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Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:
Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.
Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.
Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?
Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.
Capítulo 5
El paralítico de Betesda
1Algún tiempo después, se celebraba una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén. 2Había allí, junto a la Puerta de las Ovejas, un estanque rodeado de cinco pórticos, cuyo nombre en arameo es Betzata.* 3En esos pórticos se hallaban tendidos muchos enfermos, ciegos, cojos y paralíticos.* 4(OMITTED TEXT) 5Entre ellos se encontraba un hombre inválido que llevaba enfermo treinta y ocho años. 6Cuando Jesús lo vio allí, tirado en el suelo, y se enteró de que ya tenía mucho tiempo de estar así, le preguntó: --¿Quieres quedar sano? 7--Señor --respondió--, no tengo a nadie que me meta en el estanque mientras se agita el agua, y cuando trato de hacerlo, otro se mete antes. 8--Levántate, recoge tu camilla y anda --le contestó Jesús. 9Al instante aquel hombre quedó sano, así que tomó su camilla y echó a andar. Pero ese día era sábado. 10Por eso los judíos le dijeron al que había sido sanado: --Hoy es sábado; no te está permitido cargar tu camilla. 11--El que me sanó me dijo: 'Recoge tu camilla y anda' --les respondió. 12--¿Quién es ese hombre que te dijo: 'Recógela y anda'? --le interpelaron. 13El que había sido sanado no tenía idea de quién era, porque Jesús se había escabullido entre la mucha gente que había en el lugar. 14Después de esto Jesús lo encontró en el templo y le dijo: --Mira, ya has quedado sano. No vuelvas a pecar, no sea que te ocurra algo peor. 15El hombre se fue e informó a los judíos que Jesús era quien lo había sanado. 16Precisamente por esto los judíos perseguían a Jesús, pues hacía tales cosas en sábado. 17Pero Jesús les respondía: --Mi Padre aun hoy está trabajando, y yo también trabajo. 18Así que los judíos redoblaban sus esfuerzos para matarlo, pues no sólo quebrantaba el sábado sino que incluso llamaba a Dios su propio Padre, con lo que él mismo se hacía igual a Dios.La autoridad del Hijo
19Entonces Jesús afirmó: --Ciertamente les aseguro que el hijo no puede hacer nada por su propia cuenta, sino solamente lo que ve que su padre hace, porque cualquier cosa que hace el padre, la hace también el hijo. 20Pues el padre ama al hijo y le muestra todo lo que hace. Sí, y aun cosas más grandes que éstas le mostrará, que los dejará a ustedes asombrados. 21Porque así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a quienes a él le place. 22Además, el Padre no juzga a nadie, sino que todo juicio lo ha delegado en el Hijo, 23para que todos honren al Hijo como lo honran a él. El que se niega a honrar al Hijo no honra al Padre que lo envió. 24"Ciertamente les aseguro que el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida. 25Ciertamente les aseguro que ya viene la hora, y ha llegado ya, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán. 26Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha concedido al Hijo el tener vida en sí mismo, 27y le ha dado autoridad para juzgar, puesto que es el Hijo del hombre. 28"No se asombren de esto, porque viene la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz, 29y saldrán de allí. Los que han hecho el bien resucitarán para tener vida, pero los que han practicado el mal resucitarán para ser juzgados.Testigos de Cristo
30Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta; juzgo sólo según lo que oigo, y mi juicio es justo, pues no busco hacer mi propia voluntad sino cumplir la voluntad del que me envió. 31"Si yo testifico en mi favor, ese testimonio no es válido. 32Otro es el que testifica en mi favor, y me consta que es válido el testimonio que él da de mí. 33"Ustedes enviaron a preguntarle a Juan, y él dio un testimonio válido. 34Y no es que acepte yo el testimonio de un hombre; más bien lo menciono para que ustedes sean salvos. 35Juan era una lámpara encendida y brillante, y ustedes decidieron disfrutar de su luz por algún tiempo. 36"El testimonio con que yo cuento tiene más peso que el de Juan. Porque esa misma tarea que el Padre me ha encomendado que lleve a cabo, y que estoy haciendo, es la que testifica que el Padre me ha enviado. 37Y el Padre mismo que me envió ha testificado en mi favor. Ustedes nunca han oído su voz, ni visto su figura, 38ni vive su palabra en ustedes, porque no creen en aquel a quien él envió. 39Ustedes estudian* con diligencia las Escrituras porque piensan que en ellas hallan la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio en mi favor! 40Sin embargo, ustedes no quieren venir a mí para tener esa vida. 41"La gloria humana no la acepto, 42pero a ustedes los conozco, y sé que no aman realmente a Dios.* 43Yo he venido en nombre de mi Padre, y ustedes no me aceptan; pero si otro viniera por su propia cuenta, a ése sí lo aceptarían. 44¿Cómo va a ser posible que ustedes crean, si unos a otros se rinden gloria pero no buscan la gloria que viene del Dios único?* 45"Pero no piensen que yo voy a acusarlos delante del Padre. Su acusador es Moisés, en quien tienen puesta su esperanza. 46Si le creyeran a Moisés, me creerían a mí, porque de mí escribió él. 47Pero si no creen lo que él escribió, ¿cómo van a creer mis palabras?Capítulo 6
Alimentación de los cinco mil
1Algún tiempo después, Jesús se fue a la otra orilla del mar de Galilea (o de Tiberíades). 2Y mucha gente lo seguía, porque veían las señales milagrosas que hacía en los enfermos. 3Entonces subió Jesús a una colina y se sentó con sus discípulos. 4Faltaba muy poco tiempo para la fiesta judía de la Pascua. 5Cuando Jesús alzó la vista y vio una gran multitud que venía hacia él, le dijo a Felipe: --¿Dónde vamos a comprar pan para que coma esta gente? 6Esto lo dijo sólo para ponerlo a prueba, porque él ya sabía lo que iba a hacer. 7--Ni con el salario de ocho meses* podríamos comprar suficiente pan para darle un pedazo a cada uno --respondió Felipe. 8Otro de sus discípulos, Andrés, que era hermano de Simón Pedro, le dijo: 9--Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente? 10--Hagan que se sienten todos --ordenó Jesús. En ese lugar había mucha hierba. Así que se sentaron, y los varones adultos eran como cinco mil. 11Jesús tomó entonces los panes, dio gracias y distribuyó a los que estaban sentados todo lo que quisieron. Lo mismo hizo con los pescados. 12Una vez que quedaron satisfechos, dijo a sus discípulos: --Recojan los pedazos que sobraron, para que no se desperdicie nada. 13Así lo hicieron, y con los pedazos de los cinco panes de cebada que les sobraron a los que habían comido, llenaron doce canastas. 14Al ver la señal que Jesús había realizado, la gente comenzó a decir: "En verdad éste es el profeta, el que ha de venir al mundo." 15Pero Jesús, dándose cuenta de que querían llevárselo a la fuerza y declararlo rey, se retiró de nuevo a la montaña él solo.Jesús anda sobre el mar
16Cuando ya anochecía, sus discípulos bajaron al lago 17y subieron a una barca, y comenzaron a cruzar el lago en dirección a Capernaúm. Para entonces ya había oscurecido, y Jesús todavía no se les había unido. 18Por causa del fuerte viento que soplaba, el lago estaba picado. 19Habrían remado unos cinco o seis kilómetros* cuando vieron que Jesús se acercaba a la barca, caminando sobre el agua, y se asustaron. 20Pero él les dijo: "No tengan miedo, que soy yo." 21Así que se dispusieron a recibirlo a bordo, y en seguida la barca llegó a la orilla a donde se dirigían.La gente busca a Jesús
22Al día siguiente, la multitud que se había quedado en el otro lado del lago se dio cuenta de que los discípulos se habían embarcado solos. Allí había estado una sola barca, y Jesús no había entrado en ella con sus discípulos. 23Sin embargo, algunas barcas de Tiberíades se aproximaron al lugar donde la gente había comido el pan después de haber dado gracias el Señor. 24En cuanto la multitud se dio cuenta de que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, subieron a las barcas y se fueron a Capernaúm a buscar a Jesús.Jesús, el pan de vida
25Cuando lo encontraron al otro lado del lago, le preguntaron: --Rabí, ¿cuándo llegaste acá? 26--Ciertamente les aseguro que ustedes me buscan, no porque han visto señales sino porque comieron pan hasta llenarse. 27Trabajen, pero no por la comida que es perecedera, sino por la que permanece para vida eterna, la cual les dará el Hijo del hombre. Sobre éste ha puesto Dios el Padre su sello de aprobación. 28--¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras que Dios exige? --le preguntaron. 29--Ésta es la obra de Dios: que crean en aquel a quien él envió --les respondió Jesús. 30--¿Y qué señal harás para que la veamos y te creamos? ¿Qué puedes hacer? --insistieron ellos--. 31Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como está escrito: 'Les dio a comer pan del cielo.'* 32--Ciertamente les aseguro que no fue Moisés el que les dio a ustedes el pan del cielo --afirmó Jesús--. El que da el verdadero pan del cielo es mi Padre. 33El pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo. 34--Señor --le pidieron--, danos siempre ese pan. 35--Yo soy el pan de vida --declaró Jesús--. El que a mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed. 36Pero como ya les dije, a pesar de que ustedes me han visto, no creen. 37Todos los que el Padre me da vendrán a mí; y al que a mí viene, no lo rechazo. 38Porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad sino la del que me envió. 39Y ésta es la voluntad del que me envió: que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el día final. 40Porque la voluntad de mi Padre es que todo el que reconozca al Hijo y crea en él, tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final. 41Entonces los judíos comenzaron a murmurar contra él, porque dijo: "Yo soy el pan que bajó del cielo." 42Y se decían: "¿Acaso no es éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo es que sale diciendo: 'Yo bajé del cielo'?" 43--Dejen de murmurar --replicó Jesús--. 44Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en el día final. 45En los profetas está escrito: 'Todos serán enseñados por Dios.'* En efecto, todo el que escucha al Padre y aprende de él, viene a mí. 46Al Padre nadie lo ha visto, excepto el que viene de Dios; sólo él ha visto al Padre. 47Ciertamente les aseguro que el que cree tiene vida eterna. 48Yo soy el pan de vida. 49Los antepasados de ustedes comieron el maná en el desierto, y sin embargo murieron. 50Pero éste es el pan que baja del cielo; el que come de él, no muere. 51Yo soy el pan vivo que bajó del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre. Este pan es mi carne, que daré para que el mundo viva. 52Los judíos comenzaron a disputar acaloradamente entre sí: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?" 53--Ciertamente les aseguro --afirmó Jesús-- que si no comen la carne del Hijo del hombre ni beben su sangre, no tienen realmente vida. 54El que come* mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final. 55Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. 56El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. 57Así como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, también el que come de mí, vivirá por mí. 58Éste es el pan que bajó del cielo. Los antepasados de ustedes comieron maná y murieron, pero el que come de este pan vivirá para siempre. 59Todo esto lo dijo Jesús mientras enseñaba en la sinagoga de Capernaúm.Palabras de vida eterna
60Al escucharlo, muchos de sus discípulos exclamaron: "Esta enseñanza es muy difícil; ¿quién puede aceptarla?" 61Jesús, muy consciente de que sus discípulos murmuraban por lo que había dicho, les reprochó: --¿Esto les causa tropiezo? 62¿Qué tal si vieran al Hijo del hombre subir a donde antes estaba? 63El Espíritu da vida; la carne no vale para nada. Las palabras que les he hablado son espíritu y son vida. 64Sin embargo, hay algunos de ustedes que no creen. Es que Jesús conocía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que iba a traicionarlo. Así que añadió: 65--Por esto les dije que nadie puede venir a mí, a menos que se lo haya concedido el Padre. 66Desde entonces muchos de sus discípulos le volvieron la espalda y ya no andaban con él. Así que Jesús les preguntó a los doce: 67--¿También ustedes quieren marcharse? 68--Señor --contestó Simón Pedro--, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. 69Y nosotros hemos creído, y sabemos que tú eres el Santo de Dios.* 70--¿No los he escogido yo a ustedes doce? --repuso Jesús--. No obstante, uno de ustedes es un diablo. 71Se refería a Judas, hijo de Simón Iscariote, uno de los doce, que iba a traicionarlo.
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