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Salmos 34

La Biblia de las Américas

La protección divina

1Salmo de David cuando se fingió loco delante de Abimelec, quien lo echó, y él se fue. Bendeciré al SEÑOR en todo tiempo; continuamente estará su alabanza en mi boca.
2En el SEÑOR se gloriará mi alma; lo oirán los humildes y se regocijarán.
3Engrandeced al SEÑOR conmigo, y exaltemos a una su nombre.
4Busqué al SEÑOR, y El me respondió, y me libró de todos mis temores.
5Los que a El miraron, fueron iluminados; sus rostros jamás serán avergonzados.
6Este pobre clamó, y el SEÑOR le oyó, y lo salvó de todas sus angustias.
7El ángel del SEÑOR acampa alrededor de los que le temen, y los rescata.
8Probad y ved que el SEÑOR es bueno. ¡Cuán bienaventurado es el hombre que en El se refugia!
9Temed al SEÑOR, vosotros sus santos, pues nada les falta a aquellos que le temen.
10Los leoncillos pasan necesidad y tienen hambre, mas los que buscan al SEÑOR no carecerán de bien alguno.
11Venid, hijos, escuchadme; os enseñaré el temor del SEÑOR.
12¿Quién es el hombre que desea vida y quiere muchos días para ver el bien?
13Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño.
14Apártate del mal y haz el bien, busca la paz y síguela.
15Los ojos del SEÑOR están sobre los justos, y sus oídos atentos a su clamor.
16El rostro del SEÑOR está contra los que hacen mal, para cortar de la tierra su memoria.
17Claman los justos, y el SEÑOR los oye, y los libra de todas sus angustias.
18Cercano está el SEÑOR a los quebrantados de corazón, y salva a los abatidos de espíritu.
19Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas lo libra el SEÑOR.
20El guarda todos sus huesos; ni uno de ellos es quebrantado.
21La maldad dará muerte al impío, y los que aborrecen al justo serán condenados.
22El SEÑOR redime el alma de sus siervos; y no será condenado ninguno de los que en El se refugian.

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