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La Biblia hoy - Nueva Versión Internacional

Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año

Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:

  • Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.

  • Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.

  • Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?

  • Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.

Fecha seleccionada
30/11/2024

1 Corintios 9-11

Capítulo 9

Los derechos de un apóstol

 1¿No soy libre? ¿No soy apóstol? ¿No he visto a Jesús nuestro Señor? ¿No son ustedes el fruto de mi trabajo en el Señor? 2Aunque otros no me reconozcan como apóstol, ¡para ustedes sí lo soy! Porque ustedes mismos son el sello de mi apostolado en el Señor. 3Ésta es mi defensa contra los que me critican: 4¿Acaso no tenemos derecho a comer y a beber? 5¿No tenemos derecho a viajar acompañados por una esposa creyente, como hacen los demás apóstoles y Cefas y los hermanos del Señor? 6¿O es que sólo Bernabé y yo estamos obligados a ganarnos la vida con otros trabajos? 7¿Qué soldado presta servicio militar pagándose sus propios gastos? ¿Qué agricultor planta un viñedo y no come de sus uvas? ¿Qué pastor cuida un rebaño y no toma de la leche que ordeña? 8No piensen que digo esto solamente desde un punto de vista humano. ¿No lo dice también la ley? 9Porque en la ley de Moisés está escrito: "No le pongas bozal al buey cuando trilla."* ¿Acaso se preocupa Dios por los bueyes, 10o lo dice más bien por nosotros? Por supuesto que lo dice por nosotros, porque cuando el labrador ara y el segador trilla, deben hacerlo con la esperanza de participar de la cosecha. 11Si hemos sembrado semilla espiritual entre ustedes, ¿será mucho pedir que cosechemos de ustedes lo material?* 12Si otros tienen derecho a este sustento de parte de ustedes, ¿no lo tendremos aún más nosotros? Sin embargo, no ejercimos este derecho, sino que lo soportamos todo con tal de no crear obstáculo al evangelio de Cristo. 13¿No saben que los que sirven en el templo reciben su alimento del templo, y que los que atienden el altar participan de lo que se ofrece en el altar? 14Así también el Señor ha ordenado que quienes predican el evangelio vivan de este ministerio. 15Pero no me he aprovechado de ninguno de estos derechos, ni escribo de esta manera porque quiera reclamarlos. Prefiero morir a que alguien me prive de este motivo de orgullo. 16Sin embargo, cuando predico el evangelio, no tengo de qué enorgullecerme, ya que estoy bajo la obligación de hacerlo. ¡Ay de mí si no predico el evangelio! 17En efecto, si lo hiciera por mi propia voluntad, tendría recompensa; pero si lo hago por obligación, no hago más que cumplir la tarea que se me ha encomendado. 18¿Cuál es, entonces, mi recompensa? Pues que al predicar el evangelio pueda presentarlo gratuitamente, sin hacer valer mi derecho. 19Aunque soy libre respecto a todos, de todos me he hecho esclavo para ganar a tantos como sea posible. 20Entre los judíos me volví judío, a fin de ganarlos a ellos. Entre los que viven bajo la ley me volví como los que están sometidos a ella (aunque yo mismo no vivo bajo la ley), a fin de ganar a éstos. 21Entre los que no tienen la ley me volví como los que están sin ley (aunque no estoy libre de la ley de Dios sino comprometido con la ley de Cristo), a fin de ganar a los que están sin ley. 22Entre los débiles me hice débil, a fin de ganar a los débiles. Me hice todo para todos, a fin de salvar a algunos por todos los medios posibles. 23Todo esto lo hago por causa del evangelio, para participar de sus frutos. 24¿No saben que en una carrera todos los corredores compiten, pero sólo uno obtiene el premio? Corran, pues, de tal modo que lo obtengan. 25Todos los deportistas se entrenan con mucha disciplina. Ellos lo hacen para obtener un premio que se echa a perder; nosotros, en cambio, por uno que dura para siempre. 26Así que yo no corro como quien no tiene meta; no lucho como quien da golpes al aire. 27Más bien, golpeo mi cuerpo y lo domino, no sea que, después de haber predicado a otros, yo mismo quede descalificado.

Capítulo 10

Amonestaciones contra la idolatría

 1No quiero que desconozcan, hermanos, que nuestros antepasados estuvieron todos bajo la nube y que todos atravesaron el mar. 2Todos ellos fueron bautizados en la nube y en el mar para unirse a Moisés. 3Todos también comieron el mismo alimento espiritual 4y tomaron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que los acompañaba, y la roca era Cristo. 5Sin embargo, la mayoría de ellos no agradaron a Dios, y sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto. 6Todo eso sucedió para servirnos de ejemplo,* a fin de que no nos apasionemos por lo malo, como lo hicieron ellos. 7No sean idólatras, como lo fueron algunos de ellos, según está escrito: "Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se entregó al desenfreno."* 8No cometamos inmoralidad sexual, como algunos lo hicieron, por lo que en un sólo día perecieron veintitrés mil. 9Tampoco pongamos a prueba al Señor, como lo hicieron algunos y murieron víctimas de las serpientes. 10Ni murmuren contra Dios, como lo hicieron algunos y sucumbieron a manos del ángel destructor. 11Todo eso les sucedió para servir de ejemplo, y quedó escrito para advertencia nuestra, pues a nosotros nos ha llegado el fin de los tiempos. 12Por lo tanto, si alguien piensa que está firme, tenga cuidado de no caer. 13Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir. 14Por tanto, mis queridos hermanos, huyan de la idolatría. 15Me dirijo a personas sensatas; juzguen ustedes mismos lo que digo. 16Esa copa de bendición por la cual damos gracias,* ¿no significa que entramos en comunión con la sangre de Cristo? Ese pan que partimos, ¿no significa que entramos en comunión con el cuerpo de Cristo? 17Hay un solo pan del cual todos participamos; por eso, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo. 18Consideren al pueblo de Israel como tal:* ¿No entran en comunión con el altar los que comen de lo sacrificado? 19¿Qué quiero decir con esta comparación? ¿Que el sacrificio que los gentiles ofrecen a los ídolos sea algo, o que el ídolo mismo sea algo? 20No, sino que cuando ellos ofrecen sacrificios, lo hacen para los demonios, no para Dios, y no quiero que ustedes entren en comunión con los demonios. 21No pueden beber de la copa del Señor y también de la copa de los demonios; no pueden participar de la mesa del Señor y también de la mesa de los demonios. 22¿O vamos a provocar a celos al Señor? ¿Somos acaso más fuertes que él? 23"Todo está permitido", pero no todo es provechoso. "Todo está permitido", pero no todo es constructivo. 24Que nadie busque sus propios intereses sino los del prójimo. 25Coman de todo lo que se vende en la carnicería, sin preguntar nada por motivos de conciencia, 26porque "del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella".* 27Si algún incrédulo los invita a comer, y ustedes aceptan la invitación, coman de todo lo que les sirvan sin preguntar nada por motivos de conciencia. 28Ahora bien, si alguien les dice: "Esto ha sido ofrecido en sacrificio a los ídolos", entonces no lo coman, por consideración al que se lo mencionó, y por motivos de conciencia.* 29(Me refiero a la conciencia del otro, no a la de ustedes.) ¿Por qué se ha de juzgar mi libertad de acuerdo a la conciencia ajena? 30Si con gratitud participo de la comida, ¿me van a condenar por comer algo por lo cual doy gracias a Dios? 31En conclusión, ya sea que coman o beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios. 32No hagan tropezar a nadie, ni a judíos, ni a gentiles ni a la iglesia de Dios. 33Hagan como yo, que procuro agradar a todos en todo. No busco mis propios intereses sino los de los demás, para que sean salvos.

Capítulo 11

 1Imítenme a mí, como yo imito a Cristo.

Atavío de las mujeres

 2Los elogio porque se acuerdan de mí en todo y retienen las enseñanzas,* tal como se las transmití. 3Ahora bien, quiero que entiendan que Cristo es cabeza de todo hombre, mientras que el hombre es cabeza de la mujer y Dios es cabeza de Cristo. 4Todo hombre que ora o profetiza con la cabeza cubierta* deshonra al que es su cabeza. 5En cambio, toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta deshonra al que es su cabeza; es como si estuviera rasurada. 6Si la mujer no se cubre la cabeza, que se corte también el cabello; pero si es vergonzoso para la mujer tener el pelo corto o la cabeza rasurada, que se la cubra. 7El hombre no debe cubrirse la cabeza, ya que él es imagen y gloria de Dios, mientras que la mujer es gloria del hombre. 8De hecho, el hombre no procede de la mujer sino la mujer del hombre; 9ni tampoco fue creado el hombre a causa de la mujer, sino la mujer a causa del hombre. 10Por esta razón, y a causa de los ángeles, la mujer debe llevar sobre la cabeza señal de autoridad.* 11Sin embargo, en el Señor, ni la mujer existe aparte del hombre ni el hombre aparte de la mujer. 12Porque así como la mujer procede del hombre, también el hombre nace de la mujer; pero todo proviene de Dios. 13Juzguen ustedes mismos: ¿Es apropiado que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza? 14¿No les enseña el mismo orden natural de las cosas que es una vergüenza para el hombre dejarse crecer el cabello, 15mientras que es una gloria para la mujer llevar cabello largo? Es que a ella se le ha dado su cabellera como velo. 16Si alguien insiste en discutir este asunto, tenga en cuenta que nosotros no tenemos otra costumbre, ni tampoco las iglesias de Dios.

Abusos en la Cena del Señor

 17Al darles las siguientes instrucciones, no puedo elogiarlos, ya que sus reuniones traen más perjuicio que beneficio. 18En primer lugar, oigo decir que cuando se reúnen como iglesia hay divisiones entre ustedes, y hasta cierto punto lo creo. 19Sin duda, tiene que haber grupos sectarios entre ustedes, para que se demuestre quiénes cuentan con la aprobación de Dios. 20De hecho, cuando se reúnen, ya no es para comer la Cena del Señor, 21porque cada uno se adelanta a comer su propia cena, de manera que unos se quedan con hambre mientras otros se emborrachan. 22¿Acaso no tienen casas donde comer y beber? ¿O es que menosprecian a la iglesia de Dios y quieren avergonzar a los que no tienen nada? ¿Qué les diré? ¿Voy a elogiarlos por esto? ¡Claro que no!

Institución de la Cena del Señor

 23Yo recibí del Señor lo mismo que les transmití a ustedes: Que el Señor Jesús, la noche en que fue traicionado, tomó pan, 24y después de dar gracias, lo partió y dijo: "Este pan es mi cuerpo, que por ustedes entrego; hagan esto en memoria de mí." 25De la misma manera, después de cenar, tomó la copa y dijo: "Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; hagan esto, cada vez que beban de ella, en memoria de mí." 26Porque cada vez que comen este pan y beben de esta copa, proclaman la muerte del Señor hasta que él venga.

Tomando la Cena del Señor indignamente

 27Por lo tanto, cualquiera que coma el pan o beba de la copa del Señor de manera indigna, será culpable de pecar contra el cuerpo y la sangre del Señor. 28Así que cada uno debe examinarse a sí mismo antes de comer el pan y beber de la copa. 29Porque el que come y bebe sin discernir el cuerpo,* come y bebe su propia condena. 30Por eso hay entre ustedes muchos débiles y enfermos, e incluso varios han muerto. 31Si nos examináramos a nosotros mismos, no se nos juzgaría; 32pero si nos juzga el Señor, nos disciplina para que no seamos condenados con el mundo. 33Así que, hermanos míos, cuando se reúnan para comer, espérense unos a otros. 34Si alguno tiene hambre, que coma en su casa, para que las reuniones de ustedes no resulten dignas de condenación. Los demás asuntos los arreglaré cuando los visite.

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