La Biblia hoy - Nueva Versión Internacional
Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año
Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:
Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.
Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.
Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?
Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.
Capítulo 41
José interpreta el sueño de Faraón
1Dos años más tarde, el faraón tuvo un sueño: Estaba de pie junto al río Nilo 2cuando, de pronto, del río salieron siete vacas hermosas y gordas que se pusieron a pastar entre los juncos. 3Detrás de ellas salieron otras siete vacas, feas y flacas, que se pararon a orillas del Nilo, junto a las primeras. 4¡Y las vacas feas y flacas se comieron a las vacas hermosas y gordas! En ese momento el faraón se despertó. 5Pero volvió a dormirse, y tuvo otro sueño: Siete espigas de trigo, grandes y hermosas, crecían de un solo tallo. 6Tras ellas brotaron otras siete espigas, delgadas y quemadas por el viento solano. 7¡Y las siete espigas delgadas se comieron a las espigas grandes y hermosas! En eso el faraón se despertó y se dio cuenta de que sólo era un sueño. 8Sin embargo, a la mañana siguiente se levantó muy preocupado, mandó llamar a todos los magos y sabios de Egipto, y les contó los dos sueños. Pero nadie se los pudo interpretar. 9Entonces el jefe de los coperos le dijo al faraón: "Ahora me doy cuenta del grave error que he cometido. 10Cuando el faraón se enojó con sus servidores, es decir, conmigo y con el jefe de los panaderos, nos mandó a la cárcel, bajo la custodia del capitán de la guardia. 11Una misma noche, los dos tuvimos un sueño, cada sueño con su propio significado. 12Allí, con nosotros, había un joven hebreo, esclavo del capitán de la guardia. Le contamos nuestros sueños, y a cada uno nos interpretó el sueño. 13¡Y todo sucedió tal como él lo había interpretado! A mí me restituyeron mi cargo, y al jefe de los panaderos lo ahorcaron." 14El faraón mandó llamar a José, y en seguida lo sacaron de la cárcel. Luego de afeitarse y cambiarse de ropa, José se presentó ante el faraón, 15quien le dijo: Tuve un sueño que nadie ha podido interpretar. Pero me he enterado de que, cuando tú oyes un sueño, eres capaz de interpretarlo. 16No soy yo quien puede hacerlo respondió José, sino que es Dios quien le dará al faraón una respuesta favorable. 17El faraón le contó a José lo siguiente: En mi sueño, estaba yo de pie a orillas del río Nilo. 18De pronto, salieron del río siete vacas gordas y hermosas, y se pusieron a pastar entre los juncos. 19Detrás de ellas salieron otras siete vacas, feas y flacas. ¡Jamás se habían visto vacas tan raquíticas en toda la tierra de Egipto! 20Y las siete vacas feas y flacas se comieron a las siete vacas gordas. 21Pero, después de habérselas comido, no se les notaba en lo más mínimo, porque seguían tan feas como antes. Entonces me desperté. 22"Después tuve otro sueño: Siete espigas de trigo, grandes y hermosas, crecían de un solo tallo. 23Tras ellas brotaron otras siete espigas marchitas, delgadas y quemadas por el viento solano. 24Las siete espigas delgadas se comieron a las espigas grandes y hermosas. Todo esto se lo conté a los magos, pero ninguno de ellos me lo pudo interpretar. 25José le explicó al faraón: En realidad, los dos sueños del faraón son uno solo. Dios le ha anunciado lo que está por hacer. 26Las siete vacas hermosas y las siete espigas hermosas son siete años. Se trata del mismo sueño. 27Y las siete vacas flacas y feas, que salieron detrás de las otras, y las siete espigas delgadas y quemadas por el viento solano, son también siete años. Pero éstos serán siete años de hambre. 28"Tal como le he dicho al faraón, Dios le está mostrando lo que está por hacer. 29Están por venir siete años de mucha abundancia en todo Egipto, 30a los que les seguirán siete años de hambre, que harán olvidar toda la abundancia que antes hubo. ¡El hambre acabará con Egipto! 31Tan terrible será el hambre, que nadie se acordará de la abundancia que antes hubo en el país. 32El faraón tuvo el mismo sueño dos veces porque Dios ha resuelto firmemente hacer esto, y lo llevará a cabo muy pronto. 33"Por todo esto, el faraón debería buscar un hombre competente y sabio, para que se haga cargo de la tierra de Egipto. 34Además, el faraón debería nombrar inspectores en todo Egipto, para que durante los siete años de abundancia recauden la quinta parte de la cosecha en todo el país. 35Bajo el control del faraón, esos inspectores deberán juntar el grano de los años buenos que vienen y almacenarlo en las ciudades, para que haya una reserva de alimento. 36Este alimento almacenado le servirá a Egipto para los siete años de hambre que sufrirá, y así la gente del país no morirá de hambre.José, gobernador de Egipto
37Al faraón y a sus servidores les pareció bueno el plan. 38Entonces el faraón les preguntó a sus servidores: ¿Podremos encontrar una persona así, en quien repose el espíritu de Dios? 39Luego le dijo a José: Puesto que Dios te ha revelado todo esto, no hay nadie más competente y sabio que tú. 40Quedarás a cargo de mi palacio, y todo mi pueblo cumplirá tus órdenes. Sólo yo tendré más autoridad que tú, porque soy el rey. José, gobernador de Egipto 41Así que el faraón le informó a José: Mira, yo te pongo a cargo de todo el territorio de Egipto. 42De inmediato, el faraón se quitó el anillo oficial y se lo puso a José. Hizo que lo vistieran con ropas de lino fino, y que le pusieran un collar de oro en el cuello. 43Después lo invitó a subirse al carro reservado para el segundo en autoridad, y ordenó que gritaran: "¡Abran paso!" Fue así como el faraón puso a José al frente de todo el territorio de Egipto. 44Entonces el faraón le dijo: Yo soy el faraón, pero nadie en todo Egipto podrá hacer nada sin tu permiso. 45Y le cambió el nombre a José, y lo llamó Zafenat Panea; además, le dio por esposa a Asenat, hija de Potifera, sacerdote de la ciudad de On. De este modo quedó José a cargo de Egipto. 46Tenía treinta años cuando comenzó a trabajar al servicio del faraón, rey de Egipto. Tan pronto como se retiró José de la presencia del faraón, se dedicó a recorrer todo el territorio de Egipto. 47Durante los siete años de abundancia la tierra produjo grandes cosechas, 48así que José fue recogiendo todo el alimento que se produjo en Egipto durante esos siete años, y lo almacenó en las ciudades. 49Juntó alimento como quien junta arena del mar, y fue tanto lo que recogió que dejó de contabilizarlo. ¡Ya no había forma de mantener el control! 50Antes de comenzar el primer año de hambre, José tuvo dos hijos con su esposa Asenat, la hija de Potifera, sacerdote de On. 51Al primero lo llamó Manasés, porque dijo: "Dios ha hecho que me olvide de todos mis problemas, y de mi casa paterna." 52Al segundo lo llamó Efraín, porque dijo: "Dios me ha hecho fecundo en esta tierra donde he sufrido." 53Los siete años de abundancia en Egipto llegaron a su fin 54y, tal como José lo había anunciado, comenzaron los siete años de hambre, la cual se extendió por todos los países. Pero a lo largo y a lo ancho del territorio de Egipto había alimento. 55Cuando también en Egipto comenzó a sentirse el hambre, el pueblo clamó al faraón pidiéndole comida. Entonces el faraón le dijo a todo el pueblo de Egipto: "Vayan a ver a José, y hagan lo que él les diga." 56Cuando ya el hambre se había extendido por todo el territorio, y había arreciado, José abrió los graneros para vender alimento a los egipcios. 57Además, de todos los países llegaban a Egipto para comprarle alimento a José, porque el hambre cundía ya por todo el mundo.Capítulo 42
Los hermanos de José vienen por alimentos
1Cuando Jacob se enteró de que había alimento en Egipto, les dijo a sus hijos: "¿Qué hacen ahí parados, mirándose unos a otros? 2He sabido que hay alimento en Egipto. Vayan allá y compren comida para nosotros, para que no muramos, sino que podamos sobrevivir." 3Diez de los hermanos de José fueron a Egipto a comprar alimento. 4Pero Jacob no dejó que Benjamín, el hermano de José, se fuera con ellos porque pensó que podría sucederle alguna desgracia. 5Fue así como los hijos de Israel fueron a comprar alimento, al igual que otros, porque el hambre se había apoderado de Canaán. 6José era el gobernador del país, y el que vendía trigo a todo el mundo. Cuando sus hermanos llegaron ante él, se postraron rostro en tierra. 7En cuanto José vio a sus hermanos, los reconoció; pero, fingiendo no conocerlos, les habló con rudeza: ¡Y ustedes!, ¿de dónde vienen? Venimos de Canaán, para comprar alimento contestaron. 8Aunque José los había reconocido, sus hermanos no lo reconocieron a él. 9En ese momento se acordó José de los sueños que había tenido acerca de ellos, y les dijo: ¡De seguro ustedes son espías, y han venido para investigar las zonas desprotegidas del país! 10¡No, señor! respondieron. Sus siervos hemos venido a comprar alimento. 11Todos nosotros somos hijos de un mismo padre, y además somos gente honrada. ¡Sus siervos no somos espías! 12¡No es verdad! insistió José. Ustedes han venido para investigar las zonas desprotegidas del país. 13Pero ellos volvieron a responder: Nosotros, sus siervos, éramos doce hermanos, todos hijos de un mismo padre que vive en Canaán. El menor se ha quedado con nuestro padre, y el otro ya no vive. 14Pero José los increpó una vez más: Es tal como les he dicho. ¡Ustedes son espías! 15Y con esto lo vamos a comprobar: Les juro por la vida del faraón, que de aquí no saldrán con vida a menos que traigan a su hermano menor. 16Manden a uno de ustedes a buscar a su hermano; los demás se quedarán en la cárcel. Así sabremos si es verdad lo que dicen. Y si no es así, ¡por la vida del faraón, ustedes son espías! 17José los encerró en la cárcel durante tres días. 18Al tercer día les dijo: Yo soy un hombre temeroso de Dios. Hagan lo siguiente y salvarán su vida. 19Si en verdad son honrados, quédese uno de ustedes bajo custodia, y vayan los demás y lleven alimento para calmar el hambre de sus familias. 20Pero tráiganme a su hermano menor y pruébenme que dicen la verdad. Así no morirán. Ellos aceptaron la propuesta, 21pero se decían unos a otros: Sin duda estamos sufriendo las consecuencias de lo que hicimos con nuestro hermano. Aunque vimos su angustia cuando nos suplicaba que le tuviéramos compasión, no le hicimos caso. Por eso ahora nos vemos en aprietos. 22Entonces habló Rubén: Yo les advertí que no le hicieran daño al muchacho, pero no me hicieron caso. ¡Ahora tenemos que pagar el precio de su sangre! 23Como José les hablaba por medio de un intérprete, ellos no sabían que él entendía todo lo que estaban diciendo. 24José se apartó de ellos y se echó a llorar. Luego, cuando se controló y pudo hablarles, apartó a Simeón y ordenó que lo ataran en presencia de ellos. 25José dio también la orden de que llenaran de alimentos sus costales, que repusieran en cada una de sus bolsas el dinero que habían pagado, y que les dieran provisiones para el viaje. Y así se hizo. 26Entonces ellos cargaron el alimento sobre sus asnos y emprendieron el viaje de vuelta. 27Cuando llegaron al lugar donde acamparían esa noche, uno de ellos abrió su bolsa para darle de comer a su asno, ¡y allí en la abertura descubrió su dinero! 28Entonces les dijo a sus hermanos: ¡Me devolvieron el dinero! Miren, ¡aquí está, en mi bolsa! Los otros se asustaron mucho, y temblando se decían unos a otros: ¿Qué es lo que Dios nos ha hecho? 29Al llegar a Canaán, donde estaba su padre Jacob, le contaron todo lo que les había sucedido: 30El hombre que gobierna aquel país nos trató con rudeza, a tal grado que nos acusó de ser espías. 31Nosotros le dijimos: Somos gente honrada. No somos espías. 32Además, le dijimos: Somos doce hermanos, hijos de un mismo padre. Uno ya no vive, y el menor se ha quedado con nuestro padre en Canaán. 33"Entonces el hombre que gobierna aquel país nos dijo: Con esto voy a comprobar si en verdad son gente honrada. Dejen aquí conmigo a uno de sus hermanos, y vayan a llevar alimento para calmar el hambre de sus familias. 34Pero a la vuelta tráiganme a su hermano menor. Así comprobaré que no son espías, y que en verdad son gente honrada. Luego les entregaré de vuelta a su hermano, y podrán moverse con libertad por el país. 35Cuando comenzaron a vaciar sus costales, se encontraron con que la bolsa de dinero de cada uno estaba allí. Esto hizo que ellos y su padre se llenaran de temor. 36Entonces Jacob, su padre, les dijo: ¡Ustedes me van a dejar sin hijos! José ya no está con nosotros, Simeón tampoco está aquí, ¡y ahora se quieren llevar a Benjamín! ¡Todo esto me perjudica! 37Pero Rubén le dijo a su padre: Yo me hago cargo de Benjamín. Si no te lo devuelvo, podrás matar a mis dos hijos. 38¡Mi hijo no se irá con ustedes! replicó Jacob. Su hermano José ya está muerto, y ahora sólo él me queda. Si le llega a pasar una desgracia en el viaje que van a emprender, ustedes tendrán la culpa de que este pobre viejo se muera de tristeza.La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional® NVI® Copyright © 1999 by www.biblica.com, Inc.®. All rights reserved worldwide.