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La Biblia hoy - La Biblia de las Américas

Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año

Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:

  • Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.

  • Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.

  • Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?

  • Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.

Fecha seleccionada
22/03/2025

Jueces 9-10

Capítulo 9

Reinado de Abimelec

 1Y Abimelec, hijo de Jerobaal, fue a Siquem, a los parientes de su madre, y les habló a ellos y a toda la familia de la casa del padre de su madre, diciendo: 2Hablad ahora a oídos de todos los habitantes de Siquem: "¿Qué es mejor para vosotros, que todos los hijos de Jerobaal, setenta hombres, reinen sobre vosotros, o que reine sobre vosotros un solo hombre?" Además, acordaos que yo soy hueso vuestro y carne vuestra. 3Y los parientes de su madre hablaron todas estas palabras por él a oídos de todos los habitantes de Siquem; y ellos se inclinaron a seguir a Abimelec, porque dijeron: Es pariente nuestro. 4Y le dieron setenta piezas de plata de la casa de Baal-berit, con las cuales Abimelec tomó a sueldo hombres indignos y temerarios que lo siguieron. 5Luego fue a la casa de su padre en Ofra y mató a sus hermanos, los hijos de Jerobaal, setenta hombres, sobre una piedra. Pero Jotam, el hijo menor de Jerobaal, se libró porque se escondió. 6Y se reunieron todos los habitantes de Siquem y todo Bet-milo, y fueron e hicieron rey a Abimelec, junto a la encina del pilar que había en Siquem. 7Cuando se lo informaron a Jotam, fue y se paró en la cumbre del monte Gerizim, y alzando su voz, clamó y les dijo: Escuchadme, habitantes de Siquem, para que os oiga Dios. 8Una vez los árboles fueron a ungir un rey sobre ellos, y dijeron al olivo: "Reina sobre nosotros." 9Mas el olivo les respondió: "¿He de dejar mi aceite con el cual se honra a Dios y a los hombres, para ir a ondear sobre los árboles?" 10Entonces los árboles dijeron a la higuera: "Ven, reina sobre nosotros." 11Pero la higuera les respondió: "¿He de dejar mi dulzura y mi buen fruto, para ir a ondear sobre los árboles?" 12Después los árboles dijeron a la vid: "Ven tú, reina sobre nosotros." 13Pero la vid les respondió: "¿He de dejar mi mosto, que alegra a Dios y a los hombres, para ir a ondear sobre los árboles?" 14Dijeron entonces todos los árboles a la zarza: "Ven tú, reina sobre nosotros." 15Y la zarza dijo a los árboles: "Si en verdad me ungís por rey sobre vosotros, venid y refugiaos a mi sombra; y si no, salga fuego de la zarza y consuma los cedros del Líbano." 16Ahora pues, si habéis procedido con verdad e integridad al hacer rey a Abimelec, y si habéis procedido bien con Jerobaal y su casa, y si habéis procedido con él como él merecía 17(pues mi padre peleó por vosotros, y arriesgó su vida y os libró de la mano de Madián, 18pero vosotros os habéis rebelado hoy contra la casa de mi padre y habéis matado a sus hijos, setenta hombres, sobre una piedra, y habéis hecho rey sobre los habitantes de Siquem a Abimelec, el hijo de su sierva, porque es vuestro pariente); 19si habéis, pues, procedido hoy en verdad e integridad para con Jerobaal y su casa, regocijaos en Abimelec, y que él también se regocije en vosotros. 20Y si no, salga fuego de Abimelec y consuma a los habitantes de Siquem y de Bet-milo; y salga fuego de los habitantes de Siquem y de Bet-milo y consuma a Abimelec. 21Entonces Jotam escapó y huyó, y se fue a Beer y permaneció allí a causa de su hermano Abimelec. 22Y reinó Abimelec tres años sobre Israel. 23Pero Dios envió un espíritu de discordia entre Abimelec y los habitantes de Siquem; y los habitantes de Siquem procedieron pérfidamente con Abimelec, 24para que viniera la violencia hecha a los setenta hijos de Jerobaal, y recayera la sangre de ellos sobre su hermano Abimelec que los mató, y sobre los habitantes de Siquem que fortalecieron las manos de él para matar a sus hermanos. 25Y los habitantes de Siquem pusieron emboscadas contra él en las cumbres de los montes y robaban a todos los que pasaban cerca de ellos por el camino; y se lo hicieron saber a Abimelec. 26Y Gaal, hijo de Ebed, vino con sus parientes, y pasaron a Siquem; y los habitantes de Siquem pusieron su confianza en él. 27Y salieron al campo y vendimiaron sus viñedos, pisaron las uvas e hicieron fiesta; y entrando a la casa de su dios, comieron y bebieron y maldijeron a Abimelec. 28Entonces Gaal, hijo de Ebed, dijo: ¿Quién es Abimelec y quién es Siquem para que le sirvamos? ¿No es acaso hijo de Jerobaal, y no es Zebul su oficial? Servid a los hombres de Hamor, padre de Siquem; pero ¿por qué hemos de servirle a él? 29¡Quién pusiera este pueblo en mis manos! Entonces yo quitaría a Abimelec. Diría a Abimelec: Aumenta tu ejército, y sal. 30Y cuando Zebul, gobernante de la ciudad, oyó las palabras de Gaal, hijo de Ebed, se encendió en ira. 31Y envió encubiertamente mensajeros a Abimelec, diciendo: He aquí que Gaal, hijo de Ebed, y sus parientes han venido a Siquem, y he aquí que están incitando a la ciudad contra ti. 32Ahora pues, levántate de noche, tú y el pueblo que está contigo, y pon emboscada en el campo. 33Y sucederá en la mañana, en cuanto salga el sol, que te levantarás temprano y arremeterás contra la ciudad; y he aquí, que cuando él y el pueblo que está con él salga contra ti, harás con ellos lo que te venga a mano. 34Se levantó, pues, de noche Abimelec, y todo el pueblo que estaba con él, y pusieron emboscada contra Siquem con cuatro compañías. 35Y Gaal, hijo de Ebed, salió y se paró a la entrada de la puerta de la ciudad; y Abimelec y el pueblo que estaba con él salieron de la emboscada. 36Al ver Gaal a la gente, dijo a Zebul: Mira, viene gente bajando de las cumbres de los montes. Pero Zebul le dijo: Estás viendo la sombra de los montes como si fueran hombres. 37Y volvió a hablar Gaal y dijo: He aquí, gente que baja de la parte más alta de la tierra, y una compañía viene por el camino de la encina de los adivinos. 38Entonces Zebul le dijo: ¿Dónde está ahora tu jactancia con la cual decías: "¿Quién es Abimelec para que le sirvamos?" ¿No es éste el pueblo que despreciabas? Ahora pues, sal y pelea contra él. 39Y salió Gaal delante de los habitantes de Siquem y peleó contra Abimelec. 40Abimelec lo persiguió pero Gaal huyó delante de él; y muchos cayeron heridos hasta la entrada de la puerta. 41Y Abimelec se quedó en Aruma, pero Zebul expulsó a Gaal y a sus parientes para que no se quedaran en Siquem. 42Aconteció al día siguiente que el pueblo salió al campo, y se lo hicieron saber a Abimelec. 43Y él tomó a su gente, la dividió en tres compañías y puso emboscada en el campo; cuando miró y vio al pueblo salir de la ciudad, se levantó contra ellos y los mató. 44Entonces Abimelec y la compañía que estaba con él se lanzaron con ímpetu y se situaron a la entrada de la puerta de la ciudad, y las otras dos compañías se lanzaron contra todos los que estaban en el campo y los mataron. 45Y peleó Abimelec contra la ciudad todo aquel día, capturó la ciudad y mató a la gente que había en ella; entonces arrasó la ciudad y la sembró de sal. 46Al oír esto todos los habitantes de la torre de Siquem, se metieron en la fortaleza del templo de El-berit. 47Y le dijeron a Abimelec que todos los habitantes de la torre de Siquem estaban reunidos. 48Abimelec subió entonces al monte Salmón, él y toda la gente que estaba con él; y tomando Abimelec un hacha en su mano, cortó una rama de los árboles, la levantó y la puso sobre su hombro. Y dijo a la gente que estaba con él: Lo que me habéis visto hacer, apresuraos y haced lo mismo. 49Y todo el pueblo cortó también cada uno su rama y siguió a Abimelec, y las pusieron sobre la fortaleza; prendieron fuego a la fortaleza sobre los que estaban adentro, y murieron también todos los de la torre de Siquem, como mil hombres y mujeres. 50Después Abimelec fue a Tebes, la sitió y la tomó. 51Pero había una torre fortificada en el centro de la ciudad, y todos los hombres y mujeres, todos los habitantes de la ciudad, huyeron allí, se encerraron y subieron al techo de la torre. 52Y Abimelec vino a la torre, la atacó y se acercó a la entrada de la torre para prenderle fuego. 53Pero una mujer arrojó una muela de molino sobre la cabeza de Abimelec rompiéndole el cráneo. 54Entonces él llamó apresuradamente al muchacho que era su escudero, y le dijo: Saca tu espada y mátame, no sea que se diga de mí: "Una mujer lo mató." Y el muchacho lo traspasó, y murió. 55Cuando los hombres de Israel vieron que Abimelec había muerto, cada cual partió para su casa. 56Así pagó Dios a Abimelec por la maldad que había hecho a su padre al matar a sus setenta hermanos. 57Dios también hizo volver sobre sus cabezas toda la maldad de los hombres de Siquem, y vino sobre ellos la maldición de Jotam, hijo de Jerobaal.

Capítulo 10

Tola y Jair juzgan a Israel

 1Después de la muerte de Abimelec se levantó, para salvar a Israel, Tola, hijo de Puá, hijo de Dodo, varón de Isacar; y habitó en Samir, en la región montañosa de Efraín. 2Y juzgó a Israel veintitrés años. Y murió y fue sepultado en Samir. 3Y tras él se levantó Jair galaadita, y juzgó a Israel veintidós años. 4Este tuvo treinta hijos que cabalgaban en treinta asnos, y tenían treinta ciudades en la tierra de Galaad que se llaman Havot-jair hasta hoy. 5Y murió Jair, y fue sepultado en Camón.

Jefté liberta a Israel de los amonitas

 6Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos del SEÑOR, sirvieron a los baales, a Astarot, a los dioses de Aram, a los dioses de Sidón, a los dioses de Moab, a los dioses de los hijos de Amón y a los dioses de los filisteos; abandonaron, pues, al SEÑOR y no le sirvieron. 7Y se encendió la ira del SEÑOR contra Israel, y los entregó en manos de los filisteos y en manos de los hijos de Amón. 8Y ellos afligieron y quebrantaron a los hijos de Israel ese año; por dieciocho años oprimieron a todos los hijos de Israel que estaban al otro lado del Jordán, en Galaad, en la tierra de los amorreos. 9Y los hijos de Amón cruzaron el Jordán para pelear también contra Judá, contra Benjamín y contra la casa de Efraín, y se angustió Israel en gran manera. 10Entonces los hijos de Israel clamaron al SEÑOR, diciendo: Hemos pecado contra ti, porque ciertamente hemos abandonado a nuestro Dios y servido a los baales. 11Y el SEÑOR respondió a los hijos de Israel: ¿No os libré yo de los egipcios, de los amorreos, de los hijos de Amón y de los filisteos? 12Cuando los sidonios, los amalecitas y los maonitas os oprimían, clamasteis a mí, y yo os libré de sus manos. 13Mas vosotros me habéis dejado y habéis servido a otros dioses; por tanto, no os libraré más. 14Id y clamad a los dioses que habéis escogido; que ellos os libren en el tiempo de vuestra aflicción. 15Y los hijos de Israel respondieron al SEÑOR: Hemos pecado, haz con nosotros como bien te parezca; sólo te rogamos que nos libres en este día. 16Y quitaron los dioses extranjeros de en medio de ellos y sirvieron al SEÑOR; y El no pudo soportar más la angustia de Israel. 17Entonces los hijos de Amón se reunieron y acamparon en Galaad. Y los hijos de Israel se juntaron y acamparon en Mizpa. 18Y el pueblo, los jefes de Galaad, se dijeron unos a otros: ¿Quién es el hombre que comenzará la batalla contra los hijos de Amón? El será caudillo de todos los habitantes de Galaad.

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