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Salmos 25

La Biblia de las Américas

David implora dirección, perdón y protección

1Salmo de David. A ti, oh SEÑOR, elevo mi alma.
2Dios mío, en ti confío; no sea yo avergonzado, que no se regocijen sobre mí mis enemigos.
3Ciertamente ninguno de los que esperan en ti será avergonzado; sean avergonzados los que sin causa se rebelan.
4SEÑOR, muéstrame tus caminos, y enséñame tus sendas.
5Guíame en tu verdad y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación; en ti espero todo el día.
6Acuérdate, oh SEÑOR, de tu compasión y de tus misericordias, que son eternas.
7No te acuerdes de los pecados de mi juventud ni de mis transgresiones; acuérdate de mí conforme a tu misericordia, por tu bondad, oh SEÑOR.
8Bueno y recto es el SEÑOR; por tanto, El muestra a los pecadores el camino.
9Dirige a los humildes en la justicia, y enseña a los humildes su camino.
10Todas las sendas del SEÑOR son misericordia y verdad para aquellos que guardan su pacto y sus testimonios.
11Oh SEÑOR, por amor de tu nombre, perdona mi iniquidad, porque es grande.
12¿Quién es el hombre que teme al SEÑOR? El le instruirá en el camino que debe escoger.
13En prosperidad habitará su alma, y su descendencia poseerá la tierra.
14Los secretos del SEÑOR son para los que le temen, y El les dará a conocer su pacto.
15De continuo están mis ojos hacia el SEÑOR, porque El sacará mis pies de la red.
16Vuélvete a mí y tenme piedad, porque estoy solitario y afligido.
17Las angustias de mi corazón han aumentado; sácame de mis congojas.
18Mira mi aflicción y mis trabajos, y perdona todos mis pecados.
19Mira mis enemigos, que son muchos, y con odio violento me detestan.
20Guarda mi alma y líbrame; no sea yo avergonzado, porque en ti me refugio.
21La integridad y la rectitud me preserven, porque en ti espero.
22Oh Dios, redime a Israel de todas sus angustias.

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