Noviembre
2024
L
M
X
J
V
S
D
22
23
24
25
26
27
28
29
30
Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:
Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.
Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.
Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?
Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.
Capítulo 23
1Pablo se quedó mirando fijamente al Consejo y dijo: --Hermanos, hasta hoy yo he actuado delante de Dios con toda buena conciencia. 2Ante esto, el sumo sacerdote Ananías ordenó a los que estaban cerca de Pablo que lo golpearan en la boca. 3--¡Hipócrita,* a usted también lo va a golpear Dios! --reaccionó Pablo--. ¡Ahí está sentado para juzgarme según la ley!, ¿y usted mismo viola la ley al mandar que me golpeen? 4Los que estaban junto a Pablo le interpelaron: --¿Cómo te atreves a insultar al sumo sacerdote de Dios? 5--Hermanos, no me había dado cuenta de que es el sumo sacerdote --respondió Pablo--; de hecho está escrito: 'No hables mal del gobernante de tu pueblo.'* 6Pablo, sabiendo que unos de ellos eran saduceos y los demás fariseos, exclamó en el Consejo: --Hermanos, yo soy fariseo de pura cepa. Me están juzgando porque he puesto mi esperanza en la resurrección de los muertos. 7Apenas dijo esto, surgió un altercado entre los fariseos y los saduceos, y la asamblea quedó dividida. 8(Los saduceos sostienen que no hay resurrección, ni ángeles ni espíritus; los fariseos, en cambio, reconocen todo esto.) 9Se produjo un gran alboroto, y algunos de los maestros de la ley que eran fariseos se pusieron de pie y protestaron. "No encontramos ningún delito en este hombre --dijeron--. ¿Acaso no podría haberle hablado un espíritu o un ángel?" 10Se tornó tan violento el altercado que el comandante tuvo miedo de que hicieran pedazos a Pablo. Así que ordenó a los soldados que bajaran para sacarlo de allí por la fuerza y llevárselo al cuartel. 11A la noche siguiente el Señor se apareció a Pablo, y le dijo: "¡Ánimo! Así como has dado testimonio de mí en Jerusalén, es necesario que lo des también en Roma."Complot contra Pablo
12Muy de mañana los judíos tramaron una conspiración y juraron bajo maldición no comer ni beber hasta que lograran matar a Pablo. 13Más de cuarenta hombres estaban implicados en esta conspiración. 14Se presentaron ante los jefes de los sacerdotes y los ancianos, y les dijeron: --Nosotros hemos jurado bajo maldición no comer nada hasta que logremos matar a Pablo. 15Ahora, con el respaldo del Consejo, pídanle al comandante que haga comparecer al reo ante ustedes, con el pretexto de obtener información más precisa sobre su caso. Nosotros estaremos listos para matarlo en el camino. 16Pero cuando el hijo de la hermana de Pablo se enteró de esta emboscada, entró en el cuartel y avisó a Pablo. 17Éste llamó entonces a uno de los centuriones y le pidió: --Lleve a este joven al comandante, porque tiene algo que decirle. 18Así que el centurión lo llevó al comandante, y le dijo: --El preso Pablo me llamó y me pidió que le trajera este joven, porque tiene algo que decirle. 19El comandante tomó de la mano al joven, lo llevó aparte y le preguntó: --¿Qué quieres decirme? 20--Los judíos se han puesto de acuerdo para pedirle a usted que mañana lleve a Pablo ante el Consejo con el pretexto de obtener información más precisa acerca de él. 21No se deje convencer, porque más de cuarenta de ellos lo esperan emboscados. Han jurado bajo maldición no comer ni beber hasta que hayan logrado matarlo. Ya están listos; sólo aguardan a que usted les conceda su petición. 22El comandante despidió al joven con esta advertencia: --No le digas a nadie que me has informado de esto.Pablo es enviado a Félix gobernador
23Entonces el comandante llamó a dos de sus centuriones y les ordenó: --Alisten un destacamento de doscientos soldados de infantería, setenta de caballería y doscientos lanceros para que vayan a Cesarea esta noche a las nueve.* 24Y preparen cabalgaduras para llevar a Pablo sano y salvo al gobernador Félix. 25Además, escribió una carta en estos términos: 26Claudio Lisias, 27Los judíos prendieron a este hombre y estaban a punto de matarlo, pero yo llegué con mis soldados y lo rescaté, porque me había enterado de que es ciudadano romano. 28Yo quería saber de qué lo acusaban, así que lo llevé al Consejo judío. 29Descubrí que lo acusaban de algunas cuestiones de su ley, pero no había contra él cargo alguno que mereciera la muerte o la cárcel. 30Cuando me informaron que se tramaba una conspiración contra este hombre, decidí enviarlo a usted en seguida. También les ordené a sus acusadores que expongan delante de usted los cargos que tengan contra él. 31Así que los soldados, según se les había ordenado, tomaron a Pablo y lo llevaron de noche hasta Antípatris. 32Al día siguiente dejaron que la caballería siguiera con él mientras ellos volvían al cuartel. 33Cuando la caballería llegó a Cesarea, le entregaron la carta al gobernador y le presentaron también a Pablo. 34Félix leyó la carta y le preguntó de qué provincia era. Al enterarse de que Pablo era de Cilicia, 35le dijo: "Te daré audiencia cuando lleguen tus acusadores." Y ordenó que lo dejaran bajo custodia en el palacio de Herodes.Capítulo 24
Defensa de Pablo ante Félix
1Cinco días después, el sumo sacerdote Ananías bajó a Cesarea con algunos de los ancianos y un abogado llamado Tértulo, para presentar ante el gobernador las acusaciones contra Pablo. 2Cuando se hizo comparecer al acusado, Tértulo expuso su caso ante Félix: --Excelentísimo Félix, bajo su mandato hemos disfrutado de un largo período de paz, y gracias a la previsión suya se han llevado a cabo reformas en pro de esta nación. 3En todas partes y en toda ocasión reconocemos esto con profunda gratitud. 4Pero a fin de no importunarlo más, le ruego que, con la bondad que lo caracteriza, nos escuche brevemente. 5Hemos descubierto que este hombre es una plaga que por todas partes anda provocando disturbios entre los judíos. Es cabecilla de la secta de los nazarenos. 6Incluso trató de profanar el templo; por eso lo prendimos. 7(OMITTED TEXT) 8Usted* mismo, al interrogarlo, podrá cerciorarse de la verdad de todas las acusaciones que presentamos contra él. 9Los judíos corroboraron la acusación, afirmando que todo esto era cierto. 10Cuando el gobernador, con un gesto, le concedió la palabra, Pablo respondió: --Sé que desde hace muchos años usted ha sido juez de esta nación; así que de buena gana presento mi defensa. 11Usted puede comprobar fácilmente que no hace más de doce días que subí a Jerusalén para adorar. 12Mis acusadores no me encontraron discutiendo con nadie en el templo, ni promoviendo motines entre la gente en las sinagogas ni en ninguna otra parte de la ciudad. 13Tampoco pueden probarle a usted las cosas de que ahora me acusan. 14Sin embargo, esto sí confieso: que adoro al Dios de nuestros antepasados siguiendo este Camino que mis acusadores llaman secta, pues estoy de acuerdo con todo lo que enseña la ley y creo lo que está escrito en los profetas. 15Tengo en Dios la misma esperanza que estos hombres profesan, de que habrá una resurrección de los justos y de los injustos. 16En todo esto procuro conservar siempre limpia mi conciencia delante de Dios y de los hombres. 17"Después de una ausencia de varios años, volví a Jerusalén para traerle donativos a mi pueblo y presentar ofrendas. 18En esto estaba, habiéndome ya purificado, cuando me encontraron en el templo. No me acompañaba ninguna multitud, ni estaba implicado en ningún disturbio. 19Los que me vieron eran algunos judíos de la provincia de Asia, y son ellos los que deberían estar delante de usted para formular sus acusaciones, si es que tienen algo contra mí. 20De otro modo, estos que están aquí deberían declarar qué delito hallaron en mí cuando comparecí ante el Consejo, 21a no ser lo que exclamé en presencia de ellos: És por la resurrección de los muertos por lo que hoy me encuentro procesado delante de ustedes.' 22Entonces Félix, que estaba bien informado del Camino, suspendió la sesión. --Cuando venga el comandante Lisias, decidiré su caso --les dijo. 23Luego le ordenó al centurión que mantuviera custodiado a Pablo, pero que le diera cierta libertad y permitiera que sus amigos lo atendieran. 24Algunos días después llegó Félix con su esposa Drusila, que era judía. Mandó llamar a Pablo y lo escuchó hablar acerca de la fe en Cristo Jesús. 25Al disertar Pablo sobre la justicia, el dominio propio y el juicio venidero, Félix tuvo miedo y le dijo: "¡Basta por ahora! Puedes retirarte. Cuando sea oportuno te mandaré llamar otra vez." 26Félix también esperaba que Pablo le ofreciera dinero; por eso mandaba llamarlo con frecuencia y conversaba con él. 27Transcurridos dos años, Félix tuvo como sucesor a Porcio Festo, pero como Félix quería congraciarse con los judíos, dejó preso a Pablo.Capítulo 25
Pablo apela a César
1Tres días después de llegar a la provincia, Festo subió de Cesarea a Jerusalén. 2Entonces los jefes de los sacerdotes y los dirigentes de los judíos presentaron sus acusaciones contra Pablo. 3Insistentemente le pidieron a Festo que les hiciera el favor de trasladar a Pablo a Jerusalén. Lo cierto es que ellos estaban preparando una emboscada para matarlo en el camino. 4Festo respondió: "Pablo está preso en Cesarea, y yo mismo partiré en breve para allá. 5Que vayan conmigo algunos de los dirigentes de ustedes y formulen allí sus acusaciones contra él, si es que ha hecho algo malo." 6Después de pasar entre los judíos unos ocho o diez días, Festo bajó a Cesarea, y al día siguiente convocó al tribunal y mandó que le trajeran a Pablo. 7Cuando éste se presentó, los judíos que habían bajado de Jerusalén lo rodearon, formulando contra él muchas acusaciones graves que no podían probar. 8Pablo se defendía: --No he cometido ninguna falta, ni contra la ley de los judíos ni contra el templo ni contra el emperador. 9Pero Festo, queriendo congraciarse con los judíos, le preguntó: --¿Estás dispuesto a subir a Jerusalén para ser juzgado allí ante mí? 10Pablo contestó: --Ya estoy ante el tribunal del emperador, que es donde se me debe juzgar. No les he hecho ningún agravio a los judíos, como usted sabe muy bien. 11Si soy culpable de haber hecho algo que merezca la muerte, no me niego a morir. Pero si no son ciertas las acusaciones que estos judíos formulan contra mí, nadie tiene el derecho de entregarme a ellos para complacerlos. ¡Apelo al emperador! 12Después de consultar con sus asesores, Festo declaró: --Has apelado al emperador. ¡Al emperador irás!Pablo ante Agripa y Berenice
13Pasados algunos días, el rey Agripa y Berenice llegaron a Cesarea para saludar a Festo. 14Como se entretuvieron allí varios días, Festo le presentó al rey el caso de Pablo. --Hay aquí un hombre --le dijo-- que Félix dejó preso. 15Cuando fui a Jerusalén, los jefes de los sacerdotes y los ancianos de los judíos presentaron acusaciones contra él y exigieron que se le condenara. 16Les respondí que no es costumbre de los romanos entregar a ninguna persona sin antes concederle al acusado un careo con sus acusadores, y darle la oportunidad de defenderse de los cargos. 17Cuando acudieron a mí, no dilaté el caso, sino que convoqué al tribunal el día siguiente y mandé traer a este hombre. 18Al levantarse para hablar, sus acusadores no alegaron en su contra ninguno de los delitos que yo había supuesto. 19Más bien, tenían contra él algunas cuestiones tocantes a su propia religión y sobre un tal Jesús, ya muerto, que Pablo sostiene que está vivo. 20Yo no sabía cómo investigar tales cuestiones, así que le pregunté si estaba dispuesto a ir a Jerusalén para ser juzgado allí con respecto a esos cargos. 21Pero como Pablo apeló para que se le reservara el fallo al emperador,* ordené que quedara detenido hasta ser remitido a Roma.* 22--A mí también me gustaría oír a ese hombre --le dijo Agripa a Festo. --Pues mañana mismo lo oirás --le contestó Festo. 23Al día siguiente Agripa y Berenice se presentaron con gran pompa, y entraron en la sala de la audiencia acompañados por oficiales de alto rango y por las personalidades más distinguidas de la ciudad. Festo mandó que le trajeran a Pablo, 24y dijo: --Rey Agripa y todos los presentes: Aquí tienen a este hombre. Todo el pueblo judío me ha presentado una demanda contra él, tanto en Jerusalén como aquí en Cesarea, pidiendo a gritos su muerte. 25He llegado a la conclusión de que él no ha hecho nada que merezca la muerte, pero como apeló al emperador, he decidido enviarlo a Roma. 26El problema es que no tengo definido nada que escribir al soberano acerca de él. Por eso lo he hecho comparecer ante ustedes, y especialmente delante de ti, rey Agripa, para que como resultado de esta investigación tenga yo algunos datos para mi carta; 27me parece absurdo enviar un preso sin especificar los cargos contra él.
La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional® NVI® Copyright © 1999 by www.biblica.com, Inc.®. All rights reserved worldwide.