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La Biblia hoy - Nueva Versión Internacional

Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año

Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:

  • Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.

  • Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.

  • Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?

  • Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.

Fecha seleccionada
12/01/2025

Génesis 33-35

Capítulo 33

Reconciliación entre Jacob y Esaú

 1Cuando Jacob alzó la vista y vio que Esaú se acercaba con cuatrocientos hombres, repartió a los niños entre Lea, Raquel y las dos esclavas. 2Al frente de todos colocó a las criadas con sus hijos, luego a Lea con sus hijos, y por último a Raquel con José. 3Jacob, por su parte, se adelantó a ellos, inclinándose hasta el suelo siete veces mientras se iba acercando a su hermano. 4Pero Esaú corrió a su encuentro y, echándole los brazos al cuello, lo abrazó y lo besó. Entonces los dos se pusieron a llorar. 5Luego Esaú alzó la vista y, al ver a las mujeres y a los niños, preguntó: ¿Quiénes son estos que te acompañan? Son los hijos que Dios le ha concedido a tu siervo respondió Jacob. 6Las esclavas y sus hijos se acercaron y se inclinaron ante Esaú. 7Luego, Lea y sus hijos hicieron lo mismo y, por último, también se inclinaron José y Raquel. 8¿Qué significan todas estas manadas que han salido a mi encuentro? preguntó Esaú. Intentaba con ellas ganarme tu confianza contestó Jacob. 9Hermano mío repuso Esaú, ya tengo más que suficiente. Quédate con lo que te pertenece. 10No, por favor insistió Jacob; si me he ganado tu confianza, acepta este presente que te ofrezco. Ya que me has recibido tan bien, ¡ver tu rostro es como ver a Dios mismo! 11Acéptame el regalo que te he traído. Dios ha sido muy bueno conmigo, y tengo más de lo que necesito. Fue tanta la insistencia de Jacob que, finalmente, Esaú aceptó. 12Más tarde, Esaú le dijo: Sigamos nuestro viaje; yo te acompañaré. 13Pero Jacob se disculpó: Mi hermano y señor debe saber que los niños son todavía muy débiles, y que las ovejas y las vacas acaban de tener cría, y debo cuidarlas. Si les exijo demasiado, en un solo día se me puede morir todo el rebaño. 14Es mejor que mi señor se adelante a su siervo, que yo seguiré al paso de la manada y de los niños, hasta que nos encontremos en Seír. 15Está bien accedió Esaú, pero permíteme dejarte algunos de mis hombres para que te acompañen. ¿Para qué te vas a molestar? contestó Jacob. Lo importante es que me he ganado tu confianza. 16Aquel mismo día, Esaú regresó a Seír. 17Jacob, en cambio, se fue hacia Sucot, y allí se hizo una casa para él y cobertizos para su ganado. Por eso a ese lugar se le llamó Sucot.[1] 18Cuando Jacob volvió de Padán Aram, llegó sano y salvo a la ciudad de Siquén, en Canaán, y acampó frente a ella. 19Luego, por cien monedas de plata les compró una parcela a los hijos de Jamor, el padre de Siquén, y allí instaló su carpa. 20También construyó un altar, y lo llamó El Elohé Israel.[3]

Capítulo 34

La deshonra de Dina vengada

 1En cierta ocasión Dina, la hija que Jacob tuvo con Lea, salió a visitar a las mujeres del lugar. 2Cuando la vio Siquén, que era hijo de Jamor el heveo, jefe del lugar, la agarró por la fuerza, se acostó con ella y la violó. 3Pero luego se enamoró de ella y trató de ganarse su afecto. 4Entonces le dijo a su padre: "Consígueme a esta muchacha para que sea mi esposa." 5Jacob se enteró de que Siquén había violado a su hija Dina pero, como sus hijos estaban en el campo cuidando el ganado, no dijo nada hasta que ellos regresaron. 6Mientras tanto Jamor, el padre de Siquén, salió en busca de Jacob para hablar con él. 7Cuando los hijos de Jacob volvieron del campo y se enteraron de lo sucedido, quedaron muy dolidos y, a la vez, llenos de ira. Siquén había cometido una ofensa muy grande contra Israel al abusar de su hija; era algo que nunca debió haber hecho. 8Pero Jamor les dijo: Mi hijo Siquén está enamorado de la hermana de ustedes. Por favor, permitan que ella se case con él. 9Háganse parientes nuestros. Intercambiemos nuestras hijas en casamiento. 10Así ustedes podrán vivir entre nosotros y el país quedará a su disposición para que lo habiten, hagan negocios y adquieran terrenos. 11Siquén, por su parte, les dijo al padre y a los hermanos de Dina: Si ustedes me hallan digno de su favor, yo les daré lo que me pidan. 12Pueden pedirme cuanta dote quieran, y exigirme muchos regalos, pero permitan que la muchacha se case conmigo. 13Sin embargo, por el hecho de que su hermana Dina había sido deshonrada, los hijos de Jacob les respondieron con engaños a Siquén y a su padre Jamor. 14Nosotros no podemos hacer algo así les explicaron. Sería una vergüenza para todos nosotros entregarle nuestra hermana a un hombre que no está circuncidado. 15Sólo aceptaremos con esta condición: que todos los varones entre ustedes se circunciden para que sean como nosotros. 16Entonces sí intercambiaremos nuestras hijas con las de ustedes en casamiento, y viviremos entre ustedes y formaremos un solo pueblo. 17Pero si no aceptan nuestra condición de circuncidarse, nos llevaremos a nuestra hermana y nos iremos de aquí. 18Jamor y Siquén estuvieron de acuerdo con la propuesta; 19y tan enamorado estaba Siquén de la hija de Jacob que no demoró en circuncidarse. Como Siquén era el hombre más respetado en la familia, 20su padre Jamor lo acompañó hasta la entrada de la ciudad, y allí hablaron con todos sus conciudadanos. Les dijeron: 21Estos hombres se han portado como amigos. Dejen que se establezcan en nuestro país, y que lleven a cabo sus negocios aquí, ya que hay suficiente espacio para ellos. Además, nosotros nos podremos casar con sus hijas, y ellos con las nuestras. 22Pero ellos aceptan quedarse entre nosotros y formar un solo pueblo, con una sola condición: que todos nuestros varones se circunciden, como lo hacen ellos. 23Aceptemos su condición, para que se queden a vivir entre nosotros. De esta manera su ganado, sus propiedades y todos sus animales serán nuestros. 24Todos los que se reunían a la entrada de la ciudad estuvieron de acuerdo con Jamor y con su hijo Siquén, y fue así como todos los varones fueron circuncidados. 25Al tercer día, cuando los varones todavía estaban muy adoloridos, dos de los hijos de Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Dina, empuñaron cada uno su espada y fueron a la ciudad, donde los varones se encontraban desprevenidos, y los mataron a todos. 26También mataron a filo de espada a Jamor y a su hijo Siquén, sacaron a Dina de la casa de Siquén y se retiraron. 27Luego los otros hijos de Jacob llegaron y, pasando sobre los cadáveres, saquearon la ciudad en venganza por la deshonra que había sufrido su hermana. 28Se apropiaron de sus ovejas, ganado y asnos, y de todo lo que había en la ciudad y en el campo. 29Se llevaron todos sus bienes, y sus hijos y mujeres, y saquearon todo lo que encontraron en las casas. 30Entonces Jacob les dijo a Simeón y Leví: Me han provocado un problema muy serio. De ahora en adelante los cananeos y ferezeos, habitantes de este lugar, me van a odiar. Si ellos se unen contra mí y me atacan, me matarán a mí y a toda mi familia, pues cuento con muy pocos hombres. 31Pero ellos replicaron: ¿Acaso podíamos dejar que él tratara a nuestra hermana como a una prostituta?

Capítulo 35

Dios bendice a Jacob en Bet-el

 1Dios le dijo a Jacob: "Ponte en marcha, y vete a vivir a Betel. Erige allí un altar al Dios que se te apareció cuando escapabas de tu hermano Esaú." 2Entonces Jacob dijo a su familia y a quienes lo acompañaban: "Desháganse de todos los dioses extraños que tengan con ustedes, purifíquense y cámbiense de ropa. 3Vámonos a Betel. Allí construiré un altar al Dios que me socorrió cuando estaba yo en peligro, y que me ha acompañado en mi camino." 4Así que le entregaron a Jacob todos los dioses extraños que tenían, junto con los aretes que llevaban en las orejas, y Jacob los enterró a la sombra de la encina que estaba cerca de Siquén. 5Cuando partieron, nadie persiguió a la familia de Jacob, porque un terror divino se apoderó de las ciudades vecinas. 6Fue así como Jacob y quienes lo acompañaban llegaron a Luz, es decir, Betel, en la tierra de Canaán. 7Erigió un altar y llamó a ese lugar El Betel, porque allí se le había revelado Dios cuando escapaba de su hermano Esaú. 8Por esos días murió Débora, la nodriza de Rebeca, y la sepultaron a la sombra de la encina que se encuentra cerca de Betel. Por eso Jacob llamó a ese lugar Elón Bacut.[2] 9Cuando Jacob regresó de Padán Aram , Dios se le apareció otra vez y lo bendijo 10con estas palabras: "Tu nombre es Jacob, pero ya no te llamarás así. De aquí en adelante te llamarás Israel." Y, en efecto, ese fue el nombre que le puso. 11Luego Dios añadió: "Yo soy el Dios Todopoderoso. Sé fecundo y multiplícate. De ti nacerá una nación y una comunidad de naciones, y habrá reyes entre tus vástagos. 12La tierra que les di a Abraham y a Isaac te la doy a ti, y también a tus descendientes." 13Y Dios se alejó del lugar donde había hablado con Jacob. 14Jacob erigió una estela de piedra en el lugar donde Dios le había hablado. Vertió sobre ella una libación, y la ungió con aceite, 15y al lugar donde Dios le había hablado lo llamó Betel.[6]

Muerte de Raquel

 16Después partieron de Betel. Cuando todavía estaban lejos de Efrata, Raquel dio a luz, pero tuvo un parto muy difícil. 17En el momento más difícil del parto, la partera le dijo: "¡No temas; estás por tener otro varón!" 18No obstante, ella se estaba muriendo, y en sus últimos suspiros alcanzó a llamar a su hijo Benoní, pero Jacob, su padre, le puso por nombre Benjamín.[8] 19Así murió Raquel, y la sepultaron en el camino que va hacia Efrata, que es Belén. 20Sobre la tumba Jacob erigió una estela, que hasta el día de hoy señala el lugar donde Raquel fue sepultada. 21Israel siguió su camino y acampó más allá de Migdal Edar.

Los hijos de Jacob

 22Mientras vivía en esa región, Rubén fue y se acostó con Bilhá, la concubina de su padre. Cuando Israel se enteró de esto, se enojó muchísimo. Jacob tuvo doce hijos: 23Los hijos de Lea fueron Rubén, que era el primogénito de Jacob, Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón. 24Los hijos de Raquel fueron José y Benjamín. 25Los hijos de Bilhá, la esclava de Raquel, fueron Dan y Neftalí. 26Los hijos de Zilpá, la esclava de Lea, fueron Gad y Aser. Éstos fueron los hijos que tuvo Jacob en Padán Aram.

Muerte de Isaac

 27Jacob volvió a la casa de su padre Isaac en Mamré, cerca de Quiriat Arbá, es decir, Hebrón, donde también habían vivido Abraham e Isaac. 28Isaac tenía ciento ochenta años 29cuando se reunió con sus antepasados. Era ya muy anciano cuando murió, y lo sepultaron sus hijos Esaú y Jacob.

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