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La Biblia hoy - Nueva Versión Internacional

Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año

Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:

  • Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.

  • Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.

  • Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?

  • Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.

Fecha seleccionada
05/11/2024

Juan 11-12

Capítulo 11

Muerte de Lázaro

 1Había un hombre enfermo llamado Lázaro, que era de Betania, el pueblo de María y Marta, sus hermanas. 2María era la misma que ungió con perfume al Señor, y le secó los pies con sus cabellos. 3Las dos hermanas mandaron a decirle a Jesús: "Señor, tu amigo querido está enfermo." 4Cuando Jesús oyó esto, dijo: "Esta enfermedad no terminará en muerte, sino que es para la gloria de Dios, para que por ella el Hijo de Dios sea glorificado." 5Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. 6A pesar de eso, cuando oyó que Lázaro estaba enfermo, se quedó dos días más donde se encontraba. 7Después dijo a sus discípulos: --Volvamos a Judea. 8--Rabí --objetaron ellos--, hace muy poco los judíos intentaron apedrearte, ¿y todavía quieres volver allá? 9--¿Acaso el día no tiene doce horas? --respondió Jesús--. El que anda de día no tropieza, porque tiene la luz de este mundo. 10Pero el que anda de noche sí tropieza, porque no tiene luz. 11Dicho esto, añadió: --Nuestro amigo Lázaro duerme, pero voy a despertarlo. 12--Señor --respondieron sus discípulos--, si duerme, es que va a recuperarse. 13Jesús les hablaba de la muerte de Lázaro, pero sus discípulos pensaron que se refería al sueño natural. 14Por eso les dijo claramente: --Lázaro ha muerto, 15y por causa de ustedes me alegro de no haber estado allí, para que crean. Pero vamos a verlo. 16Entonces Tomás, apodado el Gemelo,* dijo a los otros discípulos: --Vayamos también nosotros, para morir con él.

Jesús, la resurrección y la vida

 17A su llegada, Jesús se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. 18Betania estaba cerca de Jerusalén, como a tres kilómetros* de distancia, 19y muchos judíos habían ido a casa de Marta y de María, a darles el pésame por la muerte de su hermano. 20Cuando Marta supo que Jesús llegaba, fue a su encuentro; pero María se quedó en la casa. 21--Señor --le dijo Marta a Jesús--, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. 22Pero yo sé que aun ahora Dios te dará todo lo que le pidas. 23--Tu hermano resucitará --le dijo Jesús. 24--Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día final --respondió Marta. 25--Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera; 26y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto? 27--Sí, Señor; yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que había de venir al mundo.

Jesús llora ante la tumba de Lázaro

 28Dicho esto, Marta regresó a la casa y, llamando a su hermana María, le dijo en privado: --El Maestro está aquí y te llama. 29Cuando María oyó esto, se levantó rápidamente y fue a su encuentro. 30Jesús aún no había entrado en el pueblo, sino que todavía estaba en el lugar donde Marta se había encontrado con él. 31Los judíos que habían estado con María en la casa, dándole el pésame, al ver que se había levantado y había salido de prisa, la siguieron, pensando que iba al sepulcro a llorar. 32Cuando María llegó a donde estaba Jesús y lo vio, se arrojó a sus pies y le dijo: --Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. 33Al ver llorar a María y a los judíos que la habían acompañado, Jesús se turbó y se conmovió profundamente. 34--¿Dónde lo han puesto? --preguntó. --Ven a verlo, Señor --le respondieron. 35Jesús lloró. 36--¡Miren cuánto lo quería! --dijeron los judíos. 37Pero algunos de ellos comentaban: --Éste, que le abrió los ojos al ciego, ¿no podría haber impedido que Lázaro muriera?

Resurrección de Lázaro

 38Conmovido una vez más, Jesús se acercó al sepulcro. Era una cueva cuya entrada estaba tapada con una piedra. 39--Quiten la piedra --ordenó Jesús. --Señor --objetó Marta, la hermana del muerto--, que ya debe oler mal, pues lleva cuatro días allí. 40--¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? --le contestó Jesús. 41Entonces quitaron la piedra. Jesús, alzando la vista, dijo: --Padre, te doy gracias porque me has escuchado. 42Ya sabía yo que siempre me escuchas, pero lo dije por la gente que está aquí presente, para que crean que tú me enviaste. 43Dicho esto, gritó con todas sus fuerzas: --¡Lázaro, sal fuera! 44El muerto salió, con vendas en las manos y en los pies, y el rostro cubierto con un sudario. --Quítenle las vendas y dejen que se vaya --les dijo Jesús.

El complot para matar a Jesús

 45Muchos de los judíos que visitaban a María y que habían presenciado lo hecho por Jesús, creyeron en él. 46Pero algunos de ellos fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho. 47Entonces los jefes de los sacerdotes y los fariseos convocaron a una reunión del Consejo. --¿Qué vamos a hacer? --dijeron--. Este hombre está haciendo muchas señales milagrosas. 48Si lo dejamos seguir así, todos van a creer en él, y vendrán los romanos y acabarán con nuestro lugar sagrado, e incluso con nuestra nación. 49Uno de ellos, llamado Caifás, que ese año era el sumo sacerdote, les dijo: --¡Ustedes no saben nada en absoluto! 50No entienden que les conviene más que muera un solo hombre por el pueblo, y no que perezca toda la nación. 51Pero esto no lo dijo por su propia cuenta sino que, como era sumo sacerdote ese año, profetizó que Jesús moriría por la nación judía, 52y no sólo por esa nación sino también por los hijos de Dios que estaban dispersos, para congregarlos y unificarlos. 53Así que desde ese día convinieron en quitarle la vida. 54Por eso Jesús ya no andaba en público entre los judíos. Se retiró más bien a una región cercana al desierto, a un pueblo llamado Efraín, donde se quedó con sus discípulos. 55Faltaba poco para la Pascua judía, así que muchos subieron del campo a Jerusalén para su purificación ceremonial antes de la Pascua. 56Andaban buscando a Jesús, y mientras estaban en el templo comentaban entre sí: "¿Qué les parece? ¿Acaso no vendrá a la fiesta?" 57Por su parte, los jefes de los sacerdotes y los fariseos habían dado la orden de que si alguien llegaba a saber dónde estaba Jesús, debía denunciarlo para que lo arrestaran.

Capítulo 12

Jesús es ungido en Betania

 1Seis días antes de la Pascua llegó Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien Jesús había resucitado. 2Allí se dio una cena en honor de Jesús. Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa con él. 3María tomó entonces como medio litro de nardo puro, que era un perfume muy caro, y lo derramó sobre los pies de Jesús, secándoselos luego con sus cabellos. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume. 4Judas Iscariote, que era uno de sus discípulos y que más tarde lo traicionaría, objetó: 5--¿Por qué no se vendió este perfume, que vale muchísimo dinero,* para dárselo a los pobres? 6Dijo esto, no porque se interesara por los pobres sino porque era un ladrón y, como tenía a su cargo la bolsa del dinero, acostumbraba robarse lo que echaban en ella. 7--Déjala en paz --respondió Jesús--. Ella ha estado guardando este perfume para el día de mi sepultura.* 8A los pobres siempre los tendrán con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán.

El complot contra Lázaro

 9Mientras tanto, muchos de los judíos se enteraron de que Jesús estaba allí, y fueron a ver no sólo a Jesús sino también a Lázaro, a quien Jesús había resucitado. 10Entonces los jefes de los sacerdotes resolvieron matar también a Lázaro, 11pues por su causa muchos se apartaban de los judíos y creían en Jesús.

La entrada triunfal en Jerusalén

 12Al día siguiente muchos de los que habían ido a la fiesta se enteraron de que Jesús se dirigía a Jerusalén; 13tomaron ramas de palma y salieron a recibirlo, gritando a voz en cuello: --¡Hosanna! --¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!* --¡Bendito el Rey de Israel! 14Jesús encontró un burrito y se montó en él, como dice la Escritura: 15"No temas, oh hija de Sión; mira, que aquí viene tu rey, montado sobre un burrito."* 16Al principio, sus discípulos no entendieron lo que sucedía. Sólo después de que Jesús fue glorificado se dieron cuenta de que se había cumplido en él lo que de él ya estaba escrito. 17La gente que había estado con Jesús cuando él llamó a Lázaro del sepulcro y lo resucitó de entre los muertos, seguía difundiendo la noticia. 18Muchos que se habían enterado de la señal realizada por Jesús salían a su encuentro. 19Por eso los fariseos comentaban entre sí: "Como pueden ver, así no vamos a lograr nada. ¡Miren cómo lo sigue todo el mundo!"

Unos griegos buscan a Jesús

 20Entre los que habían subido a adorar en la fiesta había algunos griegos. 21Éstos se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le pidieron: --Señor, queremos ver a Jesús. 22Felipe fue a decírselo a Andrés, y ambos fueron a decírselo a Jesús. 23--Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado --les contestó Jesús--. 24Ciertamente les aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, se queda solo. Pero si muere, produce mucho fruto. 25El que se apega a su vida la pierde; en cambio, el que aborrece su vida en este mundo, la conserva para la vida eterna. 26Quien quiera servirme, debe seguirme; y donde yo esté, allí también estará mi siervo. A quien me sirva, mi Padre lo honrará.

Jesús anuncia su muerte

 27"Ahora todo mi ser está angustiado, ¿y acaso voy a decir: 'Padre, sálvame de este trance'? ¡Si precisamente para este trance he venido! 28¡Padre, glorifica tu nombre! Se oyó entonces, desde el cielo, una voz que decía: "Ya lo he glorificado, y volveré a glorificarlo." 29La multitud que estaba allí, y que oyó la voz, decía que había sido un trueno; otros decían que un ángel le había hablado. 30--Esa voz no vino por mí sino por ustedes --dijo Jesús--. 31El juicio de este mundo ha llegado ya, y el príncipe de este mundo va a ser expulsado. 32Pero yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo. 33Con esto daba Jesús a entender de qué manera iba a morir. 34--De la ley hemos sabido --le respondió la gente-- que el Cristo permanecerá para siempre; ¿cómo, pues, dices que el Hijo del hombre tiene que ser levantado? ¿Quién es ese Hijo del hombre? 35--Ustedes van a tener la luz sólo un poco más de tiempo --les dijo Jesús--. Caminen mientras tienen la luz, antes de que los envuelvan las tinieblas. El que camina en las tinieblas no sabe a dónde va. 36Mientras tienen la luz, crean en ella, para que sean hijos de la luz. Cuando terminó de hablar, Jesús se fue y se escondió de ellos

Incredulidad de los judíos

 37A pesar de haber hecho Jesús todas estas señales en presencia de ellos, todavía no creían en él. 38Así se cumplió lo dicho por el profeta Isaías: "Señor, ¿quién ha creído a nuestro mensaje, y a quién se le ha revelado el poder del Señor?"* 39Por eso no podían creer, pues también había dicho Isaías: 40"Les ha cegado los ojos y endurecido el corazón, para que no vean con los ojos, ni entiendan con el corazón ni se conviertan; y yo los sane."* 41Esto lo dijo Isaías porque vio la gloria de Jesús y habló de él. 42Sin embargo, muchos de ellos, incluso de entre los jefes, creyeron en él, pero no lo confesaban porque temían que los fariseos los expulsaran de la sinagoga. 43Preferían recibir honores de los hombres más que de parte de Dios.

Las palabras de Jesús juzgarán a los hombres

 44"El que cree en mí --clamó Jesús con voz fuerte--, cree no sólo en mí sino en el que me envió. 45Y el que me ve a mí, ve al que me envió. 46Yo soy la luz que ha venido al mundo, para que todo el que crea en mí no viva en tinieblas. 47"Si alguno escucha mis palabras, pero no las obedece, no seré yo quien lo juzgue; pues no vine a juzgar al mundo sino a salvarlo. 48El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue. La palabra que yo he proclamado lo condenará en el día final. 49Yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió me ordenó qué decir y cómo decirlo. 50Y sé muy bien que su mandato es vida eterna. Así que todo lo que digo es lo que el Padre me ha ordenado decir."

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