La Biblia hoy - La Biblia de las Américas
Un plan de lectura bíblica diaria para leer toda la Biblia en un año
Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:
Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.
Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.
Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?
Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.
Capítulo 31
Llamamiento de Bezaleel y de Aholiab
1Y el SEÑOR habló a Moisés, diciendo: 2Mira, he llamado por nombre a Bezaleel, hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá. 3Y lo he llenado del Espíritu de Dios en sabiduría, en inteligencia, en conocimiento y en toda clase de arte, 4para elaborar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce, 5y en el labrado de piedras para engaste, y en el tallado de madera; a fin de que trabaje en toda clase de labor. 6Mira, yo mismo he nombrado con él a Aholiab, hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan; y en el corazón de todos los que son hábiles he puesto habilidad a fin de que hagan todo lo que te he mandado: 7la tienda de reunión, el arca del testimonio, el propiciatorio sobre ella y todo el mobiliario del tabernáculo; 8también la mesa y sus utensilios, el candelabro de oro puro con todos sus utensilios y el altar del incienso; 9el altar del holocausto también con todos sus utensilios y la pila con su base; 10asimismo las vestiduras tejidas, las vestiduras sagradas para el sacerdote Aarón y las vestiduras de sus hijos, para ministrar como sacerdotes; 11también el aceite de la unción, y el incienso aromático para el lugar santo. Los harán conforme a todo lo que te he mandado.El día de reposo como señal
12Y habló el SEÑOR a Moisés, diciendo: 13Habla, pues, tú a los hijos de Israel, diciendo: "De cierto guardaréis mis días de reposo, porque esto es una señal entre yo y vosotros por todas vuestras generaciones, a fin de que sepáis que yo soy el SEÑOR que os santifico. 14"Por tanto, habéis de guardar el día de reposo porque es santo para vosotros. Todo el que lo profane morirá irremisiblemente; porque cualquiera que haga obra alguna en él, esa persona será cortada de entre su pueblo. 15"Durante seis días se trabajará, pero el séptimo día será día de completo reposo, santo al SEÑOR. Cualquiera que haga obra alguna en el día de reposo morirá irremisiblemente. 16"Los hijos de Israel guardarán, pues, el día de reposo, celebrándolo por todas sus generaciones como pacto perpetuo." 17Es una señal entre yo y los hijos de Israel para siempre; pues en seis días el SEÑOR hizo los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó de trabajar y reposó.El becerro de oro
18Y cuando terminó de hablar con Moisés sobre el monte Sinaí, le dio las dos tablas del testimonio, tablas de piedra, escritas por el dedo de Dios.Capítulo 32
1Cuando el pueblo vio que Moisés tardaba en bajar del monte, la gente se congregó alrededor de Aarón, y le dijeron: Levántate, haznos un dios que vaya delante de nosotros; en cuanto a este Moisés, el hombre que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido. 2Y Aarón les dijo: Quitad los pendientes de oro de las orejas de vuestras mujeres, de vuestros hijos y de vuestras hijas, y traédmelos. 3Entonces todo el pueblo se quitó los pendientes de oro que tenían en las orejas y los llevaron a Aarón. 4Y él los tomó de sus manos y les dio forma con buril, e hizo de ellos un becerro de fundición. Y ellos dijeron: Este es tu dios, Israel, que te ha sacado de la tierra de Egipto. 5Cuando Aarón vio esto, edificó un altar delante del becerro. Y Aarón hizo una proclama, diciendo: Mañana será fiesta para el SEÑOR. 6Y al día siguiente se levantaron temprano y ofrecieron holocaustos y trajeron ofrendas de paz; y el pueblo se sentó a comer y a beber, y se levantó a regocijarse. 7Entonces el SEÑOR habló a Moisés: Desciende pronto, porque tu pueblo, que sacaste de la tierra de Egipto, se ha corrompido. 8Bien pronto se han desviado del camino que yo les mandé. Se han hecho un becerro de fundición y lo han adorado, le han ofrecido sacrificios y han dicho: "Este es tu dios, Israel, que te ha sacado de la tierra de Egipto." 9Y el SEÑOR dijo a Moisés: He visto a este pueblo, y he aquí, es pueblo de dura cerviz. 10Ahora pues, déjame, para que se encienda mi ira contra ellos y los consuma; mas de ti yo haré una gran nación. 11Entonces Moisés suplicó ante el SEÑOR su Dios, y dijo: Oh SEÑOR, ¿por qué se enciende tu ira contra tu pueblo, que tú has sacado de la tierra de Egipto con gran poder y con mano fuerte? 12¿Por qué han de hablar los egipcios, diciendo: "Con malas intenciones los ha sacado, para matarlos en los montes y para exterminarlos de la faz de la tierra"? Vuélvete del ardor de tu ira, y desiste de hacer daño a tu pueblo. 13Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel, siervos tuyos, a quienes juraste por ti mismo, y les dijiste: "Yo multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo, y toda esta tierra de la cual he hablado, daré a vuestros descendientes, y ellos la heredarán para siempre." 14Y el SEÑOR desistió de hacer el daño que había dicho que haría a su pueblo. 15Entonces se volvió Moisés y descendió del monte con las dos tablas del testimonio en su mano, tablas escritas por ambos lados; por uno y por el otro estaban escritas. 16Y las tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de Dios grabada sobre las tablas. 17Al oír Josué el ruido del pueblo que gritaba, dijo a Moisés: Hay gritos de guerra en el campamento. 18Pero él respondió: No es ruido de gritos de victoria, ni es ruido de lamentos de derrota; sino que oigo voces de canto. 19Y sucedió que tan pronto como Moisés se acercó al campamento, vio el becerro y las danzas; y se encendió la ira de Moisés, y arrojó las tablas de sus manos, y las hizo pedazos al pie del monte. 20Y tomando el becerro que habían hecho, lo quemó en el fuego, lo molió hasta reducirlo a polvo y lo esparció sobre el agua, e hizo que los hijos de Israel la bebieran. 21Entonces dijo Moisés a Aarón: ¿Qué te ha hecho este pueblo para que hayas traído sobre él tan gran pecado? 22Y Aarón respondió: No se encienda la ira de mi señor; tú conoces al pueblo, que es propenso al mal. 23Porque me dijeron: "Haznos un dios que vaya delante de nosotros; pues no sabemos qué le haya acontecido a este Moisés, el hombre que nos sacó de la tierra de Egipto." 24Y yo les dije: "El que tenga oro, que se lo quite." Y me lo dieron, y lo eché al fuego y salió este becerro. 25Y viendo Moisés al pueblo desenfrenado, porque Aarón les había permitido el desenfreno para ser burla de sus enemigos, 26se paró Moisés a la puerta del campamento, y dijo: El que esté por el SEÑOR, venga a mí. Y se juntaron a él todos los hijos de Leví. 27Y él les dijo: Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: "Póngase cada uno la espada sobre el muslo, y pasad y repasad por el campamento de puerta en puerta, y matad cada uno a su hermano y a su amigo y a su vecino." 28Y los hijos de Leví hicieron conforme a la palabra de Moisés; y cayeron aquel día unos tres mil hombres del pueblo. 29Y Moisés dijo: Consagraos hoy al SEÑOR, pues cada uno ha estado en contra de su hijo y en contra de su hermano, para que hoy El os dé una bendición. 30Y sucedió que al día siguiente dijo Moisés al pueblo: Vosotros habéis cometido un gran pecado, y yo ahora voy a subir al SEÑOR, quizá pueda hacer expiación por vuestro pecado. 31Entonces volvió Moisés al SEÑOR y dijo: ¡Ay!, este pueblo ha cometido un gran pecado: se ha hecho un dios de oro. 32Pero ahora, si es tu voluntad, perdona su pecado, y si no, bórrame del libro que has escrito. 33Y el SEÑOR dijo a Moisés: Al que haya pecado contra mí, lo borraré de mi libro. 34Pero ahora ve, conduce al pueblo adonde te he dicho. He aquí, mi ángel irá delante de ti; mas el día que yo los visite, los castigaré por su pecado. 35Y el SEÑOR hirió al pueblo por lo que hicieron con el becerro que Aarón había hecho.Capítulo 33
La presencia de Dios prometida
1Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: Anda, sube de aquí, tú y el pueblo que has sacado de la tierra de Egipto, a la tierra de la cual juré a Abraham, a Isaac y a Jacob, diciendo: "A tu descendencia la daré." 2Y enviaré un ángel delante de ti, y echaré fuera al cananeo, al amorreo, al hitita, al ferezeo, al heveo y al jebuseo. 3Sube a una tierra que mana leche y miel; pues yo no subiré en medio de ti, oh Israel, no sea que te destruya en el camino, porque eres un pueblo de dura cerviz. 4Cuando el pueblo oyó esta mala noticia, hicieron duelo, y ninguno de ellos se puso sus atavíos. 5Porque el SEÑOR había dicho a Moisés: Di a los hijos de Israel: "Sois un pueblo de dura cerviz; si por un momento yo me presentara en medio de ti, te destruiría. Ahora pues, quítate tus atavíos, para que yo sepa qué he de hacer contigo." 6Y a partir del monte Horeb los hijos de Israel se despojaron de sus atavíos. 7Y acostumbraba Moisés tomar la tienda, y la levantaba fuera del campamento a buena distancia de él, y la llamó la tienda de reunión. Y sucedía que todo el que buscaba al SEÑOR salía a la tienda de reunión, que estaba fuera del campamento. 8Y sucedía que cuando Moisés salía a la tienda, todo el pueblo se levantaba y permanecía de pie, cada uno a la entrada de su tienda, y seguía con la vista a Moisés hasta que él entraba en la tienda. 9Y cuando Moisés entraba en la tienda, la columna de nube descendía y permanecía a la entrada de la tienda, y el SEÑOR hablaba con Moisés. 10Cuando todo el pueblo veía la columna de nube situada a la entrada de la tienda de reunión todos se levantaban y adoraban, cada cual a la entrada de su tienda. 11Y acostumbraba hablar el SEÑOR con Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo. Cuando Moisés regresaba al campamento, su joven ayudante Josué, hijo de Nun, no se apartaba de la tienda. 12Y Moisés dijo al SEÑOR: Mira, tú me dices: "Haz subir a este pueblo"; pero tú no me has declarado a quién enviarás conmigo. Además has dicho: "Te he conocido por tu nombre, y también has hallado gracia ante mis ojos." 13Ahora pues, si he hallado gracia ante tus ojos, te ruego que me hagas conocer tus caminos para que yo te conozca y halle gracia ante tus ojos. Considera también que esta nación es tu pueblo. 14Y El respondió: Mi presencia irá contigo , y yo te daré descanso. 15Entonces le dijo Moisés: Si tu presencia no va con nosotros, no nos hagas partir de aquí. 16¿Pues en qué se conocerá que he hallado gracia ante tus ojos, yo y tu pueblo? ¿No es acaso en que tú vayas con nosotros, para que nosotros, yo y tu pueblo, nos distingamos de todos los demás pueblos que están sobre la faz de la tierra? 17Y el SEÑOR dijo a Moisés: También haré esto que has hablado, por cuanto has hallado gracia ante mis ojos y te he conocido por tu nombre. 18Entonces Moisés dijo: Te ruego que me muestres tu gloria. 19Y El respondió: Yo haré pasar toda mi bondad delante de ti, y proclamaré el nombre del SEÑOR delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y tendré compasión de quien tendré compasión. 20Y añadió: No puedes ver mi rostro; porque nadie puede verme, y vivir. 21Entonces el SEÑOR dijo: He aquí, hay un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la peña; 22y sucederá que al pasar mi gloria, te pondré en una hendidura de la peña y te cubriré con mi mano hasta que yo haya pasado. 23Después apartaré mi mano y verás mis espaldas; pero no se verá mi rostro.Copyright © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation (http://www.lockman.org)