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La Biblia hoy - Nueva Versión Internacional

Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año

Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:

  • Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.

  • Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.

  • Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?

  • Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.

Fecha seleccionada
22/11/2024

Romanos 1-3

Capítulo 1

Salutación

 1Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, apartado para anunciar el evangelio de Dios, 2que por medio de sus profetas ya había prometido en las sagradas Escrituras. 3Este evangelio habla de su Hijo, que según la naturaleza humana descendía de David, 4pero que según el Espíritu de santidad fue designado con poder Hijo de Dios* por la resurrección. Él es Jesucristo nuestro Señor. 5Por medio de él, y en honor a su nombre, recibimos el don apostólico para persuadir a todas las naciones que obedezcan a la fe.* 6Entre ellas están incluidos también ustedes, a quienes Jesucristo ha llamado. 7Les escribo a todos ustedes, los amados de Dios que están en Roma, que han sido llamados a ser santos. Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz.

Deseo de Pablo de visitar Roma

 8Ante todo, por medio de Jesucristo doy gracias a mi Dios por todos ustedes, pues en todo el mundo se habla bien de su fe. 9Dios, a quien sirvo de todo corazón predicando el evangelio de su Hijo, me es testigo de que los recuerdo a ustedes sin cesar. 10Siempre pido en mis oraciones que, si es la voluntad de Dios, por fin se me abra ahora el camino para ir a visitarlos. 11Tengo muchos deseos de verlos para impartirles algún don espiritual que los fortalezca; 12mejor dicho, para que unos a otros nos animemos con la fe que compartimos. 13Quiero que sepan, hermanos, que aunque hasta ahora no he podido visitarlos, muchas veces me he propuesto hacerlo, para recoger algún fruto entre ustedes, tal como lo he recogido entre las otras naciones. 14Estoy en deuda con todos, sean cultos o incultos,* instruidos o ignorantes. 15De allí mi gran anhelo de predicarles el evangelio también a ustedes que están en Roma.

El poder del evangelio

 16A la verdad, no me avergüenzo del evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de todos los que creen: de los judíos primeramente, pero también de los gentiles. 17De hecho, en el evangelio se revela la justicia que proviene de Dios, la cual es por fe de principio a fin,* tal como está escrito: "El justo vivirá por la fe."*

La culpabilidad del hombre

 18Ciertamente, la ira de Dios viene revelándose desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los seres humanos, que con su maldad obstruyen la verdad. 19Me explico: lo que se puede conocer acerca de Dios es evidente para ellos, pues él mismo se lo ha revelado. 20Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa. 21A pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se extraviaron en sus inútiles razonamientos, y se les oscureció su insensato corazón. 22Aunque afirmaban ser sabios, se volvieron necios 23y cambiaron la gloria del Dios inmortal por imágenes que eran réplicas del hombre mortal, de las aves, de los cuadrúpedos y de los reptiles. 24Por eso Dios los entregó a los malos deseos de sus corazones, que conducen a la impureza sexual, de modo que degradaron sus cuerpos los unos con los otros. 25Cambiaron la verdad de Dios por la mentira, adorando y sirviendo a los seres creados antes que al Creador, quien es bendito por siempre. Amén. 26Por tanto, Dios los entregó a pasiones vergonzosas. En efecto, las mujeres cambiaron las relaciones naturales por las que van contra la naturaleza. 27Así mismo los hombres dejaron las relaciones naturales con la mujer y se encendieron en pasiones lujuriosas los unos con los otros. Hombres con hombres cometieron actos indecentes, y en sí mismos recibieron el castigo que merecía su perversión. 28Además, como estimaron que no valía la pena tomar en cuenta el conocimiento de Dios, él a su vez los entregó a la depravación mental, para que hicieran lo que no debían hacer. 29Se han llenado de toda clase de maldad, perversidad, avaricia y depravación. Están repletos de envidia, homicidios, disensiones, engaño y malicia. Son chismosos, 30calumniadores, enemigos de Dios, insolentes, soberbios y arrogantes; se ingenian maldades; se rebelan contra sus padres; 31son insensatos, desleales, insensibles, despiadados. 32Saben bien que, según el justo decreto de Dios, quienes practican tales cosas merecen la muerte; sin embargo, no sólo siguen practicándolas sino que incluso aprueban a quienes las practican.

Capítulo 2

El justo juicio de Dios

 1Por tanto, no tienes excusa tú, quienquiera que seas, cuando juzgas a los demás, pues al juzgar a otros te condenas a ti mismo, ya que practicas las mismas cosas. 2Ahora bien, sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas se basa en la verdad. 3¿Piensas entonces que vas a escapar del juicio de Dios, tú que juzgas a otros y sin embargo haces lo mismo que ellos? 4¿No ves que desprecias las riquezas de la bondad de Dios, de su tolerancia y de su paciencia, al no reconocer que su bondad quiere llevarte al arrepentimiento? 5Pero por tu obstinación y por tu corazón empedernido sigues acumulando castigo contra ti mismo para el día de la ira, cuando Dios revelará su justo juicio. 6Porque Dios "pagará a cada uno según lo que haya hecho".* 7Él dará vida eterna a los que, perseverando en las buenas obras, buscan gloria, honor e inmortalidad. 8Pero los que por egoísmo rechazan la verdad para aferrarse a la maldad, recibirán el gran castigo de Dios. 9Habrá sufrimiento y angustia para todos los que hacen el mal, los judíos primeramente, y también los gentiles; 10pero gloria, honor y paz para todos los que hacen el bien, los judíos primeramente, y también los gentiles. 11Porque con Dios no hay favoritismos. 12Todos los que han pecado sin conocer la ley, también perecerán sin la ley; y todos los que han pecado conociendo la ley, por la ley serán juzgados. 13Porque Dios no considera justos a los que oyen la ley sino a los que la cumplen. 14De hecho, cuando los gentiles, que no tienen la ley, cumplen por naturaleza lo que la ley exige,* ellos son ley para sí mismos, aunque no tengan la ley. 15Éstos muestran que llevan escrito en el corazón lo que la ley exige, como lo atestigua su conciencia, pues sus propios pensamientos algunas veces los acusan y otras veces los excusan. 16Así sucederá el día en que, por medio de Jesucristo, Dios juzgará los secretos de toda persona, como lo declara mi evangelio.

Los judíos y la ley

 17Ahora bien, tú que llevas el nombre de judío; que dependes de la ley y te jactas de tu relación con Dios; 18que conoces su voluntad y sabes discernir lo que es mejor porque eres instruido por la ley; 19que estás convencido de ser guía de los ciegos y luz de los que están en la oscuridad, 20instructor de los ignorantes, maestro de los sencillos, pues tienes en la ley la esencia misma del conocimiento y de la verdad; 21en fin, tú que enseñas a otros, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas contra el robo, ¿robas? 22Tú que dices que no se debe cometer adulterio, ¿adulteras? Tú que aborreces a los ídolos, ¿robas de sus templos? 23Tú que te jactas de la ley, ¿deshonras a Dios quebrantando la ley? 24Así está escrito: "Por causa de ustedes se blasfema el nombre de Dios entre los gentiles."* 25La circuncisión tiene valor si observas la ley; pero si la quebrantas, vienes a ser como un incircunciso. 26Por lo tanto, si los gentiles cumplen* los requisitos de la ley, ¿no se les considerará como si estuvieran circuncidados? 27El que no está físicamente circuncidado, pero obedece a la ley, te condenará a ti que, a pesar de tener el mandamiento escrito* y la circuncisión, quebrantas la ley. 28Lo exterior no hace a nadie judío, ni consiste la circuncisión en una señal en el cuerpo. 29El verdadero judío lo es interiormente; y la circuncisión es la del corazón, la que realiza el Espíritu, no el mandamiento escrito. Al que es judío así, lo alaba Dios y no la gente.

Capítulo 3

 1Entonces, ¿qué se gana con ser judío, o qué valor tiene la circuncisión? 2Mucho, desde cualquier punto de vista. En primer lugar, a los judíos se les confiaron las palabras mismas de Dios. 3Pero entonces, si a algunos les faltó la fe, ¿acaso su falta de fe anula la fidelidad de Dios? 4¡De ninguna manera! Dios es siempre veraz, aunque el hombre sea mentiroso. Así está escrito: "Que seas tenido por justo en tus palabras, y que triunfes cuando te juzguen."* 5Pero si nuestra injusticia pone de relieve la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Que Dios es injusto al descargar sobre nosotros su ira? (Hablo en términos humanos.) 6¡De ninguna manera! Si así fuera, ¿cómo podría Dios juzgar al mundo? 7Alguien podría objetar: "Si mi mentira destaca la verdad de Dios y así aumenta su gloria, ¿por qué todavía se me juzga como pecador? 8¿Por qué no decir: Hagamos lo malo para que venga lo bueno?" Así nos calumnian algunos, asegurando que eso es lo que enseñamos. ¡Pero bien merecida se tienen la condenación!

No hay justo

 9¿A qué conclusión llegamos? ¿Acaso los judíos somos mejores? ¡De ninguna manera! Ya hemos demostrado que tanto los judíos como los gentiles están bajo el pecado. 10Así está escrito: "No hay un solo justo, ni siquiera uno; 11no hay nadie que entienda, nadie que busque a Dios. 12Todos se han extraviado; por igual se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno, no hay ni siquiera uno."* 13"Su garganta es un sepulcro abierto; su lengua practica el engaño."* "Hay veneno de víbora en sus labios."* 14"Su boca está llena de maldición y de amargura."* 15"Veloces son sus pies para ir a derramar sangre; 16dejan ruina y miseria en su camino, 17y no conocen el camino de paz."* 18"No hay temor de Dios delante de sus ojos."* 19Ahora bien, sabemos que todo lo que dice la ley, lo dice a quienes están sujetos a ella, para que todo el mundo se calle la boca y quede convicto delante de Dios. 20Por tanto, nadie será justificado en presencia de Dios por hacer las obras que exige la ley; más bien, mediante la ley cobramos conciencia del pecado.

La justicia es por medio de la fe

 21Pero ahora, sin la mediación de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, de la que dan testimonio la ley y los profetas. 22Esta justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen. De hecho, no hay distinción, 23pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, 24pero por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó.* 25Dios lo ofreció como un sacrificio de expiación* que se recibe por la fe en su sangre, para así demostrar su justicia. Anteriormente, en su paciencia, Dios había pasado por alto los pecados; 26pero en el tiempo presente ha ofrecido a Jesucristo para manifestar su justicia. De este modo Dios es justo y, a la vez, el que justifica a los que tienen fe en Jesús. 27¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál principio? ¿Por el de la observancia de la ley? No, sino por el de la fe. 28Porque sostenemos que todos somos justificados por la fe, y no por las obras que la ley exige. 29¿Es acaso Dios sólo Dios de los judíos? ¿No lo es también de los gentiles? Sí, también es Dios de los gentiles, 30pues no hay más que un solo Dios. Él justificará por la fe a los que están circuncidados y, mediante esa misma fe, a los que no lo están. 31¿Quiere decir que anulamos la ley con la fe? ¡De ninguna manera! Más bien, confirmamos la ley.

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