Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:
Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.
Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.
Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?
Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.
Capítulo 1
Salutación
1Pablo, llamado por la voluntad de Dios a ser apóstol de Cristo Jesús, y nuestro hermano Sóstenes, 2a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los que han sido santificados en Cristo Jesús y llamados a ser su santo pueblo, junto con todos los que en todas partes invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y de nosotros: 3Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz.Acción de gracias por dones espirituales
4Siempre doy gracias a Dios por ustedes, pues él, en Cristo Jesús, les ha dado su gracia. 5Unidos a Cristo ustedes se han llenado de toda riqueza, tanto en palabra como en conocimiento. 6Así se ha confirmado en ustedes nuestro testimonio acerca de Cristo, 7de modo que no les falta ningún don espiritual mientras esperan con ansias que se manifieste nuestro Señor Jesucristo. 8Él los mantendrá firmes hasta el fin, para que sean irreprochables en el día de nuestro Señor Jesucristo. 9Fiel es Dios, quien los ha llamado a tener comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.¿Está dividido Cristo?
10Les suplico, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos vivan en armonía y que no haya divisiones entre ustedes, sino que se mantengan unidos en un mismo pensar y en un mismo propósito. 11Digo esto, hermanos míos, porque algunos de la familia de Cloé me han informado que hay rivalidades entre ustedes. 12Me refiero a que unos dicen: "Yo sigo a Pablo"; otros afirman: "Yo, a Apolos"; otros: "Yo, a Cefas"; y otros: "Yo, a Cristo." 13¡Cómo! ¿Está dividido Cristo? ¿Acaso Pablo fue crucificado por ustedes? ¿O es que fueron bautizados en el nombre de Pablo? 14Gracias a Dios que no bauticé a ninguno de ustedes, excepto a Crispo y a Gayo, 15de modo que nadie puede decir que fue bautizado en mi nombre. 16Bueno, también bauticé a la familia de Estéfanas; fuera de éstos, no recuerdo haber bautizado a ningún otro. 17Pues Cristo no me envió a bautizar sino a predicar el evangelio, y eso sin discursos de sabiduría humana, para que la cruz de Cristo no perdiera su eficacia.Cristo, poder y sabiduría de Dios
18Me explico: El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden; en cambio, para los que se salvan, es decir, para nosotros, este mensaje es el poder de Dios. 19Pues está escrito: "Destruiré la sabiduría de los sabios; frustraré la inteligencia de los inteligentes."* 20¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el erudito? ¿Dónde el filósofo de esta época? ¿No ha convertido Dios en locura la sabiduría de este mundo? 21Ya que Dios, en su sabio designio, dispuso que el mundo no lo conociera mediante la sabiduría humana, tuvo a bien salvar, mediante la locura de la predicación, a los que creen. 22Los judíos piden señales milagrosas y los gentiles buscan sabiduría, 23mientras que nosotros predicamos a Cristo crucificado. Este mensaje es motivo de tropiezo para los judíos, y es locura para los gentiles, 24pero para los que Dios ha llamado, lo mismo judíos que gentiles, Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios. 25Pues la locura de Dios es más sabia que la sabiduría humana, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza humana. 26Hermanos, consideren su propio llamamiento: No muchos de ustedes son sabios, según criterios meramente humanos; ni son muchos los poderosos ni muchos los de noble cuna. 27Pero Dios escogió lo insensato del mundo para avergonzar a los sabios, y escogió lo débil del mundo para avergonzar a los poderosos. 28También escogió Dios lo más bajo y despreciado, y lo que no es nada, para anular lo que es, 29a fin de que en su presencia nadie pueda jactarse. 30Pero gracias a él ustedes están unidos a Cristo Jesús, a quien Dios ha hecho nuestra sabiduría --es decir, nuestra justificación, santificación y redención-- 31para que, como está escrito: "El que se quiera enorgullecer, que se enorgullezca en el Señor."*Capítulo 2
Proclamando a Cristo crucificado
1Yo mismo, hermanos, cuando fui a anunciarles el testimonio* de Dios, no lo hice con gran elocuencia y sabiduría. 2Me propuse más bien, estando entre ustedes, no saber de cosa alguna, excepto de Jesucristo, y de éste crucificado. 3Es más, me presenté ante ustedes con tanta debilidad que temblaba de miedo. 4No les hablé ni les prediqué con palabras sabias y elocuentes sino con demostración del poder del Espíritu, 5para que la fe de ustedes no dependiera de la sabiduría humana sino del poder de Dios.La revelación por el Espíritu de Dios
6En cambio, hablamos con sabiduría entre los que han alcanzado madurez,* pero no con la sabiduría de este mundo ni con la de sus gobernantes, los cuales terminarán en nada. 7Más bien, exponemos el misterio de la sabiduría de Dios, una sabiduría que ha estado escondida y que Dios había destinado para nuestra gloria desde la eternidad. 8Ninguno de los gobernantes de este mundo la entendió, porque de haberla entendido no habrían crucificado al Señor de la gloria. 9Sin embargo, como está escrito: "Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado para quienes lo aman." 10Ahora bien, Dios nos ha revelado esto por medio de su Espíritu, pues el Espíritu lo examina todo, hasta las profundidades de Dios. 11En efecto, ¿quién conoce los pensamientos del ser humano sino su propio espíritu que está en él? Así mismo, nadie conoce los pensamientos de Dios sino el Espíritu de Dios. 12Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo sino el Espíritu que procede de Dios, para que entendamos lo que por su gracia él nos ha concedido. 13Esto es precisamente de lo que hablamos, no con las palabras que enseña la sabiduría humana sino con las que enseña el Espíritu, de modo que expresamos verdades espirituales en términos espirituales.* 14El que no tiene el Espíritu* no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente. 15En cambio, el que es espiritual lo juzga todo, aunque él mismo no está sujeto al juicio de nadie, porque 16"¿quién ha conocido la mente del Señor para que pueda instruirlo?"*Capítulo 3
Colaboradores de Dios
1Yo, hermanos, no pude dirigirme a ustedes como a espirituales sino como a inmaduros,* apenas niños en Cristo. 2Les di leche porque no podían asimilar alimento sólido, ni pueden todavía, 3pues aún son inmaduros. Mientras haya entre ustedes celos y contiendas, ¿no serán inmaduros? ¿Acaso no se estarán comportando según criterios meramente humanos? 4Cuando uno afirma: "Yo sigo a Pablo", y otro: "Yo sigo a Apolos", ¿no es porque están actuando con criterios humanos?* 5Después de todo, ¿qué es Apolos? ¿Y qué es Pablo? Nada más que servidores por medio de los cuales ustedes llegaron a creer, según lo que el Señor le asignó a cada uno. 6Yo sembré, Apolos regó, pero Dios ha dado el crecimiento. 7Así que no cuenta ni el que siembra ni el que riega, sino sólo Dios, quien es el que hace crecer. 8El que siembra y el que riega están al mismo nivel, aunque cada uno será recompensado según su propio trabajo. 9En efecto, nosotros somos colaboradores al servicio de Dios; y ustedes son el campo de cultivo de Dios, son el edificio de Dios. 10Según la gracia que Dios me ha dado, yo, como maestro constructor, eché los cimientos, y otro construye sobre ellos. Pero cada uno tenga cuidado de cómo construye, 11porque nadie puede poner un fundamento diferente del que ya está puesto, que es Jesucristo. 12Si alguien construye sobre este fundamento, ya sea con oro, plata y piedras preciosas, o con madera, heno y paja, 13su obra se mostrará tal cual es, pues el día del juicio la dejará al descubierto. El fuego la dará a conocer, y pondrá a prueba la calidad del trabajo de cada uno. 14Si lo que alguien ha construido permanece, recibirá su recompensa, 15pero si su obra es consumida por las llamas, él sufrirá pérdida. Será salvo, pero como quien pasa por el fuego. 16¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? 17Si alguno destruye el templo de Dios, él mismo será destruido por Dios; porque el templo de Dios es sagrado, y ustedes son ese templo. 18Que nadie se engañe. Si alguno de ustedes se cree sabio según las normas de esta época, hágase ignorante para así llegar a ser sabio. 19Porque a los ojos de Dios la sabiduría de este mundo es locura. Como está escrito: "Él atrapa a los sabios en su propia astucia";* 20y también dice: "El Señor sabe que los pensamientos de los sabios son vanos."* 21Por lo tanto, ¡que nadie base su orgullo en el hombre! Al fin y al cabo, todo es de ustedes, 22ya sea Pablo, o Apolos, o Cefas, o el universo, o la vida, o la muerte, o lo presente o lo por venir; todo es de ustedes, 23y ustedes son de Cristo, y Cristo es de Dios.Capítulo 4
El ministerio de los apóstoles
1Que todos nos consideren servidores de Cristo, encargados de administrar los misterios de Dios. 2Ahora bien, a los que reciben un encargo se les exige que demuestren ser dignos de confianza. 3Por mi parte, muy poco me preocupa que me juzguen ustedes o cualquier tribunal humano; es más, ni siquiera me juzgo a mí mismo. 4Porque aunque la conciencia no me remuerde, no por eso quedo absuelto; el que me juzga es el Señor. 5Por lo tanto, no juzguen nada antes de tiempo; esperen hasta que venga el Señor. Él sacará a la luz lo que está oculto en la oscuridad y pondrá al descubierto las intenciones de cada corazón. Entonces cada uno recibirá de Dios la alabanza que le corresponda. 6Hermanos, todo esto lo he aplicado a Apolos y a mí mismo para beneficio de ustedes, con el fin de que aprendan de nosotros aquello de "no ir más allá de lo que está escrito". Así ninguno de ustedes podrá engreírse de haber favorecido al uno en perjuicio del otro. 7¿Quién te distingue de los demás? ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué presumes como si no te lo hubieran dado? 8¡Ya tienen todo lo que desean! ¡Ya se han enriquecido! ¡Han llegado a ser reyes, y eso sin nosotros! ¡Ojalá fueran de veras reyes para que también nosotros reináramos con ustedes! 9Por lo que veo, a nosotros los apóstoles Dios nos ha hecho desfilar en el último lugar, como a los sentenciados a muerte. Hemos llegado a ser un espectáculo para todo el universo, tanto para los ángeles como para los hombres. 10¡Por causa de Cristo, nosotros somos los ignorantes; ustedes, en Cristo, son los inteligentes! ¡Los débiles somos nosotros; los fuertes son ustedes! ¡A ustedes se les estima; a nosotros se nos desprecia! 11Hasta el momento pasamos hambre, tenemos sed, nos falta ropa, se nos maltrata, no tenemos dónde vivir. 12Con estas manos nos matamos trabajando. Si nos maldicen, bendecimos; si nos persiguen, lo soportamos; 13si nos calumnian, los tratamos con gentileza. Se nos considera la escoria de la tierra, la basura del mundo, y así hasta el día de hoy. 14No les escribo esto para avergonzarlos sino para amonestarlos, como a hijos míos amados. 15De hecho, aunque tuvieran ustedes miles de tutores en Cristo, padres sí que no tienen muchos, porque mediante el evangelio yo fui el padre que los engendró en Cristo Jesús. 16Por tanto, les ruego que sigan mi ejemplo. 17Con este propósito les envié a Timoteo, mi amado y fiel hijo en el Señor. Él les recordará mi manera de comportarme en Cristo Jesús, como enseño por todas partes y en todas las iglesias. 18Ahora bien, algunos de ustedes se han vuelto presuntuosos, pensando que no iré a verlos. 19Lo cierto es que, si Dios quiere, iré a visitarlos muy pronto, y ya veremos no sólo cómo hablan sino cuánto poder tienen esos presumidos. 20Porque el reino de Dios no es cuestión de palabras sino de poder. 21¿Qué prefieren? ¿Que vaya a verlos con un látigo, o con amor y espíritu apacible?
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