Saltar al contenido

La Biblia hoy - La Biblia de las Américas

Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año

Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:

  • Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.

  • Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.

  • Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?

  • Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.

Fecha seleccionada
08/11/2024

Juan 18-19

Capítulo 18

Arresto de Jesús

 1Después de haber dicho esto, Jesús salió con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto en el cual entró El con sus discípulos. 2También Judas, el que le iba a entregar, conocía el lugar, porque Jesús se había reunido allí a menudo con sus discípulos. 3Entonces Judas, tomando la cohorte romana , y a varios alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue allá con linternas, antorchas y armas. 4Jesús, pues, sabiendo todo lo que le iba a sobrevenir, salió y les dijo: ¿A quién buscáis? 5Ellos le respondieron: A Jesús el Nazareno. El les dijo: Yo soy. Y Judas, el que le entregaba, estaba con ellos. 6Y cuando El les dijo: Yo soy, retrocedieron y cayeron a tierra. 7Jesús entonces volvió a preguntarles: ¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús el Nazareno. 8Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy; por tanto, si me buscáis a mí, dejad ir a éstos; 9para que se cumpliera la palabra que había dicho: De los que me diste, no perdí ninguno. 10Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la sacó e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba Malco. 11Jesús entonces dijo a Pedro: Mete la espada en la vaina. La copa que el Padre me ha dado, ¿acaso no la he de beber?

Jesús ante el sumo sacerdote

 12Entonces la cohorte romana, el comandante y los alguaciles de los judíos prendieron a Jesús y le ataron, 13y le llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, que era sumo sacerdote ese año. 14Y Caifás era el que había aconsejado a los judíos que convenía que un hombre muriera por el pueblo.

Pedro en el patio de Anás

 15Y Simón Pedro seguía a Jesús, y también otro discípulo. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote, y entró con Jesús al patio del sumo sacerdote, 16pero Pedro estaba fuera, a la puerta. Así que el otro discípulo, que era conocido del sumo sacerdote, salió y habló a la portera, e hizo entrar a Pedro. 17Entonces la criada que cuidaba la puerta dijo a Pedro: ¿No eres tú también uno de los discípulos de este hombre? Y él dijo: No lo soy. 18Y los siervos y los alguaciles estaban de pie calentándose junto a unas brasas que habían encendido porque hacía frío; y Pedro estaba también con ellos de pie y calentándose.

Anás interroga a Jesús

 19Entonces el sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de sus enseñanzas. 20Jesús le respondió: Yo he hablado al mundo abiertamente; siempre enseñé en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en secreto. 21¿Por qué me preguntas a mí? Pregúntales a los que han oído lo que hablé; he aquí, éstos saben lo que he dicho. 22Cuando dijo esto, uno de los alguaciles que estaba cerca, dio una bofetada a Jesús, diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote? 23Jesús le respondió: Si he hablado mal, da testimonio de lo que he hablado mal; pero si hablé bien, ¿por qué me pegas? 24Anás entonces le envió atado a Caifás, el sumo sacerdote.

Pedro niega a Jesús

 25Simón Pedro estaba de pie, calentándose; entonces le dijeron: ¿No eres tú también uno de sus discípulos? El lo negó y dijo: No lo soy. 26Uno de los siervos del sumo sacerdote, que era pariente de aquel a quien Pedro le había cortado la oreja, dijo: ¿No te vi yo en el huerto con El? 27Y Pedro lo negó otra vez, y al instante cantó un gallo.

Jesús ante Pilato

 28Entonces llevaron a Jesús de casa de Caifás al Pretorio. Era muy de mañana. Y ellos no entraron al Pretorio para no contaminarse y poder comer la Pascua. 29Pilato entonces salió fuera hacia ellos y dijo: ¿Qué acusación traéis contra este hombre? 30Ellos respondieron, y le dijeron: Si este hombre no fuera malhechor, no te lo hubiéramos entregado. 31Entonces Pilato les dijo: Llevadle vosotros, y juzgadle conforme a vuestra ley. Los judíos le dijeron: A nosotros no nos es permitido dar muerte a nadie. 32Para que se cumpliera la palabra que Jesús había hablado, dando a entender de qué clase de muerte iba a morir. 33Entonces Pilato volvió a entrar al Pretorio, y llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? 34Jesús respondió: ¿Esto lo dices por tu cuenta, o porque otros te lo han dicho de mí? 35Pilato respondió: ¿Acaso soy yo judío? Tu nación y los principales sacerdotes te entregaron a mí. ¿Qué has hecho? 36Jesús respondió: Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, entonces mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; mas ahora mi reino no es de aquí. 37Pilato entonces le dijo: ¿Así que tú eres rey? Jesús respondió: Tú dices que soy rey. Para esto yo he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz. 38Pilato le preguntó: ¿Qué es la verdad? Y habiendo dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo: Yo no encuentro ningún delito en El. 39Pero es costumbre entre vosotros que os suelte a uno en la Pascua. ¿Queréis, pues, que os suelte al Rey de los judíos? 40Entonces volvieron a gritar, diciendo: No a éste, sino a Barrabás. Y Barrabás era un ladrón.

Capítulo 19

 1Pilato, pues, tomó entonces a Jesús y le azotó. 2Y los soldados tejieron una corona de espinas, la pusieron sobre su cabeza y le vistieron con un manto de púrpura; 3y acercándose a El, le decían: ¡Salve, Rey de los judíos! Y le daban bofetadas. 4Pilato salió otra vez, y les dijo: Mirad, os lo traigo fuera, para que sepáis que no encuentro ningún delito en El. 5Jesús entonces salió fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Y Pilato les dijo: ¡He aquí el Hombre! 6Entonces, cuando le vieron los principales sacerdotes y los alguaciles, gritaron, diciendo: ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! Pilato les dijo: Tomadle vosotros, y crucificadle, porque yo no encuentro ningún delito en El. 7Los judíos le respondieron: Nosotros tenemos una ley, y según esa ley El debe morir, porque pretendió ser el Hijo de Dios. 8Entonces Pilato, cuando oyó estas palabras, se atemorizó aún más. 9Entró de nuevo al Pretorio y dijo a Jesús: ¿De dónde eres tú? Pero Jesús no le dio respuesta. 10Pilato entonces le dijo: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte, y que tengo autoridad para crucificarte? 11Jesús respondió: Ninguna autoridad tendrías sobre mí si no se te hubiera dado de arriba; por eso el que me entregó a ti tiene mayor pecado. 12Como resultado de esto, Pilato procuraba soltarle, pero los judíos gritaron, diciendo: Si sueltas a éste, no eres amigo del César; todo el que se hace rey se opone al César. 13Entonces Pilato, cuando oyó estas palabras, sacó fuera a Jesús y se sentó en el tribunal, en un lugar llamado el Empedrado, y en hebreo Gabata. 14Y era el día de la preparación para la Pascua; era como la hora sexta. Y Pilato dijo a los judíos: He aquí vuestro Rey. 15Entonces ellos gritaron: ¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícale! Pilato les dijo: ¿He de crucificar a vuestro Rey? Los principales sacerdotes respondieron: No tenemos más rey que el César. 16Así que entonces le entregó a ellos para que fuera crucificado.

Crucifixión y muerte de Jesús

 17Tomaron, pues, a Jesús, y El salió cargando su cruz al sitio llamado el Lugar de la Calavera, que en hebreo se dice Gólgota, 18donde le crucificaron, y con El a otros dos, uno a cada lado y Jesús en medio. 19Pilato también escribió un letrero y lo puso sobre la cruz. Y estaba escrito: JESUS EL NAZARENO, EL REY DE LOS JUDIOS. 20Entonces muchos judíos leyeron esta inscripción, porque el lugar donde Jesús fue crucificado quedaba cerca de la ciudad; y estaba escrita en hebreo, en latín y en griego. 21Por eso los principales sacerdotes de los judíos decían a Pilato: No escribas, "el Rey de los judíos"; sino que El dijo: "Yo soy Rey de los judíos." 22Pilato respondió: Lo que he escrito, he escrito. 23Entonces los soldados, cuando crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos e hicieron cuatro partes, una parte para cada soldado. Y tomaron también la túnica; y la túnica era sin costura, tejida en una sola pieza. 24Por tanto, se dijeron unos a otros: No la rompamos; sino echemos suertes sobre ella, para ver de quién será; para que se cumpliera la Escritura: REPARTIERON ENTRE SI MIS VESTIDOS, Y SOBRE MI ROPA ECHARON SUERTES. 25Por eso los soldados hicieron esto. Y junto a la cruz de Jesús estaban su madre, y la hermana de su madre, María, la mujer de Cleofas, y María Magdalena. 26Y cuando Jesús vio a su madre, y al discípulo a quien El amaba que estaba allí cerca, dijo a su madre: ¡Mujer, he ahí tu hijo! 27Después dijo al discípulo: ¡He ahí tu madre! Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su propia casa . 28Después de esto, sabiendo Jesús que todo se había ya consumado, para que se cumpliera la Escritura, dijo: Tengo sed. 29Había allí una vasija llena de vinagre; colocaron, pues, una esponja empapada del vinagre en una rama de hisopo, y se la acercaron a la boca. 30Entonces Jesús, cuando hubo tomado el vinagre, dijo: ¡Consumado es! E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.

El costado de Jesús traspasado

 31Los judíos entonces, como era el día de preparación para la Pascua, a fin de que los cuerpos no se quedaran en la cruz el día de reposo (porque ese día de reposo era muy solemne), pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y se los llevaran. 32Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas del primero, y también las del otro que había sido crucificado con Jesús; 33pero cuando llegaron a Jesús, como vieron que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas; 34pero uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza, y al momento salió sangre y agua. 35Y el que lo ha visto ha dado testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice la verdad, para que vosotros también creáis. 36Porque esto sucedió para que se cumpliera la Escritura: NO SERA QUEBRADO HUESO SUYO. 37Y también otra Escritura dice: MIRARAN AL QUE TRASPASARON.

Jesús es sepultado

 38Después de estas cosas, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos, pidió permiso a Pilato para llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato concedió el permiso. Entonces él vino, y se llevó el cuerpo de Jesús. 39Y Nicodemo, el que antes había venido a Jesús de noche, vino también, trayendo una mezcla de mirra y áloe como de cien libras. 40Entonces tomaron el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en telas de lino con las especias aromáticas, como es costumbre sepultar entre los judíos. 41En el lugar donde fue crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual todavía no habían sepultado a nadie. 42Por tanto, por causa del día de la preparación de los judíos, como el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.

Copyright © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation (http://www.lockman.org)