Saltar al contenido

La Biblia hoy - La Biblia de las Américas

Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año

Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:

  • Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.

  • Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.

  • Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?

  • Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.

Fecha seleccionada
17/03/2025

Josué 20-22

Capítulo 20

Josué señala ciudades de refugio

 1Y el SEÑOR habló a Josué, diciendo: 2Habla a los hijos de Israel, y diles: "Designad las ciudades de refugio de las cuales os hablé por medio de Moisés, 3para que huya allí el homicida que haya matado a cualquier persona sin intención y sin premeditación; ellas os servirán de refugio contra el vengador de la sangre. 4"Huirá a una de estas ciudades, se presentará a la entrada de la puerta de la ciudad y expondrá su caso a oídos de los ancianos de la ciudad; éstos lo llevarán con ellos dentro de la ciudad y le darán un lugar para que habite en medio de ellos. 5"Y si el vengador de la sangre lo persigue, ellos no entregarán al homicida en su mano, porque hirió a su prójimo sin premeditación y sin odiarlo de antemano. 6"Y habitará en esa ciudad hasta que comparezca en juicio delante de la congregación, y hasta la muerte del que sea sumo sacerdote en aquellos días. Entonces el homicida volverá a su ciudad y a su casa, a la ciudad de donde huyó." 7Y ellos separaron a Cedes en Galilea, en la región montañosa de Neftalí, y a Siquem en la región montañosa de Efraín, y a Quiriat-arba, es decir, Hebrón, en la región montañosa de Judá. 8Y más allá del Jordán, al oriente de Jericó, designaron a Beser en el desierto, en la llanura de la tribu de Rubén, a Ramot en Galaad, de la tribu de Gad, y a Golán en Basán, de la tribu de Manasés. 9Estas fueron las ciudades designadas para todos los hijos de Israel y para el forastero que resida entre ellos, para que cualquiera que hubiera matado a cualquier persona sin intención, pudiera huir allí, y no muriera a mano del vengador de la sangre hasta que hubiera comparecido ante la congregación.

Capítulo 21

Ciudades de los levitas

 1Los jefes de las casas de los levitas se acercaron al sacerdote Eleazar, a Josué, hijo de Nun, y a los jefes de las casas de las tribus de los hijos de Israel, 2y les hablaron en Silo en la tierra de Canaán, diciendo: El SEÑOR ordenó por medio de Moisés que se nos dieran ciudades donde habitar, con sus tierras de pasto para nuestro ganado. 3Entonces los hijos de Israel dieron de su heredad a los levitas estas ciudades con sus tierras de pasto, de acuerdo al mandato del SEÑOR. 4Y la suerte cayó en las familias de los coatitas. Y a los hijos del sacerdote Aarón, que eran de los levitas, les tocaron en suerte trece ciudades de la tribu de Judá, de la tribu de Simeón y de la tribu de Benjamín; 5y al resto de los hijos de Coat les tocaron en suerte diez ciudades de las familias de la tribu de Efraín, de la tribu de Dan y de la media tribu de Manasés. 6A los hijos de Gersón les tocaron en suerte trece ciudades de las familias de la tribu de Isacar, de la tribu de Aser, de la tribu de Neftalí y de la media tribu de Manasés en Basán. 7A los hijos de Merari les tocaron, según sus familias, doce ciudades de la tribu de Rubén, de la tribu de Gad y de la tribu de Zabulón. 8Y los hijos de Israel dieron por suerte a los levitas estas ciudades con sus tierras de pasto, como el SEÑOR había ordenado por medio de Moisés. 9Les dieron estas ciudades que aquí se mencionan por nombre, de la tribu de los hijos de Judá y de la tribu de los hijos de Simeón; 10y fueron para los hijos de Aarón, una de las familias de los coatitas, de los hijos de Leví, porque la suerte fue de ellos primero. 11Les dieron Quiriat-arba, siendo Arba el padre de Anac, es decir, Hebrón, en la región montañosa de Judá, con las tierras de pasto alrededor. 12Mas los campos de la ciudad y sus aldeas los dieron a Caleb, hijo de Jefone, como propiedad suya. 13Y a los hijos del sacerdote Aarón les dieron Hebrón, la ciudad de refugio para el homicida, con sus tierras de pasto, Libna con sus tierras de pasto, 14Jatir con sus tierras de pasto, Estemoa con sus tierras de pasto, 15Holón con sus tierras de pasto, Debir con sus tierras de pasto, 16Aín con sus tierras de pasto, Juta con sus tierras de pasto y Bet-semes con sus tierras de pasto; nueve ciudades de estas dos tribus. 17Y de la tribu de Benjamín, Gabaón con sus tierras de pasto, Geba con sus tierras de pasto, 18Anatot con sus tierras de pasto y Almón con sus tierras de pasto; cuatro ciudades. 19Todas las ciudades de los sacerdotes, hijos de Aarón, eran trece ciudades con sus tierras de pasto. 20Y las ciudades de la tribu de Efraín fueron dadas por suerte a las familias de los hijos de Coat, los levitas, el resto de los hijos de Coat. 21Y les dieron Siquem, la ciudad de refugio para el homicida, con sus tierras de pasto, en la región montañosa de Efraín y Gezer con sus tierras de pasto, 22Kibsaim con sus tierras de pasto y Bet-horón con sus tierras de pasto; cuatro ciudades. 23Y de la tribu de Dan, Elteque con sus tierras de pasto, Gibetón con sus tierras de pasto, 24Ajalón con sus tierras de pasto y Gat-rimón con sus tierras de pasto; cuatro ciudades. 25Y de la media tribu de Manasés, les dieron por suertes Taanac con sus tierras de pasto y Gat-rimón con sus tierras de pasto; dos ciudades. 26Todas las ciudades con sus tierras de pasto para las familias del resto de los hijos de Coat fueron diez. 27Y para los hijos de Gersón, una de las familias de los levitas, de la media tribu de Manasés, les dieron Golán en Basán, la ciudad de refugio para el homicida, con sus tierras de pasto y Beestera con sus tierras de pasto; dos ciudades. 28Y de la tribu de Isacar, les dieron Quisión con sus tierras de pasto, Daberat con sus tierras de pasto, 29Jarmut con sus tierras de pasto y Enganim con sus tierras de pasto; cuatro ciudades. 30Y de la tribu de Aser, les dieron Miseal con sus tierras de pasto, Abdón con sus tierras de pasto, 31Helcat con sus tierras de pasto y Rehob con sus tierras de pasto; cuatro ciudades. 32Y de la tribu de Neftalí, les dieron Cedes en Galilea, la ciudad de refugio para el homicida, con sus tierras de pasto, Hamot-dor con sus tierras de pasto y Cartán con sus tierras de pasto; tres ciudades. 33Todas las ciudades de los gersonitas, conforme a sus familias, eran trece ciudades con sus tierras de pasto. 34Y a las familias de los hijos de Merari, el resto de los levitas, les dieron de la tribu de Zabulón, Jocneam con sus tierras de pasto, Carta con sus tierras de pasto, 35Dimna con sus tierras de pasto y Naalal con sus tierras de pasto; cuatro ciudades. 36Y de la tribu de Rubén, les dieron Beser con sus tierras de pasto, Jahaza con sus tierras de pasto, 37Cademot con sus tierras de pasto y Mefaat con sus tierras de pasto; cuatro ciudades. 38Y de la tribu de Gad, les dieron Ramot en Galaad, la ciudad de refugio para el homicida, con sus tierras de pasto, Mahanaim con sus tierras de pasto, 39Hesbón con sus tierras de pasto y Jazer con sus tierras de pasto; cuatro ciudades en total. 40Todas estas fueron las ciudades de los hijos de Merari conforme a sus familias, el resto de las familias de los levitas y su suerte fue doce ciudades. 41Todas las ciudades de los levitas en medio de la posesión de los hijos de Israel fueron cuarenta y ocho ciudades con sus tierras de pasto. 42Cada una de estas ciudades tenía sus tierras de pasto alrededor; así fue con todas estas ciudades.

Israel ocupa la tierra

 43De esa manera el SEÑOR dio a Israel toda la tierra que había jurado dar a sus padres, y la poseyeron y habitaron en ella. 44Y el SEÑOR les dio reposo en derredor, conforme a todo lo que había jurado a sus padres; y ninguno de sus enemigos pudo hacerles frente; el SEÑOR entregó a todos sus enemigos en sus manos. 45No faltó ni una palabra de las buenas promesas que el SEÑOR había hecho a la casa de Israel; todas se cumplieron.

Capítulo 22

El altar junto al Jordán

 1Entonces Josué llamó a los rubenitas, a los gaditas y a la media tribu de Manasés, 2y les dijo: Habéis guardado todo lo que Moisés, siervo del SEÑOR, os mandó, y habéis escuchado mi voz en todo lo que os mandé. 3Hasta el día de hoy no habéis abandonado a vuestros hermanos durante este largo tiempo, sino que habéis cuidado de guardar el mandamiento del SEÑOR vuestro Dios. 4Y ahora, el SEÑOR vuestro Dios ha dado descanso a vuestros hermanos, como El les había dicho; volved, pues, e id a vuestras tiendas, a la tierra de vuestra posesión que Moisés, siervo del SEÑOR, os dio al otro lado del Jordán. 5Solamente guardad cuidadosamente el mandamiento y la ley que Moisés, siervo del SEÑOR, os mandó, de amar al SEÑOR vuestro Dios, andar en todos sus caminos, guardar sus mandamientos y de allegarse a El y servirle con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma. 6Y Josué los bendijo y los despidió, y se fueron a sus tiendas. 7Moisés había dado a la media tribu de Manasés una posesión en Basán, pero a la otra media tribu Josué dio una posesión entre sus hermanos hacia el occidente, al otro lado del Jordán. Y cuando Josué los mandó a sus tiendas, los bendijo, 8y les dijo: Volved a vuestras tiendas con grandes riquezas, con mucho ganado, con plata, oro, bronce, hierro y con muchos vestidos; repartid con vuestros hermanos el botín de vuestros enemigos. 9Y los hijos de Rubén, los hijos de Gad y la media tribu de Manasés, volvieron y se separaron de los hijos de Israel en Silo, que está en la tierra de Canaán, para ir a la tierra de Galaad, a la tierra de su posesión la cual ellos habían poseído, conforme al mandato del SEÑOR por medio de Moisés. 10Y cuando llegaron a la región del Jordán que está en la tierra de Canaán, los hijos de Rubén, los hijos de Gad y la media tribu de Manasés, edificaron allí un altar junto al Jordán, un altar de aspecto grande. 11Y los hijos de Israel oyeron decir: He aquí, los hijos de Rubén, los hijos de Gad y la media tribu de Manasés han edificado un altar en el límite de la tierra de Canaán, en la región del Jordán, en el lado que pertenece a los hijos de Israel. 12Al oír esto los hijos de Israel, toda la congregación de los hijos de Israel se reunió en Silo para subir a pelear contra ellos. 13Entonces los hijos de Israel enviaron a los hijos de Rubén, a los hijos de Gad y a la media tribu de Manasés, en la tierra de Galaad, a Finees, hijo del sacerdote Eleazar, 14y con él a diez jefes, un jefe por cada casa paterna de cada tribu de Israel; cada uno de ellos era cabeza de la casa de sus padres entre los millares de Israel. 15Y vinieron a los hijos de Rubén, a los hijos de Gad y a la media tribu de Manasés, a la tierra de Galaad, y les hablaron, diciendo: 16Así dice toda la congregación del SEÑOR: "¿Qué infidelidad es ésta que habéis cometido contra el Dios de Israel, apartándoos hoy de seguir al SEÑOR, edificándoos un altar, y rebelándoos hoy contra el SEÑOR? 17"¿No nos es suficiente la iniquidad de Peor, de la cual no nos hemos limpiado hasta hoy, a pesar de que vino una plaga sobre la congregación del SEÑOR, 18para que también vosotros os apartéis hoy de seguir al SEÑOR? Y sucederá que si hoy os rebeláis contra el SEÑOR, mañana El se enojará con toda la congregación de Israel. 19"Mas si la tierra de vuestra posesión es inmunda, entonces pasad a la tierra de la posesión del SEÑOR, donde está el tabernáculo del SEÑOR, y tomad posesión entre nosotros. Pero no os rebeléis contra el SEÑOR, ni os rebeléis contra nosotros edificándoos un altar aparte del altar del SEÑOR nuestro Dios. 20"¿No fue infiel Acán, hijo de Zera, en cuanto al anatema, y vino la ira sobre toda la congregación de Israel? Y aquel hombre no pereció solo en su iniquidad." 21Entonces los hijos de Rubén, los hijos de Gad y la media tribu de Manasés respondieron, y dijeron a las cabezas de las familias de Israel: 22¡El Poderoso Dios, el SEÑOR, el Poderoso Dios, el SEÑOR! El lo sabe; que Israel mismo lo sepa. Si fue rebelión, o una infidelidad contra el SEÑOR, que no nos salve hoy. 23Si nos hemos edificado un altar para apartarnos de seguir al SEÑOR, o para ofrecer holocausto u ofrenda de cereal sobre él, o para ofrecer en él sacrificios de ofrendas de paz, que el SEÑOR mismo nos lo demande. 24En verdad, hemos hecho esto más bien por temor, diciendo: "El día de mañana vuestros hijos pudieran decir a nuestros hijos: '¿Qué tenéis que ver vosotros con el SEÑOR, Dios de Israel? 25'Porque el SEÑOR ha puesto el Jordán por límite entre nosotros y vosotros, hijos de Rubén e hijos de Gad; vosotros no tenéis parte con el SEÑOR.' Así vuestros hijos podrían hacer que nuestros hijos dejaran de temer al SEÑOR." 26Por tanto, dijimos: "Construyamos ahora un altar, no para holocaustos ni para sacrificios, 27sino para que sea testigo entre nosotros y vosotros, y entre nuestras generaciones después de nosotros, que hemos de cumplir el servicio del SEÑOR delante de El con nuestros holocaustos, con nuestros sacrificios y con nuestras ofrendas de paz, para que en el día de mañana vuestros hijos no digan a nuestros hijos: 'No tenéis porción en el SEÑOR.'" 28Nosotros, pues, dijimos: "Sucederá el día de mañana, que si nos dicen esto a nosotros o a nuestras generaciones, entonces diremos: 'Ved la réplica del altar del SEÑOR que nuestros padres edificaron, no para holocaustos ni para sacrificios, sino más bien como testigo entre nosotros y vosotros.'" 29Lejos esté de nosotros que nos rebelemos contra el SEÑOR y nos apartemos de seguir hoy al SEÑOR, construyendo un altar para holocaustos, para ofrenda de cereal o para sacrificios, aparte del altar del SEÑOR nuestro Dios que está frente a su tabernáculo. 30Y cuando el sacerdote Finees y los principales de la congregación, es decir, las cabezas de las familias de Israel que estaban con él, oyeron las palabras que dijeron los hijos de Rubén, los hijos de Gad y los hijos de Manasés, les pareció bien. 31Y Finees, hijo del sacerdote Eleazar, dijo a los hijos de Rubén, a los hijos de Gad y a los hijos de Manasés: Hoy sabemos que el SEÑOR está en medio de nosotros, porque no habéis cometido esta infidelidad contra el SEÑOR; ahora habéis librado a los hijos de Israel de la mano del SEÑOR. 32Entonces Finees, hijo del sacerdote Eleazar, y los jefes, dejaron a los hijos de Rubén y a los hijos de Gad, y regresaron de la tierra de Galaad a la tierra de Canaán, a los hijos de Israel, y les dieron respuesta. 33Y la respuesta agradó a los hijos de Israel; y los hijos de Israel bendijeron a Dios, y no hablaron más de subir a pelear contra ellos para destruir la tierra en que habitaban los hijos de Rubén y los hijos de Gad. 34Y los hijos de Rubén y los hijos de Gad llamaron al altar Testigo; pues dijeron: Es testigo entre nosotros de que el SEÑOR es Dios.

Copyright © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation (http://www.lockman.org)