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Salmos 108

La Biblia de las Américas

Petición de ayuda contra el enemigo

1Cántico. Salmo de David. Mi corazón está firme, oh Dios; cantaré, cantaré alabanzas, aun con mi alma.
2¡Despertad, arpa y lira! ¡A la aurora despertaré!
3Te alabaré entre los pueblos, SEÑOR; te cantaré alabanzas entre las naciones.
4Porque grande, por encima de los cielos, es tu misericordia; y hasta el firmamento tu verdad.
5Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios, sobre toda la tierra sea tu gloria.
6Para que sean librados tus amados, salva con tu diestra, y respóndeme.
7Dios ha hablado en su santuario: Me alegraré, repartiré a Siquem y mediré el valle de Sucot.
8Mío es Galaad, mío es Manasés, Efraín es el yelmo de mi cabeza, Judá es mi cetro.
9Moab es la vasija en que me lavo; sobre Edom arrojaré mi calzado; sobre Filistea lanzaré gritos.
10¿Quién me conducirá a la ciudad fortificada? ¿Quién me guiará hasta Edom?
11¿No eres tú, oh Dios, el que nos ha rechazado? ¿No saldrás, oh Dios, con nuestros ejércitos?
12Danos ayuda contra el adversario, pues vano es el auxilio del hombre.
13En Dios haremos proezas, y El hollará a nuestros adversarios.

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