Salmos 32
Reina Valera 1995
La dicha del perdón
1Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada y cubierto su pecado.2Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad y en cuyo espíritu no hay engaño.
3Mientras callé,se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día,
4porque de día y de nochese agravó sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedadesde verano. Selah
5Mi pecado te declaré y no encubrí mi iniquidad. Dije: "Confesaré mis rebelionesa Jehová", y tú perdonaste la maldad de mi pecado. Selah
6Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado; ciertamente en la inundaciónde muchas aguas no llegarán estas a él.
7Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; con cánticos de liberación me rodearás. Selah
8"Te haré entender y te enseñaréel camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos.
9No seáis como el caballo, o comoel mulo, sin entendimiento, que han de ser sujetadoscon cabestro y con freno, porque si no, no se acercan a ti".
10Muchos dolores habrá para el impío; mas al que espera en Jehová,lo rodea la misericordia.
11Alegraos en Jehová y gozaos, justos; ¡cantad con júbilo todos vosotroslos rectos de corazón!
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