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Cantares 7

La Biblia de las Américas

1¡Cuán hermosos son tus pies en las sandalias, oh hija de príncipe! Las curvas de tus caderas son como joyas, obra de manos de artífice.
2Tu ombligo, como una taza redonda que nunca le falta vino mezclado; tu vientre como montón de trigo cercado de lirios.
3Tus dos pechos, como dos crías mellizas de gacela.
4Tu cuello, como torre de marfil, tus ojos, como los estanques en Hesbón junto a la puerta de Bat-rabim; tu nariz, como la torre del Líbano que mira hacia Damasco.
5Tu cabeza te corona como el Carmelo, y la cabellera suelta de tu cabeza es como hilos de púrpura; el rey está preso en tus trenzas.
6¡Qué hermosa y qué encantadora eres, amor mío , con todos tus encantos!
7Tu estatura es semejante a la palmera, y tus pechos, a sus racimos.
8Yo dije: "Subiré a la palmera, asiré sus frutos. ¡Sean tus pechos como racimos de la vid, el perfume de tu aliento como manzanas,
9y tu paladar como el mejor vino! Entra suavemente el vino en mi amado, como fluye por los labios de los que se duermen.
10Yo soy de mi amado, y su deseo tiende hacia mí.
11Ven, amado mío, salgamos al campo, pasemos la noche en las aldeas.
12Levantémonos temprano y vayamos a las viñas; veamos si la vid ha brotado, si se han abierto sus flores, y si han florecido los granados. Allí te entregaré mi amor.
13Las mandrágoras han exhalado su fragancia, y a nuestras puertas hay toda clase de frutas escogidas, tanto nuevas como añejas, que he guardado, amado mío, para ti.

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