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La Biblia hoy - Nueva Versión Internacional

Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año

Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:

  • Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.

  • Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.

  • Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?

  • Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.

Fecha seleccionada
04/11/2024

Juan 9-10

Capítulo 9

Jesús sana a un ciego de nacimiento

 1A su paso, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento. 2Y sus discípulos le preguntaron: --Rabí, para que este hombre haya nacido ciego, ¿quién pecó, él o sus padres? 3--Ni él pecó, ni sus padres --respondió Jesús--, sino que esto sucedió para que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida. 4Mientras sea de día, tenemos que llevar a cabo la obra del que me envió. Viene la noche cuando nadie puede trabajar. 5Mientras esté yo en el mundo, luz soy del mundo. 6Dicho esto, escupió en el suelo, hizo barro con la saliva y se lo untó en los ojos al ciego, diciéndole: 7--Ve y lávate en el estanque de Siloé (que significa: Enviado). El ciego fue y se lavó, y al volver ya veía. 8Sus vecinos y los que lo habían visto pedir limosna decían: "¿No es éste el que se sienta a mendigar?" 9Unos aseguraban: "Sí, es él." Otros decían: "No es él, sino que se le parece." Pero él insistía: "Soy yo." 10--¿Cómo entonces se te han abierto los ojos? --le preguntaron. 11--Ese hombre que se llama Jesús hizo un poco de barro, me lo untó en los ojos y me dijo: 'Ve y lávate en Siloé.' Así que fui, me lavé, y entonces pude ver. 12--¿Y dónde está ese hombre? --le preguntaron. --No lo sé --respondió.

Los fariseos interrogan al ciego sanado

 13Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. 14Era sábado cuando Jesús hizo el barro y le abrió los ojos al ciego. 15Por eso los fariseos, a su vez, le preguntaron cómo había recibido la vista. --Me untó barro en los ojos, me lavé, y ahora veo --respondió. 16Algunos de los fariseos comentaban: "Ese hombre no viene de parte de Dios, porque no respeta el sábado." Otros objetaban: "¿Cómo puede un pecador hacer tales señales?" Y había desacuerdo entre ellos. 17Por eso interrogaron de nuevo al ciego: --¿Y qué opinas tú de él? Fue a ti a quien te abrió los ojos. --Yo digo que es profeta --contestó. 18Pero los judíos no creían que el hombre hubiera sido ciego y que ahora viera, y hasta llamaron a sus padres 19y les preguntaron: --¿Es éste su hijo, el que dicen ustedes que nació ciego? ¿Cómo es que ahora puede ver? 20--Sabemos que éste es nuestro hijo --contestaron los padres--, y sabemos también que nació ciego. 21Lo que no sabemos es cómo ahora puede ver, ni quién le abrió los ojos. Pregúntenselo a él, que ya es mayor de edad y puede responder por sí mismo. 22Sus padres contestaron así por miedo a los judíos, pues ya éstos habían convenido que se expulsara de la sinagoga a todo el que reconociera que Jesús era el Cristo. 23Por eso dijeron sus padres: "Pregúntenselo a él, que ya es mayor de edad." 24Por segunda vez llamaron los judíos al que había sido ciego, y le dijeron: --Júralo por Dios.* A nosotros nos consta que ese hombre es pecador. 25--Si es pecador, no lo sé --respondió el hombre--. Lo único que sé es que yo era ciego y ahora veo. 26Pero ellos le insistieron: --¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos? 27--Ya les dije y no me hicieron caso. ¿Por qué quieren oírlo de nuevo? ¿Es que también ustedes quieren hacerse sus discípulos? 28Entonces lo insultaron y le dijeron: --¡Discípulo de ése lo serás tú! ¡Nosotros somos discípulos de Moisés! 29Y sabemos que a Moisés le habló Dios; pero de éste no sabemos ni de dónde salió. 30--¡Allí está lo sorprendente! --respondió el hombre--: que ustedes no sepan de dónde salió, y que a mí me haya abierto los ojos. 31Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero sí a los piadosos y a quienes hacen su voluntad. 32Jamás se ha sabido que alguien le haya abierto los ojos a uno que nació ciego. 33Si este hombre no viniera de parte de Dios, no podría hacer nada. 34Ellos replicaron: --Tú, que naciste sumido en pecado, ¿vas a darnos lecciones? Y lo expulsaron.

Ceguera espiritual

 35Jesús se enteró de que habían expulsado a aquel hombre, y al encontrarlo le preguntó: --¿Crees en el Hijo del hombre? 36--¿Quién es, Señor? Dímelo, para que crea en él. 37--Pues ya lo has visto --le contestó Jesús--; es el que está hablando contigo 38--Creo, Señor --declaró el hombre. Y, postrándose, lo adoró. 39Entonces Jesús dijo: --Yo he venido a este mundo para juzgarlo, para que los ciegos vean, y los que ven se queden ciegos. 40Algunos fariseos que estaban con él, al oírlo hablar así, le preguntaron: --¿Qué? ¿Acaso también nosotros somos ciegos? 41Jesús les contestó: --Si fueran ciegos, no serían culpables de pecado, pero como afirman que ven, su pecado permanece.

Capítulo 10

Parábola del redil

 1"Ciertamente les aseguro que el que no entra por la puerta al redil de las ovejas, sino que trepa por otro lado, es un ladrón y un bandido. 2El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. 3El portero le abre la puerta, y las ovejas oyen su voz. Llama por nombre a las ovejas y las saca del redil. 4Cuando ya ha sacado a todas las que son suyas, va delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque reconocen su voz. 5Pero a un desconocido jamás lo siguen; más bien, huyen de él porque no reconocen voces extrañas. 6Jesús les puso este ejemplo, pero ellos no captaron el sentido de sus palabras.

Jesús, el buen pastor

 7Por eso volvió a decirles: "Ciertamente les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. 8Todos los que vinieron antes de mí eran unos ladrones y unos bandidos, pero las ovejas no les hicieron caso. 9Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo.* Se moverá con entera libertad,* y hallará pastos. 10El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia. 11"Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. 12El asalariado no es el pastor, y a él no le pertenecen las ovejas. Cuando ve que el lobo se acerca, abandona las ovejas y huye; entonces el lobo ataca al rebaño y lo dispersa. 13Y ese hombre huye porque, siendo asalariado, no le importan las ovejas. 14"Yo soy el buen pastor; conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí, 15así como el Padre me conoce a mí y yo lo conozco a él, y doy mi vida por las ovejas. 16Tengo otras ovejas que no son de este redil, y también a ellas debo traerlas. Así ellas escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo pastor. 17Por eso me ama el Padre: porque entrego mi vida para volver a recibirla. 18Nadie me la arrebata, sino que yo la entrego por mi propia voluntad. Tengo autoridad para entregarla, y tengo también autoridad para volver a recibirla. Éste es el mandamiento que recibí de mi Padre." 19De nuevo las palabras de Jesús fueron motivo de disensión entre los judíos. 20Muchos de ellos decían: "Está endemoniado y loco de remate. ¿Para qué hacerle caso?" 21Pero otros opinaban: "Estas palabras no son de un endemoniado. ¿Puede acaso un demonio abrirles los ojos a los ciegos?"

Los judíos rechazan a Jesús

 22Por esos días se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación.* Era invierno, 23y Jesús andaba en el templo, por el pórtico de Salomón. 24Entonces lo rodearon los judíos y le preguntaron: --¿Hasta cuándo vas a tenernos en suspenso? Si tú eres el Cristo, dínoslo con franqueza. 25--Ya se lo he dicho a ustedes, y no lo creen. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que me acreditan, 26pero ustedes no creen porque no son de mi rebaño. 27Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. 28Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano. 29Mi Padre, que me las ha dado, es más grande que todos;* y de la mano del Padre nadie las puede arrebatar. 30El Padre y yo somos uno. 31Una vez más los judíos tomaron piedras para arrojárselas, 32pero Jesús les dijo: --Yo les he mostrado muchas obras irreprochables que proceden del Padre. ¿Por cuál de ellas me quieren apedrear? 33--No te apedreamos por ninguna de ellas sino por blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces pasar por Dios. 34--¿Y acaso --respondió Jesús-- no está escrito en su ley: 'Yo he dicho que ustedes son dioses'?* 35Si Dios llamó 'dioses' a aquellos para quienes vino la palabra (y la Escritura no puede ser quebrantada), 36¿por qué acusan de blasfemia a quien el Padre apartó para sí y envió al mundo? ¿Tan sólo porque dijo: 'Yo soy el Hijo de Dios'? 37Si no hago las obras de mi Padre, no me crean. 38Pero si las hago, aunque no me crean a mí, crean a mis obras, para que sepan y entiendan que el Padre está en mí, y que yo estoy en el Padre. 39Nuevamente intentaron arrestarlo, pero él se les escapó de las manos. 40Volvió Jesús al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había estado bautizando antes; y allí se quedó. 41Mucha gente acudía a él, y decía: "Aunque Juan nunca hizo ninguna señal, todo lo que dijo acerca de este hombre era verdad." 42Y muchos en aquel lugar creyeron en Jesús.

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