Salmos 74
Reina Valera 1960
Apelación a Dios en contra del enemigo
1¿Por qué, oh Dios, nos has desechado para siempre? ¿Por qué se ha encendido tu furor contra las ovejas de tu prado?2Acuérdate de tu congregación, la que adquiriste desde tiempos antiguos, La que redimiste para hacerla la tribu de tu herencia; Este monte de Sion, donde has habitado.
3Dirige tus pasos a los asolamientos eternos, A todo el mal que el enemigo ha hecho en el santuario.
4Tus enemigos vociferan en medio de tus asambleas; Han puesto sus divisas por señales.
5Se parecen a los que levantan El hacha en medio de tupido bosque.
6Y ahora con hachas y martillos Han quebrado todas sus entalladuras.
7Han puesto a fuego tu santuario, Han profanado el tabernáculo de tu nombre, echándolo a tierra.
8Dijeron en su corazón: Destruyámoslos de una vez; Han quemado todas las sinagogas de Dios en la tierra.
9No vemos ya nuestras señales; No hay más profeta, Ni entre nosotros hay quien sepa hasta cuándo.
10¿Hasta cuándo, oh Dios, nos afrentará el angustiador? ¿Ha de blasfemar el enemigo perpetuamente tu nombre?
11¿Por qué retraes tu mano? ¿Por qué escondes tu diestra en tu seno?
12Pero Dios es mi rey desde tiempo antiguo; El que obra salvación en medio de la tierra.
13Dividiste el mar con tu poder; Quebrantaste cabezas de monstruos en las aguas.
14Magullaste las cabezas del leviatán, Y lo diste por comida a los moradores del desierto.
15Abriste la fuente y el río; Secaste ríos impetuosos.
16Tuyo es el día, tuya también es la noche; Tú estableciste la luna y el sol.
17Tú fijaste todos los términos de la tierra; El verano y el invierno tú los formaste.
18Acuérdate de esto: que el enemigo ha afrentado a Jehová, Y pueblo insensato ha blasfemado tu nombre.
19No entregues a las fieras el alma de tu tórtola, Y no olvides para siempre la congregación de tus afligidos.
20Mira al pacto, Porque los lugares tenebrosos de la tierra están llenos de habitaciones de violencia.
21No vuelva avergonzado el abatido; El afligido y el menesteroso alabarán tu nombre.
22Levántate, oh Dios, aboga tu causa; Acuérdate de cómo el insensato te injuria cada día.
23No olvides las voces de tus enemigos; El alboroto de los que se levantan contra ti sube continuamente.
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