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Salmos 77

La Biblia de las Américas

Meditación sobre los hechos poderosos de Dios

1Para el director del coro; según Jedutún. Salmo de Asaf. Mi voz se eleva a Dios, y a El clamaré; mi voz se eleva a Dios, y El me oirá.
2En el día de mi angustia busqué al Señor; en la noche mi mano se extendía sin cansarse; mi alma rehusaba ser consolada.
3Me acuerdo de Dios, y me siento turbado; me lamento, y mi espíritu desmaya. (Selah)
4Has mantenido abiertos mis párpados; estoy tan turbado que no puedo hablar.
5He pensado en los días pasados, en los años antiguos.
6De noche me acordaré de mi canción; en mi corazón meditaré; y mi espíritu inquiere.
7¿Rechazará el Señor para siempre, y no mostrará más su favor?
8¿Ha cesado para siempre su misericordia? ¿Ha terminado para siempre su promesa?
9¿Ha olvidado Dios tener piedad, o ha retirado con su ira su compasión? (Selah)
10Entonces dije: Este es mi dolor: que la diestra del Altísimo ha cambiado.
11Me acordaré de las obras del SEÑOR; ciertamente me acordaré de tus maravillas antiguas.
12Meditaré en toda tu obra, y reflexionaré en tus hechos.
13Santo es, oh Dios, tu camino; ¿qué dios hay grande como nuestro Dios?
14Tú eres el Dios que hace maravillas, has hecho conocer tu poder entre los pueblos.
15Con tu brazo has redimido a tu pueblo, a los hijos de Jacob y de José. (Selah)
16Las aguas te vieron, oh Dios, te vieron las aguas y temieron, los abismos también se estremecieron.
17Derramaron aguas las nubes, tronaron los nubarrones, también tus saetas centellearon por doquier.
18La voz de tu trueno estaba en el torbellino, los relámpagos iluminaron al mundo, la tierra se estremeció y tembló.
19En el mar estaba tu camino, y tus sendas en las aguas inmensas, y no se conocieron tus huellas.
20Como rebaño guiaste a tu pueblo por mano de Moisés y de Aarón.

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