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Isaías 64

Reina Valera 1995

1¡Si rasgaras los cielos y descendieras y ante tu presenciase derritieran los montes,
2como fuego abrasador de fundiciones, fuego que hace hervir las aguas! Así harías notorio tu nombrea tus enemigos y las naciones temblaríanante tu presencia.
3Cuando, haciendo cosas terribles cuales nunca hubiéramos esperado, descendiste, se derritieron los montesdelante de ti.
4Nunca nadie oyó, nunca oídos percibieron ni ojo vio un Dios fuera de ti, que hiciera algo por aquel que en él espera.
5Saliste al encuentro del que con alegríapracticaba la justicia, de quienes se acordaban de tisegún tus caminos. Pero tú te enojaste porque pecamos, porque en los pecados hemosperseverado largo tiempo. ¿Podremos acaso ser salvos?,
6pues todos nosotros somoscomo cosa impura, todas nuestras justiciascomo trapo de inmundicia. Todos nosotros caímos como las hojas y nuestras maldades nos llevaroncomo el viento.
7¡Nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para apoyarse en ti! Por eso escondiste de nosotros tu rostro y nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades.
8Ahora bien, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros somos el barro y tú el alfarero. Así que obra de tus manossomos todos nosotros.
9No te enojes sobremanera, Jehová, ni tengas perpetua memoria de la iniquidad. ¡Míranos ahora, pues pueblo tuyo somos todos nosotros!
10Tus santas ciudades están desiertas, Sión es un desierto, Jerusalén una desolación.
11La casa de nuestro santuarioy de nuestro renombre, en la cual te alabaron nuestros padres, fue consumida por el fuego. ¡Todas nuestras cosas preciosas han sido destruidas!
12¿Te quedarás quieto, Jehová,ante estas cosas? ¿Callarás y nos afligirás sobremanera?

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