entonces Moisés y los ancianos regresaron al campamento. 31El Señor desató un viento que trajo codornices del mar y las dejó caer sobre el campamento. Las codornices cubrieron los alrededores del campamento, en una superficie de casi un día de camino y a una altura de casi un metro sobre la superficie del suelo. 32El pueblo estuvo recogiendo codornices todo ese día y toda esa noche, y todo el día siguiente. ¡Ninguno recogió menos de dos toneladas! Después las distribuyeron por todo el campamento. 33Ni siquiera habían empezado a masticar la carne que tenían en la boca cuando la ira del Señor se encendió contra el pueblo y los hirió con gran mortandad. 34Por eso llamaron a ese lugar Quibrot Hatavá, porque allí fue sepultado el pueblo glotón. 35Desde Quibrot Hatavá el pueblo partió rumbo a Jazerot, y allí se quedó.

Capítulo 12

María y Aarón murmuran contra Moisés

 1Moisés había tomado por esposa a una egipcia, así que Miriam y Aarón empezaron a murmurar contra él por causa de ella. 2Decían: "¿Acaso no ha hablado el Señor con otro que no sea Moisés? ¿No nos ha hablado también a nosotros?" Y el Señor oyó sus murmuraciones. 3A propósito, Moisés era muy humilde, más humilde que cualquier otro sobre la tierra. 4De pronto el Señor les dijo a Moisés, Aarón y Miriam: "Salgan los tres de la Tienda de reunión." Y los tres salieron. 5Entonces el Señor descendió en una columna de nube y se detuvo a la entrada de la Tienda. Llamó a Aarón y a Miriam, y cuando ambos se acercaron, 6el Señor les dijo: "Escuchen lo que voy a decirles: "Cuando un profeta del Señor se levanta entre ustedes, yo le hablo en visiones y me revelo a él en sueños. 7Pero esto no ocurre así con mi siervo Moisés, porque en toda mi casa él es mi hombre de confianza. 8Con él hablo cara a cara, claramente y sin enigmas. Él contempla la imagen del Señor. ¿Cómo se atreven a murmurar contra mi siervo Moisés?" 9Entonces la ira del Señor se encendió contra ellos, y el Señor se marchó. 10Tan pronto como la nube se apartó de la Tienda, a Miriam se le puso la piel blanca como la nieve. Cuando Aarón se volvió hacia ella, vio que tenía una enfermedad infecciosa. 11Entonces le dijo a Moisés: "Te suplico, mi señor, que no nos tomes en cuenta este pecado que neciamente hemos cometido. 12No la dejes como un abortivo, que sale del vientre de su madre con el cuerpo medio deshecho." 13Moisés le rogó al Señor: "¡Oh Dios, te ruego que la sanes!" 14El Señor le respondió a Moisés: "Si su padre le hubiera escupido el rostro, ¿no habría durado su humillación siete días? Que se le confine siete días fuera del campamento, y después de eso será readmitida." 15Así que Miriam quedó confinada siete días fuera del campamento. El pueblo no se puso en marcha hasta que ella se reintegró. 16Después el pueblo partió de Jazerot y acampó en el desierto de Parán.

Capítulo 13

Misión de los doce espías

 1El Señor le dijo a Moisés: 2"Quiero que envíes a algunos de tus hombres a explorar la tierra que estoy por entregar a los israelitas. De cada tribu enviarás a un líder que la represente." 3De acuerdo con la orden del Señor, Moisés los envió desde el desierto de Parán. Todos ellos eran jefes en Israel, 4y éstos son sus nombres: Samúa hijo de Zacur, de la tribu de Rubén; 5Safat hijo de Horí, de la tribu de Simeón; 6Caleb hijo de Jefone, de la tribu de Judá; 7Igal hijo de José, de la tribu de Isacar; 8Oseas hijo de Nun, de la tribu de Efraín; 9Palti hijo de Rafú, de la tribu de Benjamín; 10Gadiel hijo de Sodi, de la tribu de Zabulón; 11Gadí hijo de Susi, de la tribu de Manasés (una de las tribus de José); 12Amiel hijo de Guemalí, de la tribu de Dan; 13Setur hijo de Micael, de la tribu de Aser; 14Najbí hijo de Vapsi, de la tribu de Neftalí; 15Geuel hijo de Maquí, de la tribu de Gad. 16Éstos son los nombres de los líderes que Moisés envió a explorar la tierra. (A Oseas hijo de Nun, Moisés le cambió el nombre y le puso Josué.) 17Cuando Moisés los envió a explorar la tierra de Canaán, les dijo: "Suban por el Néguev, hasta llegar a la montaña. 18Exploren el país, y fíjense cómo son sus habitantes, si son fuertes o débiles, muchos o pocos. 19Averigüen si la tierra en que viven es buena o mala, y si sus ciudades son abiertas o amuralladas. 20Examinen el terreno, y vean si es fértil o estéril, y si tiene árboles o no. ¡Adelante! Traigan algunos frutos del país." Ésa era la temporada en que maduran las primeras uvas. 21Los doce hombres se fueron y exploraron la tierra, desde el desierto de Zin hasta Rejob, cerca de Lebó Jamat. 22Subieron por el Néguev y llegaron a Hebrón, donde vivían Ajimán, Sesay y Talmay, descendientes de Anac. (Hebrón había sido fundada siete años antes que la ciudad egipcia de Zoán.) 23Cuando llegaron al valle del arroyo Escol, cortaron un sarmiento que tenía un solo racimo de uvas, y entre dos lo llevaron colgado de una vara. También cortaron granadas e higos. 24Por el racimo que estos israelitas cortaron, a ese lugar se le llamó Valle de Escol. 25Al cabo de cuarenta días los doce hombres regresaron de explorar aquella tierra. 26Volvieron a Cades, en el desierto de Parán, que era donde estaban Moisés, Aarón y toda la comunidad israelita, y les presentaron a todos ellos un informe, y les mostraron los frutos de esa tierra. 27Éste fue el informe: Fuimos al país al que nos enviaste, ¡y por cierto que allí abundan la leche y la miel! Aquí pueden ver sus frutos. 28Pero el pueblo que allí habita es poderoso, y sus ciudades son enormes y están fortificadas. Hasta vimos anaquitas allí. 29Los amalecitas habitan el Néguev; los hititas, jebuseos y amorreos viven en la montaña, y los cananeos ocupan la zona costera y la ribera del río Jordán. 30Caleb hizo callar al pueblo ante Moisés, y dijo: Subamos a conquistar esa tierra. Estoy seguro de que podremos hacerlo. 31Pero los que habían ido con él respondieron: No podremos combatir contra esa gente. ¡Son más fuertes que nosotros! 32Y comenzaron a esparcir entre los israelitas falsos rumores acerca de la tierra que habían explorado. Decían: La tierra que hemos explorado se traga a sus habitantes, y los hombres que allí vimos son enormes. 33¡Hasta vimos anaquitas! Comparados con ellos, parecíamos langostas, y así nos veían ellos a nosotros.

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