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La Biblia hoy - Nueva Versión Internacional

Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año

Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:

  • Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.

  • Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.

  • Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?

  • Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.

Fecha seleccionada
16/01/2025

Génesis 43-45

Capítulo 43

Los hermanos de José regresan con Benjamín

 1El hambre seguía aumentando en aquel país. 2Llegó el momento en que se les acabó el alimento que habían llevado de Egipto. Entonces su padre les dijo: Vuelvan a Egipto y compren un poco más de alimento para nosotros. 3Pero Judá le recordó: Aquel hombre nos advirtió claramente que no nos presentáramos ante él, a menos que lo hiciéramos con nuestro hermano menor. 4Si tú nos permites llevar a nuestro hermano menor, iremos a comprarte alimento. 5De lo contrario, no tiene objeto que vayamos. Aquel hombre fue muy claro en cuanto a no presentarnos ante él sin nuestro hermano menor. 6¿Por qué me han causado este mal? inquirió Israel. ¿Por qué le dijeron a ese hombre que tenían otro hermano? 7Porque aquel hombre nos preguntó específicamente acerca de nuestra familia respondieron ellos. ¿Vive todavía el padre de ustedes? nos preguntó. ¿Tienen algún otro hermano? Lo único que hicimos fue responder a sus preguntas. ¿Cómo íbamos a saber que nos pediría llevar a nuestro hermano menor? 8Judá le dijo a su padre Israel: Bajo mi responsabilidad, envía al muchacho y nos iremos ahora mismo, para que nosotros y nuestros hijos podamos seguir viviendo. 9Yo te respondo por su seguridad; a mí me pedirás cuentas. Si no te lo devuelvo sano y salvo, yo seré el culpable ante ti para toda la vida. 10Si no nos hubiéramos demorado tanto, ¡ya habríamos ido y vuelto dos veces! 11Entonces Israel, su padre, les dijo: Ya que no hay más remedio, hagan lo siguiente: Echen en sus costales los mejores productos de esta región, y llévenselos de regalo a ese hombre: un poco de bálsamo, un poco de miel, perfumes, mirra, nueces, almendras. 12Lleven también el doble del dinero, pues deben devolver el que estaba en sus bolsas, ya que seguramente fue un error. 13Vayan con su hermano menor y preséntense ante ese hombre. 14¡Que el Dios Todopoderoso permita que ese hombre les tenga compasión y deje libre a su otro hermano, y además vuelvan con Benjamín! En cuanto a mí, si he de perder a mis hijos, ¡qué le voy a hacer! ¡Los perderé! 15Ellos tomaron los regalos, el doble del dinero, y a Benjamín, y emprendieron el viaje a Egipto. Allí se presentaron ante José. 16Cuando éste vio a Benjamín con ellos, le dijo a su mayordomo: "Lleva a estos hombres a mi casa. Luego, mata un animal y prepáralo, pues estos hombres comerán conmigo al mediodía." 17El mayordomo cumplió la orden y los llevó a la casa de José. 18Al ver ellos que los llevaban a la casa de José, se asustaron mucho y se dijeron: "Nos llevan por causa del dinero que se puso en nuestras bolsas la vez pasada. Ahora nos atacarán, nos acusarán, y hasta nos harán sus esclavos, con nuestros animales y todo." 19Entonces se acercaron al mayordomo de la casa de José, y antes de entrar le dijeron: 20Perdón, señor: nosotros ya vinimos antes para comprar alimento; 21pero a nuestro regreso, cuando acampamos para pasar la noche, descubrimos que en cada una de nuestras bolsas estaba el dinero que habíamos pagado. ¡Pero lo hemos traído para devolverlo! 22También hemos traído más dinero para comprar alimento. ¡No sabemos quién pudo haber puesto el dinero de vuelta en nuestras bolsas! 23Está bien, no tengan miedo contestó aquel hombre. El Dios de ustedes y de su padre habrá puesto ese tesoro en sus bolsas. A mí me consta que recibí el dinero que ustedes pagaron. El mayordomo les llevó a Simeón, 24y a todos los hizo pasar a la casa de José. Allí les dio agua para que se lavaran los pies, y les dio de comer a sus asnos. 25Ellos, por su parte, prepararon los regalos, mientras esperaban que José llegara al mediodía, pues habían oído que comerían allí. 26Cuando José entró en su casa, le entregaron los regalos que le habían llevado, y rostro en tierra se postraron ante él. 27José les preguntó cómo estaban, y añadió: ¿Cómo está su padre, el anciano del cual me hablaron? ¿Vive todavía? 28Nuestro padre, su siervo, se encuentra bien, y todavía vive respondieron ellos. Y en seguida le hicieron una reverencia para honrarlo. 29José miró a su alrededor y, al ver a Benjamín, su hermano de padre y madre, les preguntó: ¿Es éste su hermano menor, del cual me habían hablado? ¡Que Dios te guarde, hijo mío! 30Conmovido por la presencia de su hermano, y no pudiendo contener el llanto, José salió de prisa. Entró en su habitación, y allí se echó a llorar desconsoladamente. 31Después se lavó la cara y, ya más calmado, salió y ordenó: "¡Sirvan la comida!" 32A José le sirvieron en un sector, a los hermanos en otro, y en otro más a los egipcios que comían con José. Los egipcios no comían con los hebreos porque, para los habitantes de Egipto, era una abominación. 33Los hermanos de José estaban sentados frente a él, de mayor a menor, y unos a otros se miraban con asombro. 34Las porciones les eran servidas desde la mesa de José, pero a Benjamín se le servían porciones mucho más grandes que a los demás. En compañía de José, todos bebieron y se alegraron.

Capítulo 44

La copa de José

 1Más tarde, José ordenó al mayordomo de su casa: "Llena con todo el alimento que les quepa los costales de estos hombres, y pon en sus bolsas el dinero de cada uno de ellos. 2Luego mete mi copa de plata en la bolsa del hermano menor, junto con el dinero que pagó por el alimento." Y el mayordomo hizo todo lo que José le ordenó. 3A la mañana siguiente, muy temprano, los hermanos de José fueron enviados de vuelta, junto con sus asnos. 4Todavía no estaban muy lejos de la ciudad cuando José le dijo al mayordomo de su casa: "¡Anda! ¡Persigue a esos hombres! Cuando los alcances, diles: ¿Por qué me han pagado mal por bien? 5¿Por qué han robado la copa que usa mi señor para beber y para adivinar? ¡Esto que han hecho está muy mal! " 6Cuando el mayordomo los alcanzó, les repitió esas mismas palabras. 7Pero ellos respondieron: ¿Por qué nos dice usted tales cosas, mi señor? ¡Lejos sea de nosotros actuar de esa manera! 8Es más, nosotros le trajimos de vuelta de Canaán el dinero que habíamos pagado, pero que encontramos en nuestras bolsas. ¿Por qué, entonces, habríamos de robar oro o plata de la casa de su señor? 9Si se encuentra la copa en poder de alguno de nosotros, que muera el que la tenga, y el resto de nosotros seremos esclavos de mi señor. 10Está bien respondió el mayordomo, se hará como ustedes dicen, pero sólo el que tenga la copa en su poder será mi esclavo; el resto de ustedes quedará libre de todo cargo. 11En seguida cada uno de ellos bajó al suelo su bolsa y la abrió. 12El mayordomo revisó cada bolsa, comenzando con la del hermano mayor y terminando con la del menor. ¡Y encontró la copa en la bolsa de Benjamín! 13Al ver esto, los hermanos de José se rasgaron las vestiduras en señal de duelo y, luego de cargar sus asnos, volvieron a la ciudad. 14Todavía estaba José en su casa cuando llegaron Judá y sus hermanos. Entonces se postraron rostro en tierra, 15y José les dijo: ¿Qué manera de portarse es ésta? ¿Acaso no saben que un hombre como yo puede adivinar? 16¡No sabemos qué decirle, mi señor! contestó Judá. ¡No hay excusa que valga! ¿Cómo podemos demostrar nuestra inocencia? Dios ha puesto al descubierto la maldad de sus siervos. Aquí nos tiene usted: somos sus esclavos, nosotros y el que tenía la copa. 17¡Jamás podría yo actuar de ese modo! respondió José. Sólo será mi esclavo el que tenía la copa en su poder. En cuanto a ustedes, regresen tranquilos a la casa de su padre.

Judá intercede por Benjamín

 18Entonces Judá se acercó a José para decirle: Mi señor, no se enoje usted conmigo, pero le ruego que me permita hablarle en privado. Para mí, usted es tan importante como el faraón. 19Cuando mi señor nos preguntó si todavía teníamos un padre o algún otro hermano, 20nosotros le contestamos que teníamos un padre anciano, y un hermano que le nació a nuestro padre en su vejez. Nuestro padre quiere muchísimo a este último porque es el único que le queda de la misma madre, ya que el otro murió. 21Entonces usted nos obligó a traer a este hermano menor para conocerlo. 22Nosotros le dijimos que el joven no podía dejar a su padre porque, si lo hacía, seguramente su padre moriría. 23Pero usted insistió y nos advirtió que, si no traíamos a nuestro hermano menor, nunca más seríamos recibidos en su presencia. 24Entonces regresamos adonde vive mi padre, su siervo, y le informamos de todo lo que usted nos había dicho. 25Tiempo después nuestro padre nos dijo: Vuelvan otra vez a comprar un poco de alimento. 26Nosotros le contestamos: No podemos ir si nuestro hermano menor no va con nosotros. No podremos presentarnos ante hombre tan importante, a menos que nuestro hermano menor nos acompañe. 27Mi padre, su siervo, respondió: Üstedes saben que mi esposa me dio dos hijos. 28Uno desapareció de mi lado, y no he vuelto a verlo. Con toda seguridad fue despedazado por las fieras. 29Si también se llevan a éste, y le pasa alguna desgracia, ¡ustedes tendrán la culpa de que este pobre viejo se muera de tristeza! 30"Así que, si yo regreso a mi padre, su siervo, y el joven, cuya vida está tan unida a la de mi padre, no regresa con nosotros, 31seguramente mi padre, al no verlo, morirá, y nosotros seremos los culpables de que nuestro padre se muera de tristeza. 32Este siervo suyo quedó ante mi padre como responsable del joven. Le dije: Si no te lo devuelvo, padre mío, seré culpable ante ti toda mi vida. 33Por eso, permita usted que yo me quede como esclavo suyo en lugar de mi hermano menor, y que él regrese con sus hermanos. 34¿Cómo podré volver junto a mi padre si mi hermano menor no está conmigo? ¡No soy capaz de ver la desgracia que le sobrevendrá a mi padre!

Capítulo 45

José se da a conocer a sus hermanos

 1José ya no pudo controlarse delante de sus servidores, así que ordenó: "¡Que salgan todos de mi presencia!" Y ninguno de ellos quedó con él. Cuando se dio a conocer a sus hermanos, 2comenzó a llorar tan fuerte que los egipcios se enteraron, y la noticia llegó hasta la casa del faraón. 3Yo soy José les declaró a sus hermanos. ¿Vive todavía mi padre? Pero ellos estaban tan pasmados que no atinaban a contestarle. 4No obstante, José insistió: ¡Acérquense! Cuando ellos se acercaron, él añadió: Yo soy José, el hermano de ustedes, a quien vendieron a Egipto. 5Pero ahora, por favor no se aflijan más ni se reprochen el haberme vendido, pues en realidad fue Dios quien me mandó delante de ustedes para salvar vidas. 6Desde hace dos años la región está sufriendo de hambre, y todavía faltan cinco años más en que no habrá siembras ni cosechas. 7Por eso Dios me envió delante de ustedes: para salvarles la vida de manera extraordinaria y de ese modo asegurarles descendencia sobre la tierra. 8Fue Dios quien me envió aquí, y no ustedes. Él me ha puesto como asesor del faraón y administrador de su casa, y como gobernador de todo Egipto. 9¡Vamos, apúrense! Vuelvan a la casa de mi padre y díganle: Así dice tu hijo José: ?Dios me ha hecho gobernador de todo Egipto. Ven a verme. No te demores. 10Vivirás en la región de Gosén, cerca de mí, con tus hijos y tus nietos, y con tus ovejas, y vacas y todas tus posesiones. 11Yo les proveeré alimento allí, porque aún quedan cinco años más de hambre. De lo contrario, tú y tu familia, y todo lo que te pertenece, caerán en la miseria. 12Además, ustedes y mi hermano Benjamín son testigos de que yo mismo lo he dicho. 13Cuéntenle a mi padre del prestigio que tengo en Egipto, y de todo lo que han visto. ¡Pero apúrense y tráiganlo ya! 14Y abrazó José a su hermano Benjamín, y comenzó a llorar. Benjamín, a su vez, también lloró abrazado a su hermano José. 15Luego José, bañado en lágrimas, besó a todos sus hermanos. Sólo entonces se animaron ellos a hablarle. 16Cuando llegó al palacio del faraón la noticia de que habían llegado los hermanos de José, tanto el faraón como sus funcionarios se alegraron. 17Y el faraón le dijo a José: "Ordena a tus hermanos que carguen sus animales y vuelvan a Canaán. 18Que me traigan a su padre y a sus familias. Yo les daré lo mejor de Egipto, y comerán de la abundancia de este país. 19Diles, además, que se lleven carros de Egipto para traer a sus niños y mujeres, y también al padre de ustedes, 20y que no se preocupen por las cosas que tengan que dejar, porque lo mejor de todo Egipto será para ustedes." 21Así lo hicieron los hijos de Israel. José les proporcionó los carros, conforme al mandato del faraón, y también les dio provisiones para el viaje. 22Además, a cada uno le dio ropa nueva, y a Benjamín le entregó trescientas monedas de plata y cinco mudas de ropa. 23A su padre le envió lo siguiente: diez asnos cargados con lo mejor de Egipto, diez asnas cargadas de cereales, y pan y otras provisiones para el viaje de su padre. 24Al despedirse de sus hermanos, José les recomendó: "¡No se vayan peleando por el camino!" 25Los hermanos de José salieron de Egipto y llegaron a Canaán, donde residía su padre Jacob. 26Al llegar le dijeron: "¡José vive, José vive! ¡Es el gobernador de todo Egipto!" Jacob quedó atónito y no les creía, 27pero ellos le repetían una y otra vez todo lo que José les había dicho. Y cuando su padre Jacob vio los carros que José había enviado para llevarlo, se reanimó. 28Entonces exclamó: "¡Con esto me basta! ¡Mi hijo José aún vive! Iré a verlo antes de morirme."

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