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La Biblia hoy - Nueva Versión Internacional

Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año

Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:

  • Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.

  • Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.

  • Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?

  • Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.

Fecha seleccionada
11/01/2025

Génesis 31-32

Capítulo 31

 1Pero Jacob se enteró de que los hijos de Labán andaban diciendo: "Jacob se ha ido apoderando de todo lo que le pertenecía a nuestro padre, y se ha enriquecido a costa suya." 2También notó que Labán ya no lo trataba como antes. 3Entonces el Señor le dijo a Jacob: "Vuélvete a la tierra de tus padres, donde están tus parientes, que yo estaré contigo." 4Jacob mandó llamar a Raquel y a Lea al campo donde estaba el rebaño, 5y les dijo: Me he dado cuenta de que su padre ya no me trata como antes. ¡Pero el Dios de mi padre ha estado conmigo! 6Ustedes saben muy bien que yo he trabajado para su padre Labán con todas mis fuerzas. 7No obstante, él me ha engañado y me ha cambiado el salario muchas veces. Pero Dios no le ha permitido causarme ningún daño. 8Si él acordaba conmigo: Los animales manchados serán tu salario, todas las hembras tenían crías manchadas; y si él acordaba: Los animales rayados serán tu salario, todas las hembras tenían crías rayadas. 9Así Dios le ha quitado el ganado al padre de ustedes, y me lo ha dado a mí. 10"En cierta ocasión, durante la época en que los animales estaban en celo, tuve un sueño. En ese sueño veía que los chivos que cubrían a las cabras eran rayados, manchados o moteados. 11En ese mismo sueño, el ángel de Dios me llamó: ¡Jacob! Y yo le respondí: Aquí estoy. 12Entonces él me dijo: Fíjate bien, y te darás cuenta de que todos los chivos que cubren a las cabras son rayados, manchados o moteados. Yo he visto todo lo que te ha hecho Labán. 13Yo soy el Dios de Betel, donde ungiste una estela y me hiciste una promesa. Vete ahora de esta tierra, y vuelve a la tierra de tu origen. 14Raquel y Lea le respondieron: Ya no tenemos ninguna parte ni herencia en la casa de nuestro padre. 15Al contrario, nos ha tratado como si fuéramos extranjeras. Nos ha vendido, y se ha gastado todo lo que recibió por nosotras. 16Lo cierto es que toda la riqueza que Dios le ha quitado a nuestro padre es nuestra y de nuestros hijos. Por eso, haz ahora todo lo que Dios te ha ordenado.

Jacob huye de Labán

 17Entonces Jacob se preparó y montó a sus hijos y a sus esposas en los camellos, 18puso en marcha todo su ganado, junto con todos los bienes que había acumulado en Padán Aram, y se dirigió hacia la tierra de Canaán, donde vivía su padre Isaac. 19Mientras Labán estaba ausente esquilando sus ovejas, Raquel aprovechó el momento para robarse los ídolos familiares. 20Fue así como Jacob engañó a Labán el arameo y huyó sin decirle nada. 21Jacob se escapó con todo lo que tenía. Una vez que cruzó el río Éufrates, se encaminó hacia la región montañosa de Galaad. 22Al tercer día le informaron a Labán que Jacob se había escapado. 23Entonces Labán reunió a sus parientes y lo persiguió durante siete días, hasta que lo alcanzó en los montes de Galaad. 24Pero esa misma noche Dios se le apareció en un sueño a Labán el arameo, y le dijo: "¡Cuidado con amenazar a Jacob!" 25Labán alcanzó a Jacob en los montes de Galaad, donde éste había acampado. También Labán acampó allí, junto con sus parientes, 26y le reclamó a Jacob: ¿Qué has hecho? ¡Me has engañado, y te has llevado a mis hijas como si fueran prisioneras de guerra! 27¿Por qué has huido en secreto, con engaños y sin decirme nada? Yo te habría despedido con alegría, y con música de tambores y de arpa. 28Ni siquiera me dejaste besar a mis hijas y a mis nietos. ¡Te has comportado como un necio! 29Mi poder es más que suficiente para hacerles daño, pero anoche el Dios de tu padre me habló y me dijo: ¡Cuidado con amenazar a Jacob! 30Ahora bien, entiendo que hayas querido irte porque añoras la casa de tu padre, pero, ¿por qué me robaste mis dioses? 31Jacob le respondió: La verdad es que me entró mucho miedo, porque pensé que podrías quitarme a tus hijas por la fuerza. 32Pero si encuentras tus dioses en poder de alguno de los que están aquí, tal persona no quedará con vida. Pongo a nuestros parientes como testigos: busca lo que sea tuyo, y llévatelo. Pero Jacob no sabía que Raquel se había robado los ídolos de Labán, 33así que Labán entró en la carpa de Jacob, luego en la de Lea y en la de las dos criadas, pero no encontró lo que buscaba. Cuando salió de la carpa de Lea, entró en la de Raquel. 34Pero Raquel, luego de tomar los ídolos y esconderlos bajo la montura del camello, se sentó sobre ellos. Labán los buscó por toda la carpa, pero no los encontró. 35Entonces Raquel le dijo a su padre: Por favor, no se enoje mi padre si no puedo levantarme ante usted, pero es que estoy en mi período de menstruación. Labán buscó los ídolos, pero no logró encontrarlos. 36Entonces Jacob se enojó con Labán, e indignado le reclamó: ¿Qué crimen o pecado he cometido, para que me acoses de esta manera? 37Ya has registrado todas mis cosas, ¿y acaso has encontrado algo que te pertenezca? Si algo has encontrado, ponlo aquí, frente a nuestros parientes, y que ellos determinen quién de los dos tiene la razón. 38Durante los veinte años que estuve contigo, nunca abortaron tus ovejas ni tus cabras, ni jamás me comí un carnero de tus rebaños. 39Nunca te traje un animal despedazado por las fieras, ya que yo mismo me hacía cargo de esa pérdida. Además, lo que se robaban de día o de noche, tú me lo reclamabas. 40De día me consumía el calor, y de noche me moría de frío, y ni dormir podía. 41De los veinte años que estuve en tu casa, catorce te serví por tus dos hijas, y seis por tu ganado, y muchas veces me cambiaste el salario. 42Si no hubiera estado conmigo el Dios de mi padre, el Dios de Abraham, el Dios a quien Isaac temía, seguramente me habrías despedido con las manos vacías. Pero Dios vio mi aflicción y el trabajo de mis manos, y anoche me hizo justicia. 43Labán le replicó a Jacob: Estas mujeres son mis hijas, y estos muchachos son mis nietos; mías también son las ovejas; todo lo que ves me pertenece. Pero, ¿qué podría hacerles ahora a mis hijas y a mis nietos? 44Hagamos un pacto tú y yo, y que ese pacto nos sirva como testimonio. 45Entonces Jacob tomó una piedra, la levantó como una estela, 46y les dijo a sus parientes: ¡Junten piedras! Ellos juntaron piedras, las amontonaron, y comieron allí, junto al montón de piedras. 47A ese lugar Labán le puso por nombre Yegar Saduta, mientras que Jacob lo llamó Galaad.[4] 48Este montón de piedras declaró Labán nos servirá de testimonio. Por eso se le llamó Galaad a ese lugar, 49y también se le llamó Mizpa, porque Labán juró: Que el Señor nos vigile cuando ya estemos lejos el uno del otro. 50Si tú maltratas a mis hijas, o tomas otras mujeres que no sean ellas, recuerda que Dios es nuestro testigo, aunque no haya ningún otro testigo entre nosotros. 51Mira este montón de piedras y la estela que he levantado entre nosotros señaló Labán. 52Ambos serán testigos de que ni tú ni yo cruzaremos esta línea con el propósito de hacernos daño. 53¡Que el Dios de Abraham y el Dios de Najor sea nuestro juez! Entonces Jacob juró por el Dios a quien temía su padre Isaac. 54Luego ofreció un sacrificio en lo alto de un monte, e invitó a sus parientes a participar en la comida. Después de que todos comieron, pasaron la noche allí. 55A la madrugada del día siguiente Labán se levantó, besó y bendijo a sus nietos y a sus hijas, y regresó a su casa.

Capítulo 32

Jacob se prepara para el encuentro con Esaú

 1Jacob también siguió su camino, pero unos ángeles de Dios salieron a su encuentro. 2Al verlos, exclamó: "¡Éste es el campamento de Dios!" Por eso llamó a ese lugar Majanayin.[1] 3Luego Jacob envió mensajeros a su hermano Esaú, que estaba en la tierra de Seír, en la región de Edom. 4Y les ordenó que le dijeran: "Mi señor Esaú, su siervo Jacob nos ha enviado a decirle que él ha vivido en la casa de Labán todo este tiempo, 5y que ahora tiene vacas, asnos, ovejas, esclavos y esclavas. Le manda este mensaje, con la esperanza de ganarse su favor." 6Cuando los mensajeros regresaron, le dijeron a Jacob: "Fuimos a hablar con su hermano Esaú, y ahora viene al encuentro de usted, acompañado de cuatrocientos hombres." 7Jacob sintió mucho miedo, y se puso muy angustiado. Por eso dividió en dos grupos a la gente que lo acompañaba, y lo mismo hizo con las ovejas, las vacas y los camellos, 8pues pensó: "Si Esaú ataca a un grupo, el otro grupo podrá escapar." 9Entonces Jacob se puso a orar: "Señor, Dios de mi abuelo Abraham y de mi padre Isaac, que me dijiste que regresara a mi tierra y a mis familiares, y que me harías prosperar: 10realmente yo, tu siervo, no soy digno de la bondad y fidelidad con que me has privilegiado. Cuando crucé este río Jordán, no tenía más que mi bastón; pero ahora he llegado a formar dos campamentos. 11¡Líbrame del poder de mi hermano Esaú, pues tengo miedo de que venga a matarme a mí y a las madres y a los niños! 12Tú mismo afirmaste que me harías prosperar, y que mis descendientes serían tan numerosos como la arena del mar, que no se puede contar." 13Jacob pasó la noche en aquel lugar, y de lo que tenía consigo escogió, como regalo para su hermano Esaú, 14doscientas cabras, veinte chivos, doscientas ovejas, veinte carneros, 15treinta camellas con sus crías, cuarenta vacas, diez novillos, veinte asnas y diez asnos. 16Luego los puso a cargo de sus siervos, cada manada por separado, y les dijo: "Vayan adelante, pero dejen un buen espacio entre manada y manada." 17Al que iba al frente, le ordenó: "Cuando te encuentres con mi hermano Esaú y te pregunte de quién eres, a dónde te diriges y de quién es el ganado que llevas, 18le contestarás: Es un regalo para usted, mi señor Esaú, que de sus ganados le manda su siervo Jacob. Además, él mismo viene detrás de nosotros. " 19Jacob les dio la misma orden al segundo y al tercer grupo, y a todos los demás que iban detrás del ganado. Les dijo: "Cuando se encuentren con Esaú, le dirán todo esto, 20y añadirán: Su siervo Jacob viene detrás de nosotros. " Jacob pensaba: "Lo apaciguaré con los regalos que le llegarán primero, y luego me presentaré ante él; tal vez así me reciba bien." 21De esta manera los regalos lo precedieron, pero Jacob se quedó esa noche en el campamento.

Jacob lucha con el ángel en Peniel

 22Aquella misma noche Jacob se levantó, tomó a sus dos esposas, a sus dos esclavas y a sus once hijos, y cruzó el vado del río Jaboc. 23Una vez que lo habían cruzado, hizo pasar también todas sus posesiones, 24quedándose solo. Entonces un hombre luchó con él hasta el amanecer. 25Cuando ese hombre se dio cuenta de que no podía vencer a Jacob, lo tocó en la coyuntura de la cadera, y ésta se le dislocó mientras luchaban. 26Entonces el hombre le dijo: ¡Suéltame, que ya está por amanecer! ¡No te soltaré hasta que me bendigas! respondió Jacob. 27¿Cómo te llamas? le preguntó el hombre. Me llamo Jacob respondió. 28Entonces el hombre le dijo: Ya no te llamarás Jacob, sino Israel , porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. 29Y tú, ¿cómo te llamas? le preguntó Jacob. ¿Por qué preguntas cómo me llamo? le respondió el hombre. Y en ese mismo lugar lo bendijo. 30Jacob llamó a ese lugar Penuel, porque dijo: "He visto a Dios cara a cara, y todavía sigo con vida." 31Cruzaba Jacob por el lugar llamado Penuel, cuando salió el sol. A causa de su cadera dislocada iba rengueando. 32Por esta razón los israelitas no comen el tendón que está en la coyuntura de la cadera, porque a Jacob se le tocó en dicho tendón.

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